D. BAJO / WORD
SLAMANCA
Viernes, 17 de abril 2020, 11:47
El barrio del Oeste es una 'rara avis' en Salamanca. Es un 'pueblo' aparte dentro de la ciudad, con un robusto tejido vecinal y asociativo además de sus actividades culturales y su famosa Galería Urbana.
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La asociación vecinal ZOES es el motor que mueve al ... barrio. Su presidenta, Inma Cid, explica cómo han afrontado el mes de pandemia en un distrito con fama de amable con sus residentes.
Cid aclara que «todas las actividades habituales con presencia física se han interrumpido y la sede social está cerrada, como no podía ser de otra manera. Estamos adaptándonos a la realidad y tratando de dar alguna respuesta a las necesidades que surgen en el barrio del Oeste, igual que en el resto» de zonas de la capital salmantina.
Coronavirus en Salamanca
ROSA M. GARCÍA / WORD
Cuando se impuso el estado de alerta y se decretaron las limitaciones a la movilidad aparecieron grupos de ayuda por toda Salamanca. Espontáneamente, los vecinos comenzaron a contactar entre ellos y formaron redes de apoyo para comprar víveres y medicamentos para las personas mayores, de forma que no tuvieran que salir para nada de sus viviendas.
ZOES aprovechó su experiencia en la gestión vecinal y se fijó en los residentes de más edad, en quienes viven solos e incluso en quienes viven acompañados pero no deberían salir de casa. Creó una red de voluntarios que se ocupa de adquirir fármacos y productos básicos de alimentación e higiene para dichos residentes. Según Cid, comenzaron a trabajar en esta idea «desde el primer momento» de la crisis, cuando surgieron los rumores sobre la limitación de movimientos por la pandemia.
La agrupación vecinal 'reclutó' a unos 60 voluntarios. «Eran muchos», aclara Cid. A día de hoy colaboran 22. ZOES difundió la idea por el barrio y esperó a ver quiénes estaban interesados en recibir ayuda. «La mayoría de los que contactaron con nosotros eran hijos de esas personas mayores o vulnerables confinadas en sus casas. Los hijos viven fuera, no pueden hacer nada y estaban preocupados por esta circunstancia». Se enteraron por las redes sociales de la existencia de esta red de ayuda vecinal y telefonearon a la asociación.
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Después de un mes de confinamiento, la maquinaria está más que afinada. La presidenta de ZOES explica que «tenemos una ficha de cada caso que atendemos, con los datos básicos. Ellos nos llaman por teléfono, o les llamamos nosotros, para que una vez a la semana los voluntarios hagan la compra. Los mayores hacen la lista de lo que necesita para pasar toda la semana. Nos envían esa lista, el voluntario la recibe, compra y les llama por teléfono para decirles el importe. Los mayores preparan el dinero y lo colocan junto a la puerta. Los voluntarios les dejan la compra. Nunca hay contacto directo y seguimos todas las indicaciones sanitarias. Y los mayores están encantados y muy agradecidos. Muchos nunca se han sentido servidos por nadie y que alguien haga esto porque sí es algo que valoran. En la mayoría de los casos no los conocemos en persona, pero cuando acabe todo esto vamos a celebrarlo juntos», afirma.
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Una veintena de familias se benefician de esta red de voluntarios. «Los mayores son una parte esencial del barrio. Y 20 familias son bastantes».
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Además «estamos difundiendo la información de qué comercios venden a domicilio. Muchas gente nos preguntó si conocíamos carnicerías o pescaderías que sirviesen en casa y hemos publicado una lista con todos. Muchas personas, aunque estén en condiciones de salir, quieren evitarlo».
La pandemia también ha trastocado la agenda cultural del Oeste. La nueva edición de la Galería Urbana, que debía celebrarse del 23 al 25 de abril, ha quedado aplazada «para cuando sea posible. Sería muy aventurado poner una fecha. No se puede jugar con las personas. Muchos artistas tienen que trasladarse desde fuera de Salamanca y sería un trastorno para ellos. Cuando haya fechas garantizadas les avisaremos de inmediato, con toda la antelación posible», asegura la presidenta de ZOES.
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En cuanto al resto de eventos culturales cotidianos, han pasado del terreno físico al virtual. Algunas propuestas, como las clases de corte y confección, se han suspendido, pero la mayoría aprovechan las nuevas tecnologías y siguen adelante. «Tenemos varios grupos de 'whatsapp' y desde ahí nos organizamos. En el grupo de historia del arte envían imágenes y explicaciones sobre ellas; los de fotografía tienen talleres virtuales con la aplicación 'zoom', los de pilates tiene clases tres veces a la semana por 'instagram', los de inglés para viajes trabajan por 'whatsapp', los de historia de Salamanca comparten imágenes...». Incluso los profesores de cocina 'suben' vídeos con las recetas de la semana
«Siempre se ha dicho que las ventajas de las agrupaciones de vecinos sobre la administración es que estamos a pie de la realidad» comenta Cid, que insiste en que «el capital humano que coopera en todas las áreas teje un entramado que hace que cosas sean más sostenibles. Eso y la ilusión que tenemos».
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