La decisiva declaración de los peritos: «no se observa patología psiquiátrica»

En eso ha consistido la vista de hoy. Los médicos forenses han comenzado compartiendo el examen de la autopsia en el que se ha descubierto que efectivamente, el cuerpo presentaba hasta ocho orificios compatibles con armas de fuego, -proveniente de cuatro disparos- y diversas lesiones derivadas de la caída del fallecido tras los impactos, según informa SalamancaHoy.

Tal y como aseguran los médicos forenses, la causa de la muerte, tan solo minutos después de recibir el primer impacto, son las hemorragias derivadas de los proyectiles. El primero de los disparos fue por la espalda, y los otros tres se realizaron una vez que la víctima ya estaba tendida en el suelo en una media distancia, -entre 50 cm y un metro-.

En lo que a la superviviente respecta, Belén R.H sufre aún las consecuencias de los impactos que recibió. Traumatismo craneoencefálico por arma de fuego, -la bala aún reside en la cabeza-, diversas fracturas y un trastorno mental y cognitivo. Tras 180 días de observación hospitalaria, la víctima de 53 años no ha podido recuperar su vida anterior y depende de sus progenitores tanto para su propio cuidado como el de su hijo, que tiene una discapacidad. Además, las lesiones le han provocado una incapacidad laboral y la improbabilidad de que se recupere para poder volver a estar activa.

Por último, el punto clave y decisivo es analizar el informe psicológico para determinar si, tal y como la defensa ha insistido durante las vistas anteriores, el acusado no estaba en plenas facultades cuando ocurrieron los hechos con la intención de que se rebaje la pena. Los peritos han confirmado que a través de la recuperación de los antecedentes patológicos y partes médicos del acusado, sufría un trastorno de personalidad aunque afirman que «al explorar el varón, -tres días después de los hechos-, no observa ninguna patología psiquiátrica» y tiene plena lucidez en el contexto aunque «no recuerda» el momento exacto. «No tiene explicación científica, es una ocultación de la información de manera consciente por lo que él es conocedor de la ilicitud de los hechos», determina la médico forense. Apunta, además, que «la existencia de un diagnóstico previo no tiene por qué intervenir en los hechos».

Apenas tres meses más tarde de lo sucedido, el 17 de noviembre, el individuo cambia la narrativa y reconoce que en la primera exploración había mentido. «Una persona con problemas mentales tiene una desestructuración antes, después, y durante no en momentos puntuales, entendemos que era perfectamente consciente de sus actos», insisten los peritos. «Es conocedor porque primero intenta ocultarlo y después cambia la declaración», concluyen.

Además, en cuanto al consumo de tóxicos que ha sido también utilizado por la defensa como posible atenuante, el informe de los peritos determina que el individuo «no presenta intoxicación aguda por consumo de tóxicos ni síndrome de abstinencia en el momento de la entrevista». De hecho, en esa primera exploración el acusado negó el consumo de la cocaína aunque más adelante lo reconoce. Por tanto, la conclusión de los peritos es que no hay nexo causal entre el consumo de estupefacientes y los hechos.