Cecilia Hernández
Miércoles, 19 de abril 2017, 20:06
Ángeles Jiménez, presidenta de la asociación Ampusasa, explica con pesar que conseguir familias que acojan a niños saharauis «cada vez es más complicado». Para este próximo verano, la asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Salamanca querría traer al menos a 25 pequeños a pasar los meses de julio y agosto con familias, pero, por el momento, la situación está difícil. «Necesitamos urgentemente cinco familias porque los niños van a venir sí o sí», explica Jiménez. Y es que en este 2017 son varios los niños que ya no pueden volver a Salamanca porque han cumplido los 12 años y a sus familias les suele costar cambiar y acoger a otro pequeño.
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«No pasa con todas, hay algunas que van por el tercer o el cuarto niño, pero suele pasar así», relata la presidenta, que recuerda los beneficios que supone para los niños saharauis pasar el verano lejos de los 50 grados del desierto de Algeria donde se encuentran los campos de refugiados. Para iniciar el trámite de las Vacaciones en Paz, que así se llama el programa, tan sólo es necesario ponerse en contacto con la asociación Ampusasa, de forma presencial o en su página web.
Mi dulce Sáhara
Una asociación que, por otro lado, y en colaboración con el Rotary Club Plaza Mayor de Salamanca, continúa con el proyecto Mi dulce Sáhara. Este mismo mes, integrantes de ambas organizaciones, que forman la comisión médica de esta iniciativa, han viajado a Argelia para impartir en los Campamentos Saharauis un curso de formación sobre el tratamiento de la diabetes.
Una enfermedad que afecta en gran proporción a los habitantes de esos campamentos, tal y como explica también Ángeles Jiménez. «Tienen una alimentación basada en los hidratos de carbono, ya que los productos que les llegan de donaciones son arroz, pasta o legumbres, y además consumen azúcar en grandes cantidades, en los tés que toman continuamente».
Esta forma de alimentarse provoca que el índice de diabéticos sea muy elevado, «en especial entre los niños, que cada vez hay más», aunque se desconoce el número exacto de afectados. El proyecto Mi dulce Sáhara pretende, en este sentido, crear una base de datos para conocer con exactitud cuántas personas sufren de diabetes y poder valorar mejor qué tratamientos seguir, dada la dificultad además de llevar insulina hasta allí. La intención de Ampusasa y el Rotary Club Plaza Mayor es crear un centro para diabéticos en los campamentos. Para ampliar el conocimiento sobre esta enfermedad entre la población saharaui en el viaje se ofreció una charla. Asimismo, durante el viaje los salmantinos también hicieron entrega de varias máquinas de coser e hilos para el Centro de Discapacitados Psíquicos de Auserd, así como bastones plegables para el Centro de Invidentes.
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