Basas. La gran persona, el tipo simpático, el chaval sonriente, el salmantino por todos los poros. Así definen a Ángel Basas, fisioterapeuta de la Federación Española de Atletismo y miembro de una familia de Salamanca tan conocida como querida, quienes lo conocieron, quienes aprendieron con ... él, los que rieron, los que se divirtieron con Basas, como lo llamaban los más cercanos.
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Muchas lágrimas, sentimientos de tristeza, ahogo, amigos que no volverán a verlo, compañeros de profesión que no aprenderán con él...., o socios de Unionistas que no estarán junto Carlos, que era socio fundador del club, en el Reina Sofía, informa SalamancaHoy.
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Ángel Basas, de 55 años, falleció hoy, junto a su hijo Carlos, de 24, en un accidente de tráfico ocurrido en Nueva Zelanda. Los dos disfrutaban de unos días de vacaciones, juntos, unidos no solo por su relación, sino por su profesión. El primero ya había demostrado su profesionalidad, el segundo, el más joven de los Basas, comenzaba a mostrar un gran futuro como fisioterapeuta.
Carlos había acabado la carrera de Fisioterapeuta en Madrid y se había trasladado a Australia como voluntario para participar junto con su padre con el equipo español en el Mundial de Cross, que se disputó el 18 de febrero en Bathurst y habían decidido quedarse unos días en las islas oceánicas para disfrutar juntos. Al final, un fatídico accidente de tráfico acabó con una carrera y con una proyección. Y llenó de lágrimas y pesares la familia atlética internacional.
En Madrid se quedaron sus otros dos hijos y Mayte, su mujer, otra salmantina de corazón y sentimiento, de un pueblo de la comarca de Ledesma, y licenciada en Trabajo Social por la Universidad de Salamanca.
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«Era un tipo supergeneroso e inquieto», relata un viejo amigo de Ángel, con el que ha recorrido parte de su carrera profesional, con el que ha vivido grandes momentos. Roto por el dolor, insiste una y otra vez que prefiere no dar su nombre porque, en estos momentos, el verdadero protagonista es Basas y su hijo Carlos, que «cualquier homenaje que se le haga será poco para lo que se merece».
Ander Mirambell, el primer olímpico español en skeleton, ha dicho de Ángel, a través de las redes sociales: «Devastador enterarme de la muerte de Ángel Basas y su hijo Carlos!! Un abrazo a sus hijos Daniel y Javier, pilotos de skeleton y a su madre. ¡Mucha fuerza en un momento tan trágico! ¡Ángel es y será una leyenda del deporte español! Un abrazo a la familia».
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Ángel Basas era el responsable de Fisioterapia de la Federación Española de Atletismo y estuvo unido, durante ocho Juegos Olímpicos, a los servicios médicos del equipo olímpico español y a la Comisión Científico Médica, por lo que guardaba una larga relación con el Comité Olímpico Español (COE). Y su hijo Carlos también trabajó con el equipo español de atletismo en el Festival Olímpico de la Juventud del pasado verano.
«Deja una huella enorme en el mundo del atletismo», afirma otro amigo de Ángel, quien recuerda que han sido muchos, y grandes, los atletas que han pasado por sus manos. Entre ellos el salmantino Antonio Sánchez, quien compartió con Ángel Basas años y batallas, risas y buen humor, charlas y cafés con el atletismo, y la vida, sobre la mesa. Antonio Sánchez es el director deportivo de la Federación Española de Atletismo y, como Ángel, un salmantino, y bejarano, que presume de sus orígenes.
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De hecho, cuentan los salmantinos de Madrid, los que de vez en cuando coincidían en torno al atletismo, que era Ángel el que hacía todo lo posible para «conseguir una foto de todos juntos y el que se encargaba de repartirla por whastapp».
Su salmantinismo lo demostraba en vacaciones o cada fin de semana que venía a Salamanca o al pueblo de su mujer, Mayte. Recorrían las calles de la ciudad o del pueblo. Saludaba, y siempre con una sonrisa en la boca. «Era difícil no dar un paso sin que no saludara a alguien», recuerdan de este fisioterapeuta que no continuó con la tradición familiar del tratamiento de los pies. Pero eligió un camino por el que siempre será reconocido, fisioterapeuta deportivo. «Y de los buenos», afirma un compañero de profesión.
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Ese era Basas, Ángel. Miembro de una familia de podólogos salmantinos, con raigambre en Salamanca. Su padre Antonio inició la andadura de la clínica podológica de Salamanca, que la encumbró y sus hermano Berna -Bernardino-, Antonio y Carmen siguieron los pasos y la llevaron a grandes éxitos.
Así son los Basas. Bondad, sencillez, simpatía. Y así continuaban Ángel y Carlos. Y así se les recordará, con sus sonrisas, con su profesionalidad, con su seriedad. Y por su grandeza como personas.
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