El continuo 'Déjà vu' del Salamanca UDS de Manuel Lovato

El club salmantino vive un momento cíclico año tras año que le condena toda las temporadas a las continuas frustraciones de sus seguidores por los altos objetivos marcados cada verano desde la directiva que luego, por la mala planificación deportiva se van diluyendo llevándose por delante a un importante número de entrenadores cada temporada.

Objetivo siempre el ascenso

Desde que el club logró el ascenso a Segunda B allá por la temporada 2017-2018, cada verano el discurso desde las altas esferas es el mismo: el ascenso al fútbol profesional, es decir, la Segunda División. Ya en 2018 nada más lograr el ascenso el propio Lovato dijo que el objetivo era el ascenso inmediato y convertir al club en Sociedad Anónima Deportiva. «Hasta que lleguemos a Primera División. Esto lo hacemos de hobby, por amor al fútbol», dijo en la Cope. Declaraciones que se han ido manteniendo con el paso de los veranos con cada fracaso deportivo. «Queremos lograr el ascenso que merece Salamanca para la 2020-21», dijo en mayo de 2020 el 'desaparecido' Ulises Zurita, nombrado presidente institucional y del que nada se ha vuelto a saber por Salamanca desde el verano. «Es la idea ser protagonistas del torneo y lograr el ascenso que merece la afición y la ciudad de Salamanca», dijo en una entrevista en El Norte de Castilla.

Esta temporada las urgencias son aún mayores por el cambio que se avecina en Segunda B para el siguiente curso con la nueva Liga PRO(Primera RFEF), ya que los tres primeros clasificados al final de la primera fase regular se garantizan como mínimo esta nueva categoría para el siguiente curso, mientras que los cuatro últimos solo podrán luchar en la segunda parte de la temporada por evitar el descenso.

Fichajes extranjeros

Otra de las constantes ha sido llenar las renovadas plantillas de fichajes llegado desde el otro lado del 'charco', especialmente mexicano pero no solo del país del propietario. La primera campaña en Segunda B, la más 'nacional', con jugadores como Galván, Chatón, Chiapas, o Tyson y otros extranjeros como Owusu, Moussa, Júnior o Alomerovic; la segunda con Galván, Jehu, Kristian, Ulises Torres, Juan Pablo, Monárrez, Andrés Sánchez, Chatón, Medina, Calderón, Zurita, Aguilar, De Lucio, Falconis...; hasta que en la presente campaña ya se ha convertido en el club de los 102 de toda la Segunda B con más extranjeros. Nada menos que 15: 7 jugadores de México (Kristian Álvarez, Luis Telles, Jorge Mora, Diego Chávez, Monárrez, Luis Martínez y Luis Madrigal), los argentinos Delorenzi y Cristian Duma, los norteamericanos Silvas y Sepúlveda, los uruguayos Lacerda y Owen Falconis, el colombiano Anderson Arroyo y el ghanés Ernest Ohemeng.

Dirección deportiva

El primer año en Segunda B Lovato confió en José María Movilla para hacer la plantilla, pero el ex del Atlético de Madrid duró 'dos días' en el club. El 9 de octubre se marchó con una incendiaria carta pública diciendo que nada más llegar ya le dieron «ganas de salir por la «desidia y la dejadez. no puedo trabajar con personas que imponen jugadores o entrenadores que no tienen nivel para jugar en esta categoría no voy a consentir que haya jugadores que desaparezcan casi un mes en una pretemporada».

La segunda campaña puso los fichajes en manos de una rebautizada Inteligencia Deportiva con el mexicano Octavio Mora, sin ninguna experiencia en España, y el salmantino Aarón Sánchez, que antes había sido ayudante técnico y que daba el salto a esta parcela. Luego entró el mexicano José Luis Trejo, que llegó para dirigir al equipo y que no pudo ejercer por su falta de titulación.

Y esta campaña ya ha recaído en manos de Mora y varios representantes 'amigos' de Lovato desde América que han sido los que han llenado la plantilla de sus jugadores.

Técnicos: continuos despidos

Con ese caldo de cultivo y la constante sombra del intervencionismo de los 'jefes' en las alineaciones del equipo (como se han quejado varios técnicos al salir del club), el trabajo de los entrenadores ha estado siempre cuestionado y a las primeras de cambios han sido despedidos o ni siquiera han debutado.

En la 2019-20 arrancó José Miguel Campos pero en la sexta jornada ya fue cortado tras una victoria, dos empates y dos derrotas. La llegada de Antonio Calderón 'calmó' a Lovato, que le aguantó hasta el final del curso, salvando la categoría en la última jornada.

El mayor despropósito en este sentido se vivió la pasada campaña con nada menos que seis entrenadores pasando por el banquillo del estadio Helmántico: José Luis Trejo, Chiquimarco, Pablo Cortés, Rafa Dueñas y Aitor Larrazábal y luego de nuevo Dueñas para acabar la temporada y eso que solo duró hasta marzo por la covid-19. Trejo sin el título ni debutó, Chiquimarco fue despedido a los dos días de aterrizar en Salamanca, el parche del charro Pablo Cortés duró unas jornadas hasta la primera 'intervención' de Rafa Dueñas -que llegó en verano como ayudante de Trejo-, el pobre paso de Aitor Larrazábal y después de nuevo Dueñas.

Y por último, y por ahora, el argentino solo ha durado 5 jornadas porque el balance de 3 puntos de 15 posibles ha sido la causa para fulminarle tras la derrota del pasado domingo en Pontevedra (2-0).

Pagos tardíos: otra constante

Es otro aspecto constante estas temporadas en Segunda B. El casi continuo retraso en el pago de las nóminas a los jugadores y resto de empleados desde la llegada de Lovato al Salamanca UDS, antes CF Salmantino. Los futbolistas han ido acumulando impagos en las nóminas hasta que, con la amenaza del descenso administrativo, el mexicano 'soltaba' el dinero a última hora para evitar que el club perdiera la categoría.