El Circuito de Novilladas llega hasta Villoria

Como es bien sabido la comarca de las villas siempre tuvo renombre por sus jugadores de pelota, existiendo una pugna para ser discutidos por los habituales seguidores del noble deporte.

Los pueblos están próximos, donde el conocerse es habitual entre todos ellos. Por otra parte, haciendo el viaje a Villoria no es raro encontrar, en general, plantaciones de maizales altos pegadizos, en colores ocre-amarillentos y verdes que sirven para tamizar la luz del sol al atardecer.

Actualmente en la mencionada villa la emoción se acentúa en los toros. De tal forma, disponen de una placita guapa o quizás coqueta, donde se dan cita los aficionados y la gente torera. Y, aunque sea de tarde en tarde, llegan a su albero algún espectáculo que llama la atención. Considerando por ejemplo las ultimas novilladas del circuito novilleril de Castilla y León:

Ardua tarea, Don Juan, un aprendizaje que supongo requiere mucha paciencia y un largo proceso.

Ciertamente.

¿Ahora, tendrán algunos defectillos?

Lo sé, lo sé.

Por tanto, Juan Marciel, El Dodi e Ismael, atravesaban la arena en una tarde otoñal; así pues, el coso se llenaba con las recomendaciones explicitas de lucha contra la covid-19. ¡Ah¡, seis erales de Valrubio, tres con encaste Vega-Villar –estampados en capas– y tres coloraos de Domecq.

Entretenido el festejo, no obstante, hubo algún susto de por medio. Varios novillos de nota: tercero cuarto y sexto. Al quinto se le dio la vuelta al ruedo. Los novilleros apretando; Juan Marciel con buena actitud en todos los tercios puso pundonor y se gusto en el cuarto; oreja.

El Dodi, actuo con maestría en su primero, un animal flojo al que le corto una oreja; al quinto toreo pausado encadenando buenas series, total, dos orejas.

Ismael sufrió un par de volteretas que no fueron motivo para tener una actuación variada y alegre. Compartió banderillas con Marciel, un buen detalle de ambos que fue premiado por el público. En su primero se llevo las dos orejas y en su segundo ante un buen ejemplar, la espada le jugo una mala pasada para reunir las mínimas condiciones para doblar el triunfo. Sucedieron quites que crearon la cultura de la competencia.