Cecilia Hernández
Lunes, 13 de marzo 2017, 17:25
Desde hace tres años la capilla de Nuestra Señora de la Misericordia, situada en la plaza de San Cristóbal, tiene el dudoso honor de estar incluida en la Lista Roja de Patrimonio en peligro que elabora la prestigiosa organización Hispania Nostra. El estado de este histórico inmueble se agrava con el paso del tiempo, sin que se tomen medidas para su consolidación y conservación, tal y como recuerdan desde la asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio. En un nuevo intento de llamar la atención de las autoridades competentes sobre el estado de esta capilla, la organización se ha dirigido mediante un escrito al Ayuntamiento de Salamanca para dar traslado de la situación del inmueble, catalogado por su interés y que, recuerdan, «desde hace muchos años padece un progresivo deterioro y desgaste de la piedra arenisca de su fábrica por la ausencia de un correcto mantenimiento».
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De hecho, la asociación subraya en su escrito que el actual estado de conservación no es mejor que el de hace diez años cuando el Plan General de Ordenación Urbana ya hablaba en términos tales como «deterioro absoluto», «en situación de abandono» o de que la capilla necesitaba una «actuación de consolidación y restauración». Pero en esta década pasada desde la entrada en vigor de la normativa urbanística no se ha intervenido y las manifiestas deficiencias han seguido afectando a la integridad del edificio.
Superó la inspección
Yendo más allá, Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio se pregunta por qué, a pesar de las notorias y preocupantes señales de abandono ya detectadas en 2007, en el año 2012 la capilla de la Misericordia superó la Inspección Técnica de Construcciones, esa revisión periódica por la que tienen que pasar todos los edificios que superen los 40 años de edad en la ciudad de Salamanca.
Desde la asociación señalan que es «palmaria» la desatención de este inmueble, pese a que se trata de un edificio catalogado. «Hay evidentes pérdidas de material en las fachadas, que es lo lo que queda de la capilla, por las deficiencias de la cubierta y la ausencia de un correcto sistema de canalones y bajantes que la proteja de las aguas pluviales». Una situación que, de persistir, ocasionará, en opinión de Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio, «problemas de estabilidad de los lienzos», algo que «puede y debe ser solventado de forma preventiva».
De igual forma, la mala solución dada a las aguas pluviales está afectando «a la parte más rica o labrada del edificio», la fachada principal, con la progresiva pérdida de elementos decorativos y escultóricos. «Lamentablemente la incapacidad y desconocimiento de la propiedad se suma a la falta de vigilancia por parte del Ayuntamiento hacia la conservación íntegra, de hecho se han llevado a cabo prácticas inadecuadas como la mezcla de cemento con piedra arenisca», apuntan asimismo los patrimonialistas.
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En anteriores escritos presentados por la asociación ya se denunció que la urbanización del entorno, con granito y cemento, impide que la humedad del subsuelo tenga otras salidas diferentes a los sillares de piedra arenisca; además de haber sido mal resueltos los desniveles para facilitar la evacuación del agua. Todo ello contribuye a que este edificio, situado en la cota inferior de una plaza, conviva con la humedad y se deteriore gravemente la fábrica original.
Otras actuaciones que recuperarían la dignidad de esta capilla para Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio serían la restitución de la espadaña original que se encuentra en la iglesia vieja de Pizarrales, la sustitución de la cubierta de uralita y de la puerta de chapa y la supresión del aparcamiento de vehículos en sus inmediaciones.
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Historia y funciones
La capilla de Nuestra Señora de la Misericordia tiene su origen, según puede leerse en Hispania Nostra, en 1389, cuando doña Sancha Díaz donó en su testamento una casa y un lagar para construir un albergue u hospital en el que inicialmente se atendía a romeros y peregrinos. En época de Felipe II desapareció como hospital, al igual que otros muchos de la ciudad, como consecuencia de la reorganización de hospitales según Real Cédula. Posteriormente, gobernado por la Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia, se especializó en la atención a los condenados a muerte, hasta bien entrado el siglo XIX.
En el siglo XX el Obispado cedió la instalación a la Unión Ferroviaria y Obrera para la celebración de actos culturales. Fue en ese momento, en 1916, cuando la ermita pierde uno de sus elementos más significativos: la espadaña, que fue trasladada, como decíamos, a laiglesia vieja de Pizarrales, en esos momentos en construcción. En torno a 1945 comienza a ser utilizada como cine parroquial y desde los años 70 como imprenta, uso industrial que se mantiene.
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