San Sebastián lleva el baile y la música en un fin de semana festivo

El fin de semana en Villoruela estuvo marcado por la fiesta de San Sebastián. La talla del mártir francés, que murió por escoger el camino de Jesucristo en vez de decantarse por ser soldado romano, volvió a recorrer las calles de la villa del mimbre a hombros de cuatro vecinos de la localidad. El frío estuvo presente durante el recorrido habitual, pero también se pudo disfrutar de los agradables rayos de sol. Hubo misa en la iglesia parroquial de San Pedro antes del desfile con San Sebastián, conocido también como el Apolo cristiano, por ser uno de los santos más reproducidos por el arte en general, según se pudo escuchar ayer durante la celebración eucarística. La santa misa celebrada por el dominico Luis Martín junto a su compañero Quintín García, contó con un coro de guitarras que contribuyeron a embellecer el acto. El sacerdote Luis Martín dirigió a los feligreses unas palabras cercanas, marcadas por la buena relación que mantienen los párrocos dominicos con las gentes de estos pueblos. En su mensaje quiso alentar a los asistentes a «salir de su zona de confort» para poder entrar en contacto con las necesidades del mundo y comprometerse, como en su día hizo San Sebastián, pero en cuestiones que cada cual tiene cercanas. Como ejemplo puso las tareas de educar a los hijos, cuidar a los padre u otra serie de tareas, como las que ejercen los responsables de asociaciones o Ayuntamientos. Por ello les invitó a poner en práctica esos compromisos.

En el acto no se echaron en falta los miembros de la corporación municipal ni los responsables de asociaciones y cofradías.

La música fue uno de los ingredientes principales de este final consagrado a la fiesta de San Sebastián en Villoruela. El programa organizado por el Ayuntamiento de Villoruela hizo posible este acompañamiento esencial para enriquecer tanto la noche del sábado como la tarde del domingo. El sábado, como manda la tradición hubo verbena. El gran salón de actos del edificio del multiusos Bernardo Cuesta acogió un baile marcado por la presencia de parejas que estuvo amenizado por la orquesta Trisquel. El broche de oro de la programación se hizo esperar hasta ayer por la tarde noche. El acordeonista Raúl Díaz de Dios junto a Pedro Quirico Toribio pusieron la guinda al pastel con la puesta en escena de su concierto de música tradicional, El fuelle del charro.