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ÁLEX LÓPEZ
La alegoría de la lagartija y Godzilla y el «si no me seguís me voy» de Íñiguez a sus jugadoras tras ganar Avenida
BALONCESTO - Liga Femenina Endesa

La alegoría de la lagartija y Godzilla y el «si no me seguís me voy» de Íñiguez a sus jugadoras tras ganar Avenida

El técnico vitoriano expresó que «quizá necesiten otro tipo de entrenador que les diga que lo hacen todo muy bien y que es todo maravilloso, pero yo tengo que pelear para hacerlas mejores, por alcanzar cada una sus límites»

Juanjo González

Salamanca

Domingo, 24 de octubre 2021, 13:05

El entrenador del CB Avenida, Roberto Íñiguez, volvió a dar públicamente este sábado otro toque de atención a su plantilla este sábado tras ganar con apuros al Casademont Zaragoza. No es la primera vez que lo hace en este inicio de temporada. Dicen que el que avisa no es traidor y el vitoriano tiró de una anécdota personal en su comparecencia: «Os voy a contar una historia», comenzó diciendo Íñiguez, que siguió su alocución así: «Cuando mi hijo empezaba en el fútbol profesional con 17-18 años y era un pardillo -ahora milita en el filial del Villarreal- yo hablaba cada día con él porque estaba estresado y le superaba todo. Hablaba casi todos los días con él, de su relación con entrenador... de encontrar un poco ayuda, que se centrase en jugar que en otras cosas y no en pensamientos negativos. En una charla que tuve con él me decía que se sentía como que el entrenador le había cortado las alas, que le había cambiado de posición, que no se encontraba bien... Todo eran quejas y problemas, que ya no le gustaba jugar al fútbol. Ese día se me ocurrió la gracia de decirle cambia de animal. ¿Qué tal una lagartija?, le dije por teléfono porque yo estaba en Rusia. Las lagartijas, cada vez que sienten que les cortan la cola, les sale de nuevo y se dice que más fuerte», comenzó relatando el técnico de Avenida.

Íñiguez siguió contando ante la prensa que «pasaron tres semanas. Le puse un 'was' porque estaba preocupado, no me comentaba nada. Le pregunté que qué tal y me dijo que no me preocupase porque era Godzilla...».

Y en ese instante llevó la alegoría a la situación de su Avenida: «Hemos empezado como una lagartija, todo por hacer, con diferentes mentalidades e ideas de baloncesto en el equipo, formas de recuperarse de los esfuerzo. Y ahora tenemos que preguntarnos si queremos ser una lagartija o el pájaro al que cortan las alas, dejarnos de excusas, de que si los árbitros, que si nos pitan mal... yo el primero, o si queremos ser Godzilla. Pero para serlo hay que pagar un precio. Entrenar cuanto no te apetece, tener resiliencia... y entender que el talento mental es más importante que el técnico, el físico y el táctico. Sin talento mental no existen los otros. Lo he experimentado con muchas jugadoras: lo primero que les he cambiado es el talento mental y luego ha venido lo otro. Hay entrenadores que no trabajan el talento mental y hay jugadoras que no llegan a donde tienen que llegar. En este punto estamos: si queremos llamar a la puerta fuerte o si queremos asomarnos».

Así, Roberto Íñiguez siguió analizando y diciendo tras la apurada victoria ante Zaragoza que «si hubiéramos jugado ante un buen rival de Euroliga o ante Valencia o Girona, nos sacan de la pista. Con todo el respeto para Zaragoza que ha jugado muy bien, con más energía, pasión, concentración y dureza».

El vitoriano volvió a ser sincero y reveló que «le he dicho a las jugadoras en el vestuario que si no me seguís, me voy. No pasa nada. Quizá necesiten otro tipo de entrenador, alguien que les diga que lo hacen todo muy bien y que es todo maravilloso. Pero yo tengo que pelear para hacerlas mejores, por ser más duras, por alcanzar cada una sus límites. Pero si no me siguen, con todos mis errores, me voy. Se lo he dicho. Y lo hago. Ellas deciden». «Si una jugadora no puede jugar a un nivel de concentración, mentalidad, intensidad el miércoles en Italia y este sábado en Salamanca es que no pueden estar aquí, no es una jugadora para este equipo ahora mismo. Tienen que asumir muchas cosas ellas. Y nosotros empujarlas al límite, darles cariño cuando toca pero exigirles también, porque esto es CB Avenida. Ellas no juegan aquí por lo que pone detrás de la camiseta como en otros equipos, juegan por el escudo o por la afición que ha estado de '10'... En ningún sitio les han aplaudido como aquí jugando como ante Zaragoza, en ninguno de España. Lo normal es que nos silben. La gente paga por ver a estas jugadoras y a mí no me gusta nada jugar un partido así. Así que somos la lagartija o el pájaro que no vuela o nos puede venir bien para saber dónde vamos».

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