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SALAMANCA
Miércoles, 27 de mayo 2020, 21:08
El fraile dominico Ramón Hernández, maestro en teología, historiador y conocedor como nadie de la Escuela de Salamanca, de talla internacional, según han comunicado desde el convento de San Esteban de Salamanca.
«Era natural de Macotera, y su amor hacia los hijos de la ... tierra macoterana le acompañó siempre. A todos los lugares donde estuvo destinado como religioso llevó siempre la mención de su tierra macoterana y el recuerdo de las personas nobles que esta villa dio a luz. Fue el embajador y panegirista de lo más noble y valioso de las tierras salmantinas», aseguran desde comunicación del convento.
«Pero lo que le granjea nuestro agradecimiento es su contribución a la historia de esta noble provincia. Es merecedor de un recuerdo de sus habitantes por su investigación y divulgación de la historia de Francisco de Vitoria, que fundamentó en datos sólidos y merece el agradecimiento de la comunidad universitaria. Todo lo que se relaciona con la historia y con los personajes célebres de la Universidad y del convento de San Esteban pasó por el tamiz de su preparación histórica y las publicaciones abundantes que a ello dedicó durante su vida docente», añaden.
«La historia del convento insigne de San Esteban en nuestra ciudad le es enormemente deudora, y será siempre una referente insoslayable en la caracterización de la ciudad salmantina. Es un monumento egregio en la historia de esta ciudad. Historió puntillosamente lo referente a la participación del convento de San Esteban en la evangelización de América, las controversias doctrinales suscitadas por el descubrimiento y las figuras destacables de este convento a través de su larga historia. Las glorias de San Esteban han tenido siempre en él un notario riguroso y encomiástico» afirman desde el convento.
Además, afirman en su adiós que «la admiración y el ejemplo de persona bondadosa y amistosa con todos los que se acercaban a él y que llevaban siempre una bella impresión. Es motivo de agradecimiento de los que hemos vivido con él o le hemos tratado como son muchas personas de esta tierra en los que siempre ha dejado una profunda huella de sencillez y afabilidad y una sonrisa perpetua que ahuyentaba toda enemistad y se hacía desear su convivencia. Es una manera de hacer cercana la tierra salmantina a todas las personas y recordar con gusto a todos los que acceden a conocer sus gentes. Y es que la acogida y fraternidad de sus ciudadanos es un valor que acrecienta la atracción de las ciudades y pueblos. A todos los sitios donde vivió llevó siempre el sello y la loa de su tierra siendo un agente turístico de su tierra natal».
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