
d. b. p. / word
Martes, 13 de marzo 2018, 12:35
El catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona y expresidente del Círculo de Economía, Antón Costas, señaló esta mañana en el Foro Económico de El Norte de Castilla que la austeridad como política macroeconómica es «una barbaridad digna de juzgado de guardia en un momento donde el sector privado está deprimido y anoréxico». La tónica impuesta en 2010 «no fue una buena política» porque, al cortar todas las ayudas públicas, frenó la recuperación de la economía, ya que el sector privado no era capaz de sostenarla por sí solo. El encuentro tuvo lugar en el hotel IBB Recoletos Coco, patrocinado por CGB Nuevas Tecnologías, Laboral Kutxa, Enusa y Global Exchange.
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Durante su intervención bajo el título 'El final del desconcierto. Cinco propuestas para reconciliar economía con progreso social', Costas alertó sobre las «alteraciones» sociales y políticas en una época en la que la economía funciona «sorprendentemente bien». Según Costas, la sociedad occidental ha visto cómo se rompía el «contrato social» nacido tras la II Guerra Mundial, por el que el progreso económico conllevaba mejoras sociales y ese «malhumor, ira, resentimiento y hostilidad se manifiesta desde el año 2013 en cada una de las elecciones que se producen en nuestro país y los del entorno». Una situación que Costas ejemplificó con el independentismo catalán, que «se ha orientado hacia el populismo, un tipo de autoritarismo que, saliendo de unas elecciones democráticas, adopta políticas contrarias al Estado de Derecho».
El economista añade que «no puede haber sociedad sin ese contrato social» y aboga por rebajar las desigualdades que han causado esta situación de ruptura mejorando la eficiencia, replanteándose la austeridad como política macroeconómica y facilitando la competitividad. «La competitividad basada en los salarios es mala; la basada en la productividad es buena para todos». El problema, a su juicio, es que las empresas españolas son «demasiado pequeñas» para mejorar su productividad y que su modelo de gestión es «malo, basado en el ordeno y mando». Y en cuanto a los salarios, afirma que España «tiene el mayor excedente bruto empresarial» de Europa y que «hay margen» para aplicarlo e incrementar los salarios.
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