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Ricardo Rábade
Domingo, 26 de marzo 2017, 14:12
El tiempo ha avanzado inexorable y, como reza el dicho popular, ha llovido mucho desde aquel ya lejano 3 de abril de 2006, cuando el arquitectoPabloCampos presentó públicamente su proyecto del campus universitario deVillamayor en un acto celebrado en el Ayuntamiento, al que asistieron el entonces ministro de Trabajo, Jesús Caldera, y el rector que gestionaba en aquellos momentos la Universidad deSalamanca, como era Enrique Battaner.
El campus se iba a edificar sobre una superficie de 300.000 metros cuadrados a lo largo del río Tormes, barajándose entonces un presupuesto de 50 millones de euros.Al final, el ambicioso proyecto nunca se materializó y quedó almacenado en los cajones de la institución docente.
Pablo Campos retornó este pasado viernes a la Usal para leer su tesis doctoral «es la segunda que realizo en mi vida», apunta en el Aula Unamuno del Edificio Histórico. El presidente del tribunal calificó de «excelente» los contenidos de su tesis, donde el autor puso como ejemplo perfecto para el desarrollo de sus argumentos el frustrado campus universitario de Villamayor, entendido como el gran paradigma de su obra arquitectónica, como son los campus didácticos. El director de su tesis fue el catedrático deTeoría e Historia de la Educación de la Usal,José María Hernández.
El arquitecto resalta que «el proyecto del campus de Villamayor sigue vigente y es totalmente válido hoy». Por ello, lanza una propuesta al futuro equipo rectoral con vistas a que el proyecto «se retome con motivo de la celebración del VIII Centenario», una conmemoración que debería ir acompañada de «un proyecto de futuro para la Universidad», lo que implica necesariamente «dar un gran salto», incorporando a los numerosos actos que vertebrarán la efeméride iniciativas como el campus presentado hace más de una década.
«El campus de Villamayor fue el primer campus didáctico», subraya Pablo Campos, dado que fue concebido como un gran campus educativo, al unir en su esencia la educación, la arquitectura y la naturaleza. El plan director del campus fue galardonado con el Honor Award 2005, resultando de esta forma el primer premio en el Foro Internacional de Arquitectura en Excelencia Educativa de NewYork. Además, en aquel certamen fue realmente el único proyecto galardonado, dado que el resto de los premios fueron otorgados a campus que ya existían. «Era uno de los pocos campus del mundo en contar con un río y se proponían actuaciones para recuperar la ribera del Tormes», rememora Pablo Campos.
El diseño ideado por este arquitecto planteaba tres zonas académicas conectadas por un parque botánico que debería correr a lo largo de la orilla del Tormes. En el área sur se ubicaban los edificios destinados a los estudios agrícolas y las ciencias ambientales, el área norte correspondía con el ámbito formativo de la comunicación y el área este fue perfilado para acoger el actual Parque Científico.Además, el campus fue configurado para «transmitír valores a través de sus edificios y sus espacios».
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