Un festival, con figuras dentro y fuera, pone el broche de oro al Carnaval de Ciudad Rodrigo
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Morante cortó una oreja, dos El Juli y El Capea y dos orejas y el rabo el triunfador del Bolsín, Manuel Perera, ante toros de GalacheSecciones
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Morante cortó una oreja, dos El Juli y El Capea y dos orejas y el rabo el triunfador del Bolsín, Manuel Perera, ante toros de GalacheS.G.
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Miércoles, 26 de febrero 2020, 12:19
Dos horas antes de que comenzara el festejo, la gente ya andaba de tablado en tablado preguntado por algún hueco disponible. La expectación, generada desde el mismo instante en el que se dieron a conocer los carteles allá por el mes de noviembre, era máxima ... y fueron muchas las personas que se quedaron con las ganas de ver lo que sucedió en el ruedo que se resume en que Morante de la Puebla cortó una oreja; dos El Juli y otras tantas El Capea y dos orejas y el rabo el triunfador del Bolsín, Manuel Perera, que no se dejó impresionar por las buenas actuaciones que se habían visto anteriormente en el coso.
Ahora los matices. Si hubo gente con dudas hasta el último momento con la presencia de las figuras, no menos cuestionados fueron los toros elegidos de la ganadería de Francisco Galache, pues el aficionado tiene perfectamente encasillados a los toreros con determinados encastes y ya no se cree que puedan elegir otra cosa. Motivos dan.
Los de Galache fueron nobles, con más o menos recorrido, con las hechuras propias de los Vega Villar y muy escasos de pitones.
A Morante se le vio con intención, al fin y al cabo, parece que la fiesta era suya y el que apretó desde el principio para que fuera una realidad. La nobleza del toro no fue suficiente y más pronto que tarde perdió fuelle pero el matador dejó detalles de su buen hacer que fueron reconocidos por el tendido.
El Juli trató con extrema delicadeza a su oponente tras el saludo con el capote y a penas dejó que lo picaran ni que le dieran un pase de más, había que cuidarlo. Lo hizo todo suavemente, pasando el animal mejor por la derecha que por la izquierda y fue por ese pitón por el que alargó los muletazos. Mató de una estocada caída pero suficiente para que el toro rodara con rapidez.
El toro de El Capea estuvo más tiempo en el suelo que en pie (a modo de exageración) y aunque muy justo de recorrido permitió al matador ir a más a lo largo de la lidia. La parte más soberbia fue la de la estocada, por todo lo alto.
Por último, Manuel Perera brindó su novillo a sus tres compañeros de cartel además de a Manzanares y Padilla que acudieron a ver el festejo. Toda una fiesta de aplausos y vítores. El novillo demostró bravura, como el novillero, que no dio un paso atrás ante su oponente y que dejó destellos de brillantez tanto con el capote como con la muleta.
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