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DANIEL BAJO / WORD
SALAMANCA
Domingo, 20 de mayo 2018, 11:38
La Real Academia de la Historia (RAH) acaba de culminar una tarea monumental. Hace un par de semanas, el Rey Felipe VI acudió a la presentación del Diccionario Biográfico Electrónico (DBE), un proyecto digno de los trabajos de Hércules en el que la Academia ha ... condensado la vida y milagros de más de 45.000 españoles a lo largo de los últimos 2.500 años. Según recoge la RAH en su web, el diccionario tiene «ámbito geográfico mundial, con especial atención a todos los territorios que, además de la Península, formaron parte de la Administración española», recoge 2.000 ámbitos de actividad, ha contado con la colaboración de 4.000 autores, españoles y extranjeros y el apoyo de 500 instituciones científicas nacionales e internacionales. En palabras del Rey durante la presentación del diccionario, éste «viene a marcar un hito tanto académico como tecnológico en el ámbito de la divulgación de nuestra historia».
Además de agradecer la labor de los miles de expertos y de los patrocinadores, el Rey se mostró convencido «de que, a partir de hoy, este Diccionario se convertirá en una obra de referencia, en una herramienta de trabajo imprescindible para investigadores, profesores, escritores y científicos pero, también, en una fuente de consulta permanente para estudiantes y para todo aquél que sienta la curiosidad de saber y conocer más de nuestra historia».
Y aunque Salamanca es una ciudad y una provincia de andar por casa en términos de población y peso económico, también ha dejado su granito de arena en la historia de España y del mundo y se ha ganado un hueco en el citado diccionario.
La lista de salmantinos incluidos en el Diccionario Biográfico Electrónico asciende a 447. El primero, cronológicamente hablando, es el rey Alfonso XI, nacido en 1311. El último, fallecido el pasado 22 de febrero, el escultor Venancio Blanco. Entre ambos, siete siglos de personajes notables que destacaron lo suficiente como para hacerse merecedores de una entrada en el diccionario.
Desde la Real Academia de Historia explican que esta recopilación «no tiene cuotas» de ningún tipo, ni por provincias ni por sexos ni por las profesiones de los biografiados. Si están incluidos es porque tuvieron un «peso específico» en la historia.
En el caso de Salamanca hay de todo un poco. Entre los 447 personajes ilustres aparecen reyes como el citado Alfonso XI(de hecho, es el único rey), militares y conquistadores bien conocidos por todos (Francisco Maldonado, Vázquez Coronado, Julián Sánchez 'el Charro'...), nobles (duques de Béjar, señores de Peñaranda de Bracamonte...), clérigos y eclesiásticos (Diego de Anaya, santa Bonifacia Rodríguez), políticos (José Luis de Onís, José María Gil-Robles), científicos como el astrónomo Abraham Zacut y numerosas personalidades vinculadas con la Universidad y la cultura en el sentido más amplio de la palabra, desde Beatriz Galindo 'La Latina', a Diego de Torres Villarroel, Carmen Martín Gaite, Basilio Martín Patino, Gerardo Gombau, Tomás Bretón, José María Gabriel y Galán o Wences Moreno. Habrá quién eche de menos a Miguel de Unamuno y San Juan de Sahagún o quién asocie a Gabriel y Galán más con Cáceres que con Salamanca, pero el glosario recopila los nombres en función de dónde nacieron y no de dónde vivieron o prosperaron. Unamuno era vizcaíno y San Juán, leónes.
La lista de salmantinos ilustres no está ni mucho menos cerrada. Desde la Real Academia de Historia comentan que el diccionario es «un punto de partida» y que su «obsesión» es seguir añadiendo y mejorando esta enciclopedia en el futuro, siguiendo el ejemplo de la Real Academia de la Lengua. En este punto, en la RAH insisten en agradecer la labor de dos empresas (Telefónica y la Obra Social La Caixa), sin las que el proyecto del DBE seguiría en un cajón.
Sólo hay más que echar un vistazo a la lista para comprobar que en el diccionario hay muchos más hombres que mujeres. En la Real Academia coinciden en que «no están las suficientes» y aclaran que durante siglos las mujeres «no tuvieron un espacio público» ni apenas presencia social. Conforme avanzaron los años obtuvieron más reconocimientos y más presencia institucional y eso también se plasma en el diccionario. Apenas hay presencia femenina en la Edad Media (reinas, nobles y poco más), pero aumenta con el tiempo.
«Estamos haciendo un esfuerzo enorme» para incluir más biografías femeninas, apuntan en la RAH, aunque se topan con el escollo de que durante siglos no se escribió nada sobre ellas y es complicado encontrar fuentes biográficas. La RAH trabaja en este sentido y confía en que dentro de un par de años, aproximadamente, el diccionario también sea «el mayor banco de datos de género» del mundo hispánico.
El diccionario biográfico sólo incluye a personas que han fallecido. Conforme pasen las décadas y algunas personalidades ilustres nos abandonen, entrarán en la gran enciclopedia digital, sean hombres o mujeres y hayan nacido donde hayan nacido.
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