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Eva F. Illera / Word
Salamanca
Domingo, 17 de octubre 2021, 09:56
«García Carbayo exige que devuelvan lo que es nuestro y reclama cuatro trenes entre Madrid y Salamanca», «El alcalde de Salamanca cree que el Gobierno se queda sin excusas para no recuperar las frecuencias de tren» o «García Carbayo intensifica su presión sobre Renfe ... para recuperar todos los trenes» son algunos titulares que se hacen eco desde el pasado año para hacer referencia a la lucha del Ayuntamiento de Salamanca por recuperar las frecuencias ferroviarias limitadas debido a la pandemia causada por la Covid-19. El alcalde, Carlos García Carbayo, ha alegado en varias ocasiones la importancia que tienen estos viajes para la ciudad y ha plantado cara a Renfe para solucionar el problema, pero ¿quedan en el olvido los viajes en autobús y la dificultad a la que se enfrentan salmantinos, turistas y estudiantes para usar este medio de transporte?
Marisa Martín, presidenta de la Asociación de Vecinos los Comuneros de Salamanca y de la Federación de Ciudadanos de Salamanca (FECISA), así como la presidenta en funciones de la Asociación General de Consumidores de Castilla y León, pone este asunto sobre la mesa. En concreto, Martín dirige la mirada hacia la compañía de transportes ALSA, la cual a raíz de la pandemia eliminó la atención presencial en la taquilla de la estación de autobuses y no volvió a abrirla tras la reducción de las medidas restrictivas. Para comprar el billete de autobús en la estación y evitar así el gasto añadido de la compra online, los pasajeros deben acudir a una máquina que no acepta el pago en efectivo o deben hacerlo en el propio autobús, causando retrasos en las horas de salida.
Entre los problemas que la presidenta expone por la falta de personal en la ventanilla está el completo olvido de las personas mayores, que en su mayoría no cuentan con una tarjeta de crédito para pagar directamente a través de la máquina o no tienen conocimiento de cómo hacerlo. De hecho, la propia Marisa Martín asegura haber vivido un triste episodio en el que una mujer de avanzada edad se encontraba llorando al no disponer de tarjeta de crédito para sacar un billete dirección Cáceres. Igualmente, Martín explica que cuando es posible comprar el billete al propio conductor, se forman largas colas de gente que terminan por retrasar el viaje. Sin olvidar, declara, el problema de las «vueltas» debido a que el conductor se queda sin céntimos para cobrar de manera justa a los pasajeros.
Como posible solución, en la ventanilla se ofrece un número de teléfono de contacto que comienza por 902, por lo que «es de pago y en lo que te atienden te gastas muchísimo dinero», denuncia Martín.
Este lastre afecta a estudiantes y turistas -además de a los propios salmantinos- de todo el mapa español, ya que ALSA realiza viajes tanto al sur, con destinos como Cáceres, Plasencia, Zafra, Badajoz, Sevilla y Cádiz; como al norte, con destinos como Asturias, Cantabria, País Vasco o Galicia. Además, también traslada pasajeros a otras provincias de Castilla y León.
La Asociación de Vecinos los Comuneros y FECISA han trasladado esta queja en dos ocasiones a atención al cliente de ALSA, una el 19 de julio y otra el 20 de septiembre de 2021, sin recibir respuesta alguna a la petición de atención al público de manera presencial y personalizada. Asimismo, la presidenta ha hecho llegar una carta tanto al Ayuntamiento de Salamanca como al resto de grupos políticos de la ciudad, para la que tampoco ha habido reacción ni contestación alguna.
Martín considera que son «las fuerzas vivas de la ciudad» las que «pueden hacer presión» para que vuelva la atención presencial y así evitar que las personas mayores y jóvenes, que son lo que principalmente usan este medio de transporte, tengan que enfrentarse a la dificultad que supone sacar un billete de autobús a través de una máquina, la falta de orientación por parte de un profesional en cuanto a bonos y combinaciones de viajes o el retraso en las horas de salida si se decide comprar el tiquet en el propio autobús. Por ello, pide tanto al alcalde de la ciudad como al resto de grupos que «intercedan por la ciudad, que luchen por este problema».
Otra de las quejas que Marisa Martín traslada a través de este medio es la falta de aire acondicionado y calefacción en la estación de autobuses, lo cual «da lugar al malestar de los pasajeros que esperan la hora de salida de su viaje o hacen cola para comprar su billete».
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