Cecilia Hernández
Martes, 14 de marzo 2017, 12:35
No hay cifras exactas de los niños víctimas de la violencia de género desde la entrada en vigor de la ley sobre esta problemática social, pero sí es fehaciente que los menores pueden sufrir dicha violencia desde dos perspectivas, en sus propias carnes o como testigos de lo que sucede con sus madres. En todo caso, la costumbre de considerarlos víctimas indirectas ya ha caído en desuso y ahora se sabe y se comprende que son, también, víctimas directas de la violencia que viven en sus hogares.
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Con esta idea, la asociación de ayuda a la mujer Plaza Mayor organizó ayer en la facultad de Psicología de la Usal la jornada Una mirada a los hijos e hijas víctimas de la violencia de género, en la que varios expertos disertaron sobre la necesidad de situar a los menores en el centro del debate y de las políticas de asistencia, en el mismo nivel que sus madres.
La directora general de la Mujer de la Junta de Castilla y León, Esperanza Vázquez, señaló, en este sentido, que el Gobierno regional ha solicitado que se amplíen las ayudas a aquellos «familiares que se hagan cargo de los huérfanos». De igual modo, Esperanza Vázquez también destacó que desde la Junta de Castilla y León se ha pedido a los ministerios de Sanidad y Educación para que se modifique la normativa referida a la escolarización, en los caso concretos de menores hijos de víctimas de violencia de género.
«Cuando hay un cambio de residencia por urgencia o necesidad en casos de violencia de género, tenemos problemas con la escolarización de los menores porque con la normativa actual se necesita la autorización del padre, algo que prolonga la situación de violencia y da pistas al presunto maltratador de dónde tenemos protegida a la víctima y a su hijo», subrayó la directora, que además explicó que el pasado año fueron 184 los menores de edad atendidos en los centros y casas de acogida de Castilla y León, acompañados de sus madres.
Por su parte, la presidenta de la asociación de ayuda a la mujer Plaza Mayor, Ascensión Iglesias, solicitó una mayor atención para los menores de edad en casos de violencia de género sobre todo por las secuelas que dejan, «tanto en daño físico como en el psicológico». Secuelas que llegan «en un momento importante de su formación» y que, en muchos casos condicionan la educación de los jóvenes en valores de igualdad. «Si han vivido la violencia en casa, tienen dificultades de aceptación del concepto de igualdad de género», por lo que, añadió Iglesias, es fundamental trabajar con estos jóvenes para «desmontar el concepto del amor romántico». Finalmente, Cristina Klimowitz, concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades, resaltó que la violencia de género «no se hereda, pero se aprende» y que, de este modo, se reproducen roles que conducen a que «la sociedad no avance y lo masculino siga avasallando a lo femenino».
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El resto de ponentes de la jornada fueron la coordinadora del máster en estudios de género de la Usal, Marta del Pozo, el catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación, Antonio Fuertes, y la profesora de Sociología Noelia Morales.
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