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Sven, Pizca y Coco, tres de los animales que viven en el refugio de ASPAP. ASPAP

Ojo con la carta a los Reyes Magos

Las asociaciones de defensa de los animales insisten en que no se regalen mascotas por capricho durante estas fiestas, porque dos de cada tres acabarán abandonadas

D. B. P. / WORD

Domingo, 3 de enero 2021, 11:52

Queridos Reyes Magos: si los niños de Salamanca les han pedido una mascota, piensen bien lo que van a hacer, porque las asociaciones en defensa de los animales están cansadas de repetir que los cachorros no son objetos.

La escena se repite cada año. La mañana del seis de enero todo son alegrías con el perro o el gato, pero en cuanto empiezan a crecer y hay que atender sus necesidades y educarles, la cosa cambia. El animalito empieza a ser una molestia y tarde o temprano alguien exigirá que lo pongan en la calle, abandonado a su suerte.

La presidenta de la Asociación Salmantina Protectora de Animales y Plantas (ASPAP), Fredes Barbero, lamenta que «cada año» vivan la misma situación. «No tenemos nada que celebrar. La experiencia nos dice que se siguen regalando animales y que la gente lo sigue viendo como una buena idea. Es algo arraigado. Los padres dicen que ven a los niños lo bastante responsables para cuidar animales, pero si no lo son para cuidarse a sí mismos, ¿cómo lo van a ser para otros?».

Los datos son para echarse a temblar. «Miles de niños los piden y miles de padres les dan el capricho, pero sólo uno de cada tres animales que se compran de forma compulsiva, en tiendas o a particulares, se quedan en un hogar. El resto, no. Y de éstos, la mitad vivirá en la calle y la otra mitad irá a parar a manos de un tercero o de mano en mano, sin ninguna responsabilidad. Y los gatos en las calles se multiplican. Es algo demencial, muy triste y muy cruel», lamenta.

Barbero cree que la clave para acabar con esta crónica de un desastre anunciado es la educación. «Los niños no pueden ver a los animales como un regalo o un objeto, sino como un compañero. No son un capricho del que después puedan desentenderse, porque no es así. El animal es un compañero de vida y no un regalo. Es uno más de la familia».

También recomienda a las familias que tengan en cuenta factores como la economía, porque los animales acarrean un gasto en vacunas, alimentos... y los deseos reales de tener mascota. «Que sea por consenso y no por capricho, porque al final dejará de ser interesante. Si es un regalo, la ilusión se pasará, pero si es un compañero, será para toda la vida», de ahí que insista en el mensaje de «educación, respeto y compañerismo. Los niños lo aprenden rápido, pero hay que explicárselo. Si no pueden tenerlo en el momento, se les explica que no se pueden tener todos los caprichos». Lamentablemente, «parece que las familias quieren probar y luego decidir. Esa mentalidad de perro-objeto es la que hay que eliminar. Parece mentira que aún hablemos de ello, para satisfacer caprichos del momento. No se puede probar y decidir. La decisión debe estar tomada antes. Si hay un problema ya se resolverá, pero no se puede comprar de forma impulsiva, porque si sale mal lo pagará el animal, que no ha elegido irse con nadie».

Una pareja de gatos en adopción descansan en el refugio de la protectora. ASPAP

Hasta que la educación y la concienciación obren el milagro, las asociaciones seguirán asumiendo casos de abandonos por puro capricho. «A los pocos días de Papá Noel y Reyes ya recibimos llamadas. A los dos días de Nochebuena, el pasado 27 de diciembre, ya teníamos una llamada de gente que no podía atender a un cachorro. Hay madres paridoras que sólo las tienen para que tengan camadas, animales que se traen de fuera de Europa con cepas de enfermedades... hay una crueldad tremenda».

Fredes Barbero cita el caso expreso de los gatos, que «se abandonan más porque tienen camadas descontroladas. Las esterilizaciones cuestan dinero. Es muy fácil adquirir un gato y por eso se abandonan más. Se dejan en la calle o en una colonia de gatos y eso es una canallada porque esos animales lo van a a pasar muy mal. Si tienen suerte les encontrará alguien y les sacará de ahí».

Evolución

La asociación ASPAP cuida actualmente de unos 80 animales entre perros y gatos, después de un año tan heterodoxo como 2020. Barbero explica que el año pasado «bajaron mucho los abandonos de perro, pero también aumentaron los de gatos, igual que también crecieron las adopciones de gatos. Vivimos en los extremos». Su hipótesis es que mucha gente no pudo irse de vacaciones por los motivos que todos conocemos «y eso marcó punto de inflexión. Como no se fueron de vacaciones, los animales ya no les molestaban. Ya no tenían el problema de qué hacer con ellos. Puede que incluso creciese el vínculo hacia ellos».

La pandemia también afectó a las asociaciones. 2020 «fue un año duro». Durante los meses de confinamiento recibieron pases para poder desplazarse de forma individual para alimentar a los animales y dar de comer a las colonias callejeras de gatos. El Ayuntamiento también emitió salvoconductos para facilitarles la tarea. «Había miedo. No sabíamos qué pasaría con ellos, pero nos consideraron una actividad esencial en una época tan dura y con todo cerrado». Precisamente por esto, Barbero no entiende por qué la legislación «no apoya lo que debería apoyar» y por qué no se aplican castigos «de forma justa» contra el maltrato de los animales.

q Un pequeño gato abandonado juega con una manta. ASPAP

Sin embargo, parece que algo se mueve. El Código Penal, ya incluye un anexo que tipifica como delito el abandono de animales . Y el Gobierno está elaborando un borrador «muy ambicioso» para «endurecer las leyes», en la línea de otros países europeos.

«Lo esperamos como agua de mayo, porque con las leyes regionales y las ordenanzas municipales podemos esperar sentados». Cita el ejemplo de la ordenanza salmantina, que aún contempla sanciones en pesetas y que prohibe dar de comer a los animales callejeros «pero por otro lado nos permitieron alimentarlos durante el confinamiento porque el Gobierno lo consideró una actividad esencial y porque son seres vivos. La ordenanza está anticuada. En el siglo XXI no debería poder ser así. Hay que adecuarla al bienestar animal porque la gente lo pide»

El año pasado, para colmo, «no tuvimos ningún evento, ni el concierto de primavera del conservatorio, ni el fin de semana solidario de recogida de alimentos... en 2021 haremos lo que podamos. No se puede hablar de un futuro. Ojalá volvamos a la normalidad y a estar igual que antes, y con más eventos si es posible, con los padrinos y madrinas y con quienes nos apoyan», concluye Barbero.

Queridos Reyes Magos, piénsenlo dos veces y consúltenlo con la almohada.

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