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Los hosteleros salmantinos se han mostrado indignados por la decisión de la Junta de Castilla y León de cerrar los bares, restaurantes y cafeterías como medida de combate contra el coronavirus. Así, Daniel Hernández, del restaurante Montecarlo, situado en el paseo Carmelitas de la capital ... salmantina, considera que la decisión de la Junta supone un «mazazo para el sector» y resalta que en su restaurante, que cuenta con una plantilla de ocho personas, habían sabido adaptarse en los últimos meses a las circunstancias cuidando especialmente todos los aspectos relativos a las medidas de distanciamiento. Ante el inminente cierre, van a optar por la fórmula de distribuir comida para llevar y recoger mediante la instalación de un templete. Además, en su caso ya han estado trabajando durante todos estos últimos meses con compañías distribuidoras para llevar las comidas.
Por su parte, José Sánchez Blanco 'Morgan', que trabaja en el restaurante El Bardo en la céntrica calle Compañía, señala que «lo que más me duele en estos momentos es que se esté atacando y echando la culpa de todo a la hostelería y a los chavales, porque desde luego a un chico de 20 años no lo puedes encadenar a la pata de la cama para que no salga».En su restaurante han estado trabajando durante estos últimos meses «con solo el 10%» en ingresos. El restaurante cuenta con tres comedores y la plantilla está formada por 12 personas, de las que seis se encuentran actualmente en ERTE.
Paco Parra, de la cafetería restaurante El Ave Turuta, situada en la calle Libreros, se muestra especialmente indignado y subraya que en los bares y restaurantes, si se guarda adecuadamente la distancia social, «son el sector donde menos pueden producirse contagios, mucho menos que en los supermercados o en la sala de espera del hospital». Paco lleva trabajando 15 años en el Ave Turuta y asegura que «éste es el peor año que estamos viviendo». Reabrieron en julio y han estado trabajando con muchísimos menos clientes durante estos meses. «Esto va a suponer un trauma para mucha gente y, encima, yo creo que es una medida que no va a servir para nada... En España deberíamos fijarnos en lo que se hace en Alemania o en Francia con los bares y, mientras en España la gente se va al paro y el presidente del Gobierno se sube el sueldo».
Ese mismo sentimiento de indignación se percibe en los gimnasios de la ciudad. Verónica García, propietaria de Gimnasio Forma en la calle Álvaro Gil, critica duramente la medida y enfatiza, en contra de lo que opinan algunos, que los gimnasios son «verdaderos espacios de salud», ya que la práctica del ejercicio y el deporte físico son «un ansiolítico maravillo». Apunta en este sentido que «pedimos que no demonice a los gimnasios porque no somos espacios cerrados». Además, augura que esta medida ocasionará graves perjuicios psicológicos y psíquicos a miles de personas, usuarias de los gimnasios. «Tengo un grupo de señoras con una edad media de 70 años que vienen a mi gimnasio y no me imagino lo que va a suponer para ellas cuando les diga que no pueden venir porque tenemos que cerrar». Su gimnasio reabrió el 1 de junio y desde entonces no han tenido ni un solo contagio.
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