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Urbano Chamorro, el alcalde del pequeño pueblo de Agallas. El Norte

Agallas: «Sin piscina este es un pueblo muerto»

Un agosto diferente ·

Urbano Chamorro, alcalde de la localidad salmantina, ha honrado el nombre del pueblo con la valentía de abrir la imprescindible instalación de ocio

Jaime Rojas

Valladolid

Martes, 4 de agosto 2020, 10:24

Agallas, una pequeña localidad salmantina de apenas un centenar y medio de habitantes, ha honrado su nombre al tener la valentía de abrir su piscina. La falta de casos de coronavirus y la bastante improbable aglomeración de gente han dejado un recoveco a los vecinos y visitantes estivales para poder abrazar cierta normalidad en este verano tan singular.

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Su alcalde, Urbano Chamorro, profesional en el servicio de medio ambiente en Burgos, lo ha decidido junto a sus ediles «porque es un riesgo que corremos, pero sin piscina este es un pueblo muerto». «Se ha reducido el aforo y la gente es responsable», explica para añadir que «se han respetado todos los protocolos y permisos de las autoridades sanitarias que nos indicaron en Ciudad Rodrigo».

Para que esta alegría en forma de chapuzones haya llegado a Agallas desde primeros de julio, ha contribuido mucho la ausencia del virus en la pequeña comunidad. «Todo ha sido muy duro y tuvimos que adoptar medidas que no eran agradables, sobre todo el aislamiento de la residencia municipal», cuenta para destacar que «empezamos pronto a tomarlas, antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma, con la eliminación de las visitas». «Creo que eso fue un acierto –señala– y que también tuvimos un poco de suerte en que no hubiera contagios».

Fortuna con que el virus pasara de largo, tino al tomar medidas anticipadas y ahora decisión para abrir la piscina. «Es gratuita como siempre ha sido y está en el lecho del río, en un lugar bonito, entre robles y rebollos», describe Urbano que descarta que la gratuidad genere masificación. «Los pueblos de alrededor también abren por lo que el efecto llamada no se produce y solo nos preocupamos por el respeto al protocolo y que haya responsabilidad entre los usuarios, para lo que somos aún más rigurosos con las normas que en otras ocasiones», asegura.

El regidor echa de menos «la alegría de la gente, con los encuentros un poco fríos» por la falta de abrazos

Agallas vive, como los cientos de municipios pequeños de la comunidad, una cierta explosión demográfica en la temporada veraniega. «Se triplica la población y vienen muchos que se marcharon a trabajar al País Vasco, a Cataluña y a países extranjeros porque aquí poseen sus raíces y disfrutan de la familia», afirma Urbano, que espera que se ocupen todas las casas a lo largo del verano, como en años anteriores. Lo que no podrán vivir son las fiestas, «canceladas, pero trataremos de buscar eventos para entretener a la gente, sobre todo, actividades infantiles».

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La piscina de Agallas.

Urbano echa de menos «la alegría de la gente, los encuentros en la plaza, que son un poco fríos, porque ves a un amigo y todo se queda en una mirada lejana o un saludo con el codo y nosotros somos más de abrazos, de cercanía e intensidad», describe con pesar. Él empezó a acudir al pueblo los fines de semana a finales del mes de junio, cuando se pudo viajar. «Llevaba meses sin ir y era el concejal que vive aquí el que llevaba la gestión del Ayuntamiento, con ayuda del secretario y la gente lo ha aceptado bien», afirma.

Más hechos

Para Urbano, la vida en el pueblo es ahora más importante que nunca después de lo sucedido «y buscamos salir de la ciudad y más en este verano tan raro». Que ese deseo se haga realidad en algunos que decidan quedarse a teletrabajar no lo ve fácil el alcalde de Agallas, que lanza un «ojalá se quede la gente» para a continuación darse un baño de realismo «porque aquí los servicios son limitados». «La pedanía que tenemos –reivindica– no cuenta con cobertura móvil y así no se puede combatir la despoblación; hay que poner medios y dejarse de tanto mítin político cada vez que sale el tema».

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Mientras las palabras de los políticos se convierten en hechos, algo complicado, Agallas se conforma con estar viviendo este verano diferente en la piscina a la espera de que el virus vuelva a pasar de largo, si rebrota.

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