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La historia de la Asociación de Mujeres 'Damajuanas' se podría escribir como un auténtico cuento de Navidad. 'Érase una vez un grupo de mujeres salmantinas que llevaron la ilusión de la Navidad a las calles de su pueblo, pero también a muchas vecinas'.
En concreto, ... estas Damajuanas se asientan en Fuenteguinaldo y detrás del árbol de Navidad que han elaborado con 1.000 envases de leche reciclados, se encuentran las historias de un colectivo que comenzó a funcionar hace un año con ocho mujeres y que pasados los meses ha conseguido implicar a 64 vecinas.
«Tenemos un pequeño taller donde cada tarde nos juntamos para hacer manualidades, todo reciclado, y este año decidimos hacer un árbol con envases de leche, con cedés de música reciclados con servilletas con motivos navideños y muñecos y pinos de ganchillo», explica Pilar Duque, en representación del colectivo.
Confiesa que «no es el árbol de nuestros sueños, pero es un árbol que tiene una historia preciosa, una historia de entrega, amor y cariño de las mujeres de Fuenteguinaldo que han querido trabajar lo mejor que han podido y han sabido».
Pero a pesar de las buenas intenciones, a su árbol le faltaba la luz y «decidimos buscar a alguien que nos ayudara sin pensar en esto; envié un correo a Iberdrola y a los pocos días nos dijeron que había sido aceptada nuestra solicitud y que nos iban a apoyar con las luces y 15 días después aquí estamos, ha ido todo rodado porque solo hemos encontrado amabilidad».
Desde la compañía añaden que se ha querido «homenajear al mundo rural» a través de una iniciativa «original» en la que se ha conseguido aunar lo impactante del árbol de tres metros y el aspecto sostenible.
Pero este árbol va mucho más allá. Es una herramienta para cumplir el objetivo principal de las Damajuanas: «Sacar a todas esas mujeres que están solas en sus casas, que no tienen nada que hacer y ahora tienen un poco de vida, están animadas y por ellas tenemos que seguir luchando».
La enfermera de la localidad, María José Calderero, coincide en que más allá de la labor cultural y de entretenimiento, la asociaciación está desempeñando una importante labor social. «Detrás de cada botella del árbol hay algo, hay historias que hablan de soledad, de ansiedad y muchas más cosas, y eso es lo fundamental, la solidaridad tan grande de la gente, es un hilo que va tirando entre gente que estaba muy sola en sus casas y están felices».
Con una población que supera ligeramente los 600 habitantes, Pilar comenta que son un claro ejemplo de la «España vaciada» en la que muchas féminas están viudas o solas y «han encontrado en la asociación ese punto de apoyo». Incluso a aquellas que no acuden al local del colectivo las llevan material a casa para que trabajen.
Se muestran tremendamente satisfechas de la repercusión que ha tenido su árbol, en la que no ha faltado el ritual del encendido, las canciones de la agrupación local o el chocolate con churros para combatir una tarde pasada por agua.
«Hemos hecho muchas cosas en un año, nadie nos ayuda y nos hace falta para poder seguir», comenta Carmen Alaejos, otra de las socias. «Estamos en una casa vieja del Ayuntamiento, allí hemos montado el taller, pero no sabemos cuánto nos durará porque la van a hacer nueva». De cualquier modo, no pierden la esperanza y no descartan que «los ángeles» que han aparecido en su camino, sigan pensando en ellas.
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