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Los andamios aún se pueden ver en el interior de la capilla.
La capilla de Santa Catalina recupera la luz natural gracias a nuevas vidrieras

La capilla de Santa Catalina recupera la luz natural gracias a nuevas vidrieras

El Cabildo se plantea ahora la limpieza de la bóveda y paramentos de cara a la próxima musealización de este espacio de la Catedral

Cecilia Hernández

Lunes, 20 de febrero 2017, 18:12

Tras seis meses de trabajos, la capilla de Santa Catalina, en el claustro de la Catedral Vieja luce ya sus nuevas vidrieras. Los andamios aún están presentes en este espacio, pero la luz no engaña y demuestra sin duda que una nueva etapa ha comenzado para este histórico espacio, en el que también, desde hace pocos meses, se encuentra el acceso a los aseos, instalados en la Catedral para uso turístico.

Después de tramitar y conseguir el permiso de la Comisión Territorial de Patrimonio, el Cabildo catedralicio dio comienzo a estas obras de renovación de las seis vidrieras de la capilla, que tienen hasta cuatro metros de altura y, en algunos casos, más de metro y medio de ancho, tal y como comenta el deán de la Catedral, Jesús Terradillos, quien explica que el vidrio, soplado, se ha traído expresamente de Alemania, y que se ha cambiado también la sujección de los cristales a la piedra, ya que antes estaban metidos directamente «en el hormigón», mientras que ahora hay una estructura de acero inoxidable que mejora la supervivencia de las vidrieras.

«Cuando Salamanca acogió Las Edades del Hombre las vidrieras se cubrieron para oscurecer la capilla y esa cobertura ahí seguía», añade el deán. Cabe destacar que durante los trabajos de renovación han aparecido partes de las vidrieras antiguas de Santa Catalina, de la era románica. «Al retirar el metacrilato se han descubierto unas trazas preciosas de principio del siglo XIV, que se han respetado y acondicionado». Ese vestigio de estilo románico se encuentra en la primera vidriera de la capilla, a la izquierda.

En la capilla de Santa Catalina se encuentra también, como decíamos, el acceso a los baños instalados en la Catedral para uso turístico hace algunos meses. Un espacio al que se accede a través de una puerta que en tiempos estuvo cegada y que se encuentra por encima del nivel del suelo, por lo que no fueron necesarios trabajos de excavaciones, que podrían haber tenido «complicaciones arqueológicas», dada la especial entidad del lugar.

Ese lugar, la Casa de las Cabezas, forma parte de las viviendas que rodean el claustro de la Catedral Vieja y que dan hacia las calles Tentenecio y Gribaltar. En el claustro se instaló también la tienda de recuerdos, que es el último lugar que recorre el visitante, antes de finalizar el recorrido y salir a la calle por la puerta de Carros, que desemboca en el inicio de la calle Tentenecio.

Próxima musealización

La capilla de Santa Catalina será objeto en el futuro de nuevas intervenciones, como la limpieza de sus paramentos y de la bóveda, con el objetivo de convertirla en un nuevo espacio museístico de la Catedral, proyecto que aún se está definiendo.

Este paso se dará «con tiempo y dinero», comenta el deán, que recuerda el alto coste de cualquier actuación dentro de los centenarios muros catedralicios. «Sin la venta de entradas no podríamos permitírnoslo», apunta, no sin antes recordar que la Catedral da trabajo a 14 personas.

Y es que esta época de lluvias y noches frías trae consigo el aumento de las incidencias en la Catedral. Desde la semana pasada varios operarios de la empresa que se encarga del mantenimiento reparan las goteras que han aparecido en diferentes lugares, algunos muy sensibles, como la capilla de la Virgen de Morales, en la Catedral Nueva. «Tenemos que actuar constantemente, y son 15.000 metros cuadrados de tejados», señala en este sentido el deán.

El último temporal de viento y lluvia ha dejado sus efectos en la Catedral, levantando protecciones y tejas, que ahora los operarios se afanan en recolocar. Asimismo, las humedades de capilaridad, las que traspasan a través de la piedra de Villamayor, porosa por naturaleza, estaban afectando gravemente a las pinturas del sepulcro de Carvajal, en el interior de la Catedral Vieja.

La intervención no puede ser más directa, ya que, tal y como explica el deán Jesús Terradillos, esas pinturas se están separando de la piedra para ser colocadas después en un lienzo, con bastidor y marco, y vueltas a situar en el lugar que las corresponde. Separadas, eso sí, de la piedra que era al mismo tiempo su sujeción y su condena.

Pedro Bello

Por otro lado, el Cabildo continúa con la restauraciones del patrimonio integrante del Museo situado en las Salas Capitulares. En concreto, preocupa especialmente el estado de las tablas de Pedro Bello, portezuelas situadas en origen en el tríptico de Santa Catalina. Una de esas tablas ya fue enviada a restauración hace unos meses y ahora se quiere hacer lo mismo con otra.

Cabe recordar que el Museo situado en las antiguas Salas Capitulares marca un recorrido que finaliza en ese reconstruido retablo de Santa Catalina, obra de Fernando Gallego y Pedro Bello que durante mucho tiempo padeció diversas vicisitudes en la Catedral. Sus piezas fueron separadas unas de las otras y repartidas por diversas estancias, perdiéndose así el significado que sus autores quisieron darle. Se recreó el espacio en el que estuvo en sus inicios, en la capilla del mismo nombre, y sus dos versiones: abierta y cerrada, que pueden ser contempladas por el visitante.

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