Bendición de campos y de bizcochos por San Miguel en Monforte de la Sierra

Poco a poco los pueblos van saliendo del letargo del confinamiento y las restricciones por la pandemia del coronavirus y celebrando algunas de sus tradiciones, animados por el aumento de vacunaciones en las últimas semanas, aunque éstas tengan que celebrarse con todas las medidas de seguridad y obliguen a realizar cambios a las costumbres de siempre.

Así, Monforte de la Sierra celebró ayer la festividad de su patrón, San Miguel Arcángel, y lo hizo con una celebración eucarística, con aforo limitado, en la que no faltaron los sones del tamborilero Ramón Rodríguez Barés y tras la cual llegó la procesión, que este año cambiaba recorrido y forma de proceder.

En lugar de ir hasta las eras, fue alrededor de la iglesia, parando en el altar que hay en uno de los laterales del templo; donde se colocó la imagen del arcángel y el párroco, Noé Alejandro Liñán Córdova, llevó a cabo la bendición de los campos y también de los bizcochos que posteriormente se repartieron a partes iguales.

Tras la bendición tuvo lugar, en el mismo lugar, el ofertorio, cuya recaudación se destinará -como explicó el párroco al finalizar la misa- a la restauración de la talla del patrón, «un empeño que tenemos desde la parroquia y desde el Ayuntamiento por ser el patrón y un símbolo del patrimonio espiritual religioso de Monforte de la Sierra», como indicó.

A continuación, y mientras que el tamborilero amenizaba el momento, tres personas -provistas de guantes- fueron colocando los bizcochos en bolsas, tocando a tres por persona, que fueron entregados a todos los asistentes, en lugar de realizar un convite como en los años anteriores a la pandemia.

No obstante, hay que recordar que antiguamente también se iban entregando los bizcochos uno a uno a cada asistente, que llevaban sus propias bolsas, entregándoles a todos el mismo número. Un acto que se llevaba a cabo en las Eras, hasta donde se iba en procesión.