Ciudad Rodrigo se rinde al recuerdo de José Pinto, el hombre de la eterna sonrisa

Cercano, amable, simpático y sobre todo, una persona orgullosa de su tierra y de su gente. Ese es parte del perfil que los amigos y familiares de José Alfonso Pinto trazaron de su persona en un acto celebrado en el Teatro Nuevo Fernando Arrabal, en el que se hizo entrega a la familia del reconocimiento como Hijo adoptivo de Ciudad Rodrigo a título póstumo.

Con el aforo completo, el acto fue intercalando momentos musicales de la formación En3jazz con testimonios de personas muy cercanas a Pinto.

Así, hasta Miróbriga se trasladaron parte de sus compañeros del equipo de Los Lobos, todo un fenómeno televisivo tras su largo paso por el programa 'Boom'.

Erundino Alonso recordó «la enorme suerte» que tuvieron todos los que le conocieron «por los ratos de charla y de risa con él; es un privilegio que hemos podido vivir juntos».

A Alberto Sanfrutos le correspondió sustituir a Pinto cuando dejó el programa y como él mismo apuntó, «era un reto grandísimo porque a José no se le puede sustituir, siempre lo llevaremos en el corazón».

Manu Zapata insistió en ese «orgullo» que el ganadero de Casillas de Flores tenía por su tierra y por su gente, además de por su familia.

Entre otros, se pudo escuchar igualmente el testimonio de Julio Sánchez, el presidente de la Rondalla III Columnas, que se apoyó en un vídeo para demostrar que era uno más de ellos, «lo considerábamos como si fuera un murguista».

Muy sentidas fueron también las palabras del anterior alcalde de Ciudad Rodrigo, Juan Tomás Muñoz, pues mezcló esa parte institucional con la cercana, la de la amistad.

Muñoz relató el momento en el que le ofreció a José Pinto ser pregonero del Carnaval por ser «una de las personas que más ha hecho por esta tierra, por dignificar el mundo rural», manifestó.

Pinto, «el hombre de la eterna sonrisa», no llegó nunca a pronunciar ese pregón que tenía en la mente pues, como él mismo confirmó las horas previas, no tenía nada escrito pero «sabía perfectamente lo que quería comunicar» y «se había comprado para la ocasión traje, corbata y capa charra» para anunciar el inicio de una fiesta «que la conocía como nadie y la había disfrutado como todos». El 27 de febrero la noticia de la muerte «nos heló el corazón a todos, su muerte fue una gran putada , como dijo Jordi Hurtado».

El acto terminó con la entrega, de manos del alcalde, Marcos Iglesias, de un placa y una medalla a la familia. Además, se colocó su fotografía en uno de los pasillos del Teatro Nuevo junto a la del resto de pregoneros del Carnaval del Toro.

«José era uno de los nuestros, era, desde la humildad, el mejor de nosotros e hizo mucho por esta tierra», señaló Iglesias, «paseaba por las calles de CiudadRodrigo como si fuera su casa, asaltado por innumerables fans que querían inmortalizarse con nuestro mejor embajador».

Por otra parte, el Seminario acoge una exposición con todas sus camisetas.