Rocío Ledesma, Isabel Cuenca y Queti Luciano.

800 nuevas personas pidieron ayuda al Comedor de los Pobres en 2016

Cecilia Hernández

Sábado, 11 de marzo 2017, 07:45

Los datos están ahí y no mienten. Ni tampoco disminuyen, que es lo que más preocupa a las entidades sociales que trabajan con las personas que peor lo pasan o que están, directamente, en riesgo de exclusión social. Es el caso del querido Comedor de los Pobres, que ayer presentó su memoria de actividades realizadas en 2016. Un documento que sirve de alerta, ya que sus frías cifras no descienden con respecto a años pasados, pese a que lo peor de la crisis ya ha pasado, o eso dicen quienes tienen responsabilidades políticas.

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El caso es que el Comedor de los Pobres, dentro de su servicio de atención y asesoramiento, atendió en 2016 a más de 800 personas. Cabe recordar que para poder acceder a los servicios del Comedor es necesario pasar, de forma previa, por este trámite, en el que la trabajadora social realiza un estudio socioeconómico de cada solicitante. Posteriormente, a cada persona se le entrega una tarjeta a través de la que se le deriva al servicio concreto que necesite. Al ofrecer una intervención familiar integral, tal y como destaca la memoria, el Comedor de los Pobres atendió el año pasado a más de 550 familias, entregando más de 100 ayudas de alquiler o de pagos de cuotas de hipoteca, o pagando los recibos de agua, luz o gas a más de 200 hogares. De igual modo, se trabajó desde el ámbito legal con más de 50 familias y se atendió desde la perspectiva psicológica a más de 300 personas, a las que se dio apoyo para que superaran el choque que es verse de repente sin trabajo y sin medio y teniendo que recurrir a instituciones como el Comedor de los Pobres.

No obstante, las cifras más contundentes llegan en el ámbito de la distribución de alimentos. Y es que el servicio principal del Comedor es asegurar una alimentación equilibrada de todas las personas que atraviesan una situación de necesidad y que llaman a sus puertas. Para ello se ofrece un servicio de recogida diaria de comida elaborada. De lunes a viernes a las 12:30 horas los destinatarios acuden al Comedor de los Pobres donde se reparte la comida elaborada que después llevarán a sus casas. Durante el año pasado se repartieron más de 40.000 menús en envases.

Pero como las peticiones de comida han aumentado «muchísimo», tal y como señaló ayer la coordinadora del Comedor, Rocío Ledesma, es imposible repartir comida elaborada para todos, ya que se trata de «más de 1.000 personas». De ahí que, desde hace dos años, el Comedor también entrega un lote de alimentos a las familias más necesitadas una vez al mes. El lote consta de productos de primera necesidad, como leche, cacao en polvo, azúcar, harina, aceite, pasta o arroz. En 2016 se repartieron más de 100.000 kilogramos de alimentos.

Toda esta intensa actividad no podría lograrse sin los voluntarios, más de 150 personas que dedican su tiempo y su esfuerzo a los demás, y que se reparten entre los diferentes servicios. Para ellos se organizó ayer en la sede del Comedor, en el paseo de la Estación, unas Jornadas de Formación del Voluntariado, que consistieron en una charla impartida por la coach y experta formadora Isabel Cuenca Soriano y otra conferencia específica sobre el Comedor de los Pobles, su origen y su presente, a cargo de su fundadora, Queti Luciano.

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