Jorge Holguera Illera
Martes, 20 de septiembre 2016, 12:22
La ya tradicional comunión de los higos en Aldeaseca de la Frontera marcó la tercera jornada de la Marcha Teresiana. Los alrededor de cien peregrinos que caminan desde Medina del Campo, desde el sábado, para llegar hoy a Alba de Tormes, salieron ayer de Palaciosrubios, donde la noche anterior habían celebrado la eucaristía Florentino Gutiérrez, vicario de la diócesis, Juan Robles y Manolo Brion y Jorge García, los sacerdotes que dirigen esta iniciativa. Ayer pasaron por Zorita de la Frontera, donde tras una celebración religiosa, las mujeres de la localidad obsequiaron con un suculento desayuno a los peregrinos.
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A medio camino de Zorita de la Frontera a Aldeaseca de la Frontera, los caminantes hicieron una parada para reflexionar en torno a la parábola del Hijo pródigo y practicar el perdón.
En Aldeaseca de la Frontera tocaría comer, refrescar la obra de misericordia que dice: «corregir al que se equivoca» y tras el almuerzo hacer la denominada Comunión de los Higos. Dicho acto recuerda la parada que Santa Teresa hizo en su último viaje en vida, que fue en dos jornadas, tal y como explicó Jorge García. En aquellos tiempos llegó la Santa hambrienta y sin tener que comer, la persona que la cuidaba buscó alimento y tan solo encontró dos higos que Teresa agradeció y recibió como el mejor manjar. De ahí este símbolo que los peregrinos compartieron con los vecinos de Aldeaseca de la Frontera y con gentes de otras localidades que aprovecharon la ocasión para mostrar su cariño de este modo a la Santa. En el acto también se escucharon unas palabras del alcalde que destacó la llegada de la Marcha Teresiana como uno de los tres momentos más importantes que se producen cada año en Aldeaseca de la Frontera, junto a San Isidro Labrador y a la fiesta de la Asunción.
El primer edil también señaló que este año es especialmente triste. Jorge García continuo recordando al vecino de Aldeaseca de la Frontera y peregrino, Vicente Araujo Manzano, fallecido en este último año. Era el que portaba la bandera, quizá por eso su hija le homenajeó portando el estandarte de la Marcha al salir de su pueblo. También su hija, su esposa y su nieta siguieron sus pasos haciendo la Marcha Teresiana.
Éste es uno de tantos símbolos que enriquecen esta iniciativa en la que participan personas de Alba de Tormes y Garcihernández sobre todo, pero también de otras partes de España, que dejan su tareas para acompañar a Santa Teresa en su último viaje terrenal y así remarcar las huellas.
Los caminantes han pasado la noche en Nava de Sotrobal y la imagen de la Santa andariega en silla también descansó en el templo parroquial de la localidad. Hoy la XXXVI Marcha Teresiana llega a su fin, con la llegada de los peregrinos al convento de las Carmelitas de Alba de Tormes, donde reposan las reliquias de la Santa.
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