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D. BAJO / WORD
SALAMANCA
Viernes, 8 de mayo 2020
La pandemia de coronavirus y el estado de alarma lo trastocaron todo. La Universidad Pontificia de Salamanca, por ejemplo, trasladó su servicio de asistencia psicológica ... sanitaria (SAPS) a internet. Los encuentros físicos comenzaron a ser virtuales. Han pasado cinco semanas y la directora del SAPS, María Ángeles Gómez, explica cómo ha sido la experiencia.
El SAPS habilitó un canal de atención psicológica por videoconferencia para seguir tratando a sus pacientes, tanto a alumnos y personal de la Pontificia como a vecinos del resto de la ciudad. En muy pocas palabras «ha funcionado muy bien» y además ha abierto nuevas líneas de trabajo para el futuro.
María Ángeles Gómez explica que al principio, cuando se declaró el estado de alarma, prepararon cuatro sesiones de talleres para ayudar en el manejo del confinamiento. Más de un treintena de personas participaron en ellos, algo «llamativo». También habilitaron un servicio de atención urgente para personal y alumnos de la UPSA desbordados por la pandemia «y atendimos a estudiantes un poco agobiados por la incertidumbre, los exámenes, la falta de control sobre el curso, su vida...».
Según Gómez, «percibíamos que la gente sentía incertidumbre, así que optamos por un tratamiento bastante pionero, que antes era presencial, y lo adaptamos a las estrategias de crisis. Y tuvo una acogida que no esperábamos. No creíamos que tanta gente, sobre todo al principio del confinamiento, tuviera ansiedad e incertidumbre. Ahora vemos que la gente está un poco más acostumbrada al confinamiento. Ya no genera ansiedad, pero aparece la desmotivación. Poco a poco han ido dejando de hacer cosas. Estamos en una hibernación psicológica», opina.
La forma de trabajar con los pacientes, obviamente, cambió de un día para otro. Aparecieron las sesiones virtuales. La experiencia con las personas de más edad tuvo altibajos. «En algunos casos muy bien, pero en otros, con los pacientes de edad más avanzada, no se manejaban bien con entornos virtuales. Les ofrecimos hacerlo por teléfono. Nos permitió hacer un seguimiento, aunque no ver al pacientes impide tener acceso a información no verbal».
«Los pacientes universitarios, la gente joven... se mueve muy bien en entornos digitales. No hubo problemas. Mantuvimos la atención a los pacientes que teníamos antes e incluso pusimos en marcha varios grupos en el entorno virtual».
Estos grupos a los que alude son otro de los hallazgo asociados a la crisis sanitaria. El SAPS ya organizaba talleres presenciales, adoptando una «perspectiva transdiagnóstica. Se trabaja con los factores comunes a los problemas psicológicos, como baja autoestima o un perfil ansioso, y creamos un taller de ocho semanas. En el formato presencial tuvo buenos resultados. Lo trasladamos al virtual, se formó un grupo y, como funciona tan bien, haremos otros dos grupos más».
La experta cree que esta experiencia será muy útil en el futuro «Lo más importante es que hemos aprendido que podemos desarrollar herramientas en una situación de tanta dificultad. Al final nos ha obligado a crear dichas herramientas, que ahora abrirán el campo de acción a que gente que antes no podía acceder a tratamientos psicológicos desde su entorno, porque viven en un medio rural o fuera de Salamanca y no pueden desplazarse, lo hagan. Es un hallazgo muy positivo».
El servicio de asistencia psicológica sanitaria «está abierto al público». En el caso de los alumnos y trabajadores de la UPSA, además, es gratuito.
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