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EVA CAÑAS / WORD
Jueves, 18 de mayo 2017, 12:58
La hepatitis C es una enfermedad silenciosa, y las cifras actuales lo demuestran ya que el 85% de la población infectada no lo sabe. Este es uno de los motivos por los que desde la Plataforma de Afectados de Hepatitis C de Salamanca se demanda la implantación de un cribado que detecte nuevos casos desde Atención Primaria.
Como apunta la portavoz de la plataforma, Esther Mate, ya están preparando toda la documentación para solicitarlo de forma oficial ante la Gerencia de Salud de Área. Para ella es «importantísimo» que se detecten a todas esas personas infectadas aún sin diagnosticar:«Es fundamental para hacer la detección precoz de lo que es el virus de la hepatitis C, en los primeros estadios, porque es una enfermedad silenciosa», confirma. Para ella, un protocolo serio desde los centros de salud supondría un paso previo«para erradicar la enfermedad», que a día de hoy, como recuerda Mate, «es evitable, curable y erradicable». La cara más visible de esta plataforma de afectados insiste en que la hepatitis C es una enfermedad que en la actualidad mata más gente que el SIDA, «estamos hablando de millones de personas que mueren por hepatitis B y C». La diferencia de la B y la C es que la primera tiene vacuna y está en el calendario infantil por lo que no se dan apenas casos.
La idea de establecer un cribado en Atención Primaria es porque consideran que se trata de la puerta de entrada del paciente al sistema nacional de salud, pero con conscientes de que la administración regional tienen que dotar a los centros los recursos suficientes para afrontar estas medidas, como por ejemplo, con formación a los médicos o guías accesibles, «porque de nada vale darles un libro con 200 páginas, se necesita algo sencillo para el manejo tanto del facultativo como del paciente».
Para Esther Mate, si no se están llegando a todos los infectados es porque no está funcionando Atención Primaria, «es fundamental para detectar a la población de riesgo». En la plataforma van a plantear a los responsables de Atención Primaria que consideren población de riesgo a las personas que han nacido entre los años 1955 y 1972, de entre 45 y 67 años. En esas décadas no existía ningún control de contagio por vía sanguínea porque el virus de la hepatitis C no se descubrió hasta 1989. «En esos años se pudieron infectar en transfusiones de sangre, hemodiálisis, inyecciones con agujas no esterilizadas o incluso al hacerse un tatuaje o un tratamiento dental», detalla, siempre en esos años, porque a partir de 1991 ya se establecieron medidas y protocolos para evitar ese tipo de contagios. Cabe destacar que un 75% de los infectados de hepatitis C ha tenido su origen de infección en el sistema nacional de salud, con una vida normalizada, «sin síntomas de haber sido contagiados».
El médico de Familia puede haber una gran labor al respecto con una especial atención a la población con esas edades (45 y 67 años), a los que pregunte por sus antecedentes, como por ejemplo si han recibido una transfusión de sangre en esos años de riesgo, etc., «y con un análisis de sangre donde se incorpore la prueba de hepatitis C, se puede detectar si padece o no dicho virus». En caso a afirmativa ya se activaría el protocolo habitual de derivarlos a la Atención Especializada, en concreto, a los médicos de Aparato Digestivo (hepatólogos), quienes realizan el diagnóstico y tratamiento definitivo, según cada caso.
Su propuesta también incluye la colocación de carteles informativos en las salas de espera de los centros de salud y el reparto de dípticos informativos. Para esta plataforma, la difusión sobre la hepatitis C es clave para dar a conocer la enfermedad. Uno de sus principales objetivos es llegar a toda la población, por eso su trabajo se intensifica en la calle con mesas informativas, ya sea en la capital, en la provincia e incluso han llegado hasta las puertas del centro penitenciario de Topas.
Su principal lucha siempre ha sido conseguir un acceso universal a los tratamientos, porque con los actuales, desaparece la enfermedad. Como lamenta Esther Mate, a día de hoy, por falta de dinero, no llegan a los infectados de grado F0 y F1. De hecho, según los últimos datos que manejan de Sacyl de 2017, de los 907 diagnosticados, tan solo se ha tratado a 235, es decir, a cerca del 26%, y por lo tanto todavía hay un 74% sin recibir la terapia que necesita.
La portavoz de la plataforma defiende que se incluyan ya a los F0 y F1 y se basan en muchos estudios que evidencian que es imprescindible tratar a un paciente en los primeros estadios, «primero por el propio paciente, y después, por la sociedad, ya que se evita que exista un foco de infección, a mayores del ahorro que supone el deterioro de la salud para el sistema».
Desde esta plataforma se reconoce que si la administración no tuviese limitación para tratar a las personas e hicieran campañas de prevención, «no tendría sentido su existencia», de algo más de dos años. De hecho su lucha por los afectados de hepatitis C no cuenta con ningún apoyo institucional en forma de subvención y ellos se costean todo. «Hemos luchado muchísimo porque no todo el mundo tiene acceso a ser tratado, es una lucha por un derecho, que es a ser curada si tiene una enfermedad», concreta Esther Mate. De hecho, ella forma parte del comité coordinador del Plan Estratégico Nacional de la Hepatitis C, como representante de Castilla y León, y que tuvieron su primera reunión el pasado 24 de febrero.
La portavoz confirma que a los infectados de Francia, Alemania o Portugal les tratan a todos por igual, sin distinción de grados, y España, como ellos denuncian, «seguimos sin ese acceso universal». Este viernes, 19 de mayo, se celebra el Día Internacional del Activista frente a la Hepatitis C, y esta plataforma saldrá de nuevo a la calle.
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