Cecilia Hernández
Viernes, 28 de abril 2017, 11:36
La protagonista es la obra, no el artista. Miquel Barceló se aferró a esa idea y la siguió hasta las últimas consecuencias, ayer, durante la puesta de largo oficial de su magna muestra en la Universidad y ciudad de Salamanca. Tan claro tuvo el artista mallorquín que los focos debían dirigirse únicamente a sus cuadros y esculturas, que no participó en el acto de inauguración que se desarrolló en el patio del Colegio Arzobispo Fonseca, con la presencia de las máximas autoridades, incluida la vicepresidenta primera del Gobierno y presidenta de la Comisión Interinstitucional del Octavo Centenario, Soraya Sáenz de Santamaría, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Políticos y empresarios, junto a representantes de la vida social salmantina, se congregaron en el claustro del colegio Fonseca, en el que un par de horas antes Barceló había realizado una performance sobre la fugacidad del arte titulada La imagen fantasma, con la colaboración de Pascal Comelade (música e interpretación) e Iván Telefunken (interpretación).
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No obstante, Barceló sí que saludó a la vicepresidenta y al resto de autoridades en un encuentro que se produjo lejos de las cámaras en la capilla del Colegio, ante la obra que da nombre a la exposición, el cuadro El Arca de Noé. Después, se retiró de nuevo, dejando que comenzara el acto oficial que puso fin a un largo día de eventos en torno a su obra.
Discursos oficiales
Tampoco la vicepresidenta, cabe destacarlo, quiso prodigarse en palabras, y se limitó a presenciar y escuchar los discursos del alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, del presidente de Mapfre, entidad que patrocina la muestra, Antonio Huertas, y del rector de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández Ruipérez. En el único rincón del claustro de Fonseca al que aún llegaban a las ocho de la tarde los rayos del sol, tímidos ayer en medio de las gélidas temperaturas que se vivieron, se instaló el estrado desde el que se pronunciaron esos discursos oficiales, presentados por laperiodista de la Usal, Ana Hernández.
Primero, el alcalde, que invitó a todos, salmantinos y foráneos, a dejarse sorprender por la obra del gran artista afincado en París, sin dejar de mencionar a ese «gran elefante que compartirá la vida de la ciudad durante los próximos meses» desde su privilegiada ubicación en la Plaza Mayor. Por su parte, Antonio Huertas, presidente de Mapfre y salmantino de adopción, como reconoció, reiteró el compromiso de su empresa con la cultura y transmitió su «enhorabuena» a la Universidad por su octavo centenario.
Finalmente, el rector, Daniel Hernández Ruipérez, no ocultó, una vez más, su «gran satisfacción personal» al ver la obra de Miquel Barceló expuesta en la Universidad de Salamanca. Todo comenzó, recordó, con un viaje a París y el ofrecimiento al artista de realizar el logo del Octavo Centenario, esos dragones que entroncan directamente con los mitos de la época de fundación del Estudio Salmantino, la Edad Media. «No se cumplen 800 años por casualidad, sino por un bien hacer continuo que sigue hoy en día en nuevos campos del conocimiento», subrayó Hernández Ruipérez, que encara sus últimos meses de mandato, no sin antes insistir en que esta exposición quedará para la historia de la Universidad y de Salamanca, pues Miquel Barceló es «uno de nuestros más grandes artistas, alguien que estará por derecho propio en cualquier compendio de la historia del arte».
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Terminados los discursos, dio inicio el acto más social de la jornada, el cóctel con el que concluyó una jornada histórica para la Universidad de Salamanca.
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