DANIEL BAJO / WORD
Lunes, 27 de marzo 2017, 13:40
La primavera ha empezado con frío, nieve y viento. La mayoría lamenta tener que volver a sacar el abrigo del armario, pero los alérgicos al polen agradecen que el tiempo les dé un respiro, sobre todo teniendo en cuenta el gran potencial alergénico de algunas zonas de la ciudad.
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Un grupo de investigación del Instituto Hispano Luso de Investigaciones Agrarias (Ciale) participa desde hace más de un año en un proyecto conjunto con otras universidades españolas. Su objetivo es evaluar la alergenicidad de los parques españoles. Para ello eligen una zona verde de cada ciudad, asignan un valor de alergenicidad a cada especie de árbol del parque y, en función del número de ejemplares, consiguen un índice. En Salamanca optaron por La Alamedilla y obtuvieron un 0,87 sobre 1, el más alto de los 26 parques españoles estudiados.
Antes de que los vecinos del parque tapien sus ventanas, hay que explicar por qué La Alamedilla tiene un índice tan alto y qué implica.
Menos flores
El investigador responsable del grupo de Palonilogía y Conservación Vegetal del Ciale, José Sánchez, explica que ese 0,87 es un índice «potencial». «La realidad puede ser distinta» y mucho más amable con los alérgicos, porque las podas de los árboles minimizan la producción de flores y de polen. Sin ellas, La Alamedilla estaría casi vedada para los alérgicos. Gracias a las podas «tenemos menos floracion, por lo que su alergenicidad queda reducida a su mínima expresión». En la realidad, la Alamedilla no llega a ese 0,87 sobre 1 «ni muchísimo menos».
Así pues, sabemos que La Alamedilla posee un potencial alergénico enorme. ¿Qué árboles lo causan? Se trata de plátanos de sombra. La mayoría de árboles del parque «y con diferencia» pertenecen a esa especie, que además es una de las «más alergénicas» del reino vegetal. La Alamedilla «tiene una gran cantidad plantada» (más de 180, según los cálculos del Ciale) y si no se recortasen las ramas, los alérgicos podrían tener «ciertos problemas. No sabemos si el Ayuntamiento lo hace para esto o no, pero esa poda impide que haya granos de polen de plátano en cantidad».
La concentración de plátanos de sombra influye en los resultados del estudio. La Alamedilla adolece de diversidad de plantas. En zonas del sur de España hay «mucha más variedad» de árboles y eso atenúa los resultados. Las especies que podrían generar más polen «quedan mas camufladas». Si La Alamedilla tuviese más especies distintas, como chopos, sauces u olivos los resultados del índice «serían diferentes». No implica que fuesen más altos o más bajos, pero seguro que diferentes «porque esas especies en concreto son muy alergénicas». En esta línea, José Sánchez aclara que «hay que conocer cada parque, porque no hay floración todo el año. La floración es muy concreta, de unas semanas. En los plátanos es en marzo y abril y se concentra sobre todo durante 15 días. Es otro factor a considerar y con la poda se minimiza más aún». Una vez superados esos 15 días, los alérgicos al plátano de sombra no tendrían porqué tener problemas.
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Según la información del portal sobre alergias de la Junta de Castilla y León, el plátano de sombra que tanto abunda en La Alamedilla tiene una capacidad alergénica «moderada». La administración regional calcula que «entre un 10% y un 50% de los pacientes pueden dar reacción positiva».
Ajustes
El índice, explican desde el Ciale, «no está plenamente calibrado. Estamos afinándolo. Es una modelización que hay que tener en cuenta porque parece que funciona, pero hay que irla puliendo» y perfeccionando. Por ejemplo, «las podas se quieren incorporar como factor corrector del indice, porque no es lo mismo un parque con plátanos podados que sin podar. Si podarlos es una norma del municipio, hay que añadirlo al indice para evitar sustos», puntualiza Estefanía Sánchez, del Ciale.
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Después de analizar el caso de La Alamedilla, el Ciale investiga otros entornos de la ciudad. El siguiente es el campo de San Francisco, que «ya está en cartera». «Estamos en ello», comenta José Sánchez, que también desea trabajar «en otras ciudades de la provincia y en otras provincias para acabar de afinar ese indice. Cuantos más parques y mas ciudades, mejores correcciones y mejor indice». Y, a la larga, un beneficio evidente para los alérgicos.
El equipo del Ciale lleva más de un año trabajando en este proyecto junto a otras universidades españolas. En este sentido, el responsable del grupo de Palonilogía y Conservación Vegetal valora que «lo realmente importante» no son los datos aislados de cada ciudad, sino que exista esta red de trabajo y que el índice, una vez afinado, podría valer para toda España. Los resultados de Salamanca, una ciudad de zona mediterránea pero con influencia atlántica «pueden ser muy útiles para afianzar» la red española, europea y mediterránea y, en consecuencia, para conocer la alergenicidad de más zonas verdes.
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