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Raja El Aasemyoculta su rostro bajo la indumentaria islámica tras ser detenida por la Guardia Civil el 6 de septiembre de 2015 en Gandía.

Interior aísla en una celda de Topas a una fanática yihadista de 19 años

Raja El Aasemy fue detenida en septiembre de 2015 en Gandía por reclutar mujeres para el sanguinario Estado Islámico justo cuando preparaba su viaje a Siria

Ricardo Rábade

Jueves, 18 de agosto 2016, 11:51

Su pasaporte acredita que se llama Raja El Aasemy, apenas tiene 19 años, nació en Marruecos y residía con sus tres hermanos en el turístico municipio valenciano de Gandía. Lo propio sería que se hubiera contagiado de los consumistas vientos que soplan hoy en la sociedad española, emulando a otras millones de jóvenes, encarando de forma lúdica y sin excesivas preocupaciones esa etapa maravillosa y desbordante que es la juventud, disfrutando de las inolvidables experiencias que conlleva una fase vital absolutamente irrepetible.

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Pero Raja desdeñó las discotecas, los ligues nocturnos entre cubatas y la incipiente independencia postadolescente. En vez de ello, se uniformó bajo la sobria estética del integrismo islámico más intransigente y descubrió que su misión en este mundo pasaba por enrolarse en las filas del sanguinario Estado Islámico, todo ello para captar voluntades fanáticas y adhesiones inquebrantables para el temido Isis.

El 6 de septiembre de 2015, Raja El Aasemy irrumpió, de forma totalmente inesperada para ella, en la actualidad mediática, acaparando titulares de prensa y noticias de las cadenas televisivas. Ese día, una treintena de agentes de la Guardia Civil detuvieron, en una operación coordinada directamente por la Audiencia Nacional, a El Aasemy, acusada de reclutar mujeres para el Estado Islámico y hacer apología y proselitismo del terrorismo.

Raja tenía previsto entonces viajar a Siria para incorporarse a las filas terroristas del Daesh. En España y según las informaciones proporcionadas por el Ministerio del Interior, efectuaba labores de difusión del ideario yihadista a través de Internet. Raja aprovechaba el anonimato de las redes sociales para ensalzar las acciones violentas del Isis y difundía vídeos en los que se justificaban las despiadadas ejecuciones y los brutales asesinatos de los combatientes del Estado Islámico.

Tras su detención gracias al despliegue de los agentes de la Benemérita, la joven marroquí pasó a disposición judicial. El juez no titubeó al percatarse de la fanática militancia de la joven marroquí y ordenó su inmediato ingreso en prisión sin fianza y con carácter preventivo. Se desconoce la cárcel donde quedó recluida desde septiembre de 2015 las fuentes consultadas apuntan a que permaneció confinada en el centro penitenciario valenciano de Picassent, pero lo cierto es que hace un mes, aproximadamente, la Secretaría General de Instituciones Penitencias ordenó su traslado a la prisión salmantina de Topas.

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Raja El Aasemy no ha generado ningún incidente desde su llegada a Topas. Se encuentra confinada en una celda del módulo 16 de aislamiento, donde desayuna, come y cena totalmente sola, dado que los responsables penitenciarios han decidido mantener el régimen de aislamiento que pesa sobre ella, al tratarse de una reclusa que forma parte del fichero de internos de especial seguimiento (Fies). Eso sí, puede deambular por las mañanas para despejar su mente por el patio de una de las galerías del módulo 16. Su ficha penitenciaria pone de relieve expresamente que es una interna Fies, al haber sido detenida por formar parte de una banda armada.

El siniestro y violento perfil de Raja El Aasemy quedó patente durante el aparatoso despliegue que efectuó la Guardia Civil para su detención. No en vano, los agentes irrumpieron en el domicilio de la joven provistos de escudos y mazas, en una vivienda de Gandía donde convivía con sus tres hermanos. El mayor de ellos regenta una carnicería y un supermercado ubicados en la planta baja del mismo edificio, en una zona urbana especialmente habitada por inmigrantes.

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Durante el minucioso registro del piso, que se prolongó durante cinco horas, la Guardia Civil se incautó de teléfonos móviles, documentos y discos duros del ordenador. Raja vivía con sus tres hermanos en Gandía desde hace siete años, aunque sus padres continuaban residiendo en su Marruecos natal. Algunos de sus vecinos llegaron a confesar que ya no recordaban el rostro de la joven, dado que desde hacía tiempo salía a la calle tapándose todo el cuerpo bajo la sobria indumentaria islámica.

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