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Basura amontonada en un jardín del barrio.
Los vecinos de San José denuncian basura y ratas en sus parques y jardines

Los vecinos de San José denuncian basura y ratas en sus parques y jardines

Cecilia Hernández

Sábado, 30 de julio 2016, 12:21

El calor veraniego acarrea otras consecuencias aparte de las por todos conocidas. Consecuencias que complican la vida y la convivencia en los barrios de la periferia de Salamanca. Noches que muchas familias deciden vivir en la calle, sin atender a las demandas de otros vecinos que reclaman sus horas de descanso. Es lo que está sucediendo, por ejemplo, en el barrio de San José, donde los problemas de convivencia se acrecientan durante estas semanas de calor. Una situación que se une, además, a la dejadez que sufre el barrio en general, sobre todo en su zona más antigua. Suciedad, setos sin podar desde hace años y una sensación global de deterioro y abandono de la que los vecinos se quejan amargamente. A la cabeza de esas quejas, Pepita Mena, histórica líder vecinal y concejala el Grupo Municipal Socialista desde hace un año. Pasear con Pepita por San José es pararse cada pocos metros. Todos los habitantes de esta popular y populosa zona de la capital saben quién es la también presidenta de la asociación de vecinos El Tormes y acuden a ella con sus peticiones y reclamaciones.

«Lo digo siempre en el Ayuntamiento, que hay que hacer seguimiento de las empresas concesionarias porque Eulen, por ejemplo, nos tiene abandonados y al final va a pasar como con las piscinas», manifiesta la concejala en referencia a esos seis millones de euros de desperfectos encontrados en las piscinas municipales tras la salida de la anterior concesionaria. De piscinas también se acuerdan en San José, en concreto de la climatizada, prometida desde hace años y que se encuentra, al parecer, en fase de desarrollo del proyecto.

Regresando al barrio, Muestra de la triste historia que vive el barrio es, añade Mena, el estado de los parques y jardines. En algunas zonas los propios vecinos han tapado con piedras huecos por donde salen ratas desde la red de alcantarillado. En otros lugares también son los vecinos quienes se encargan del mantenimiento de los setos y jardines. Pero la gente se hace mayor, apunta la concejala, y poco a poco van dejando estas tareas, mientras la maleza hace acto de presencia y los setos adquieren un aspecto casi selvático, ocasionando incluso problemas de visibilidad a los conductores que transitan por la zona.

De igual modo, el estado de los juegos infantiles no es mucho mejor. «Un tobogán se rompió hace tres años, pusieron una tabla para que ningún niño se cayera por el hueco y hasta hoy», remarca Pepita Mena, que se pregunta el porqué de la fuerte inversión que el Consistorio va a realizar en otras zonas de la capital «que no lo necesitan» como la plaza de Colón mientras el barrio de San José languidece lentamente. «Los juegos infantiles que van a poner en Colón, donde no hacen falta, bien podían traerlos aquí», añade.

No obstante, no todo es culpa de la dejadez del Ayuntamiento o de la inacción de la empresa concesionaria. Como señalábamos al principio los problemas de convivencia se acrecientan en los meses de verano. «Hay mucho incivismo, muchas personas que se piensan que la calle es suya». Basuras por los jardines, sillas y mesas e, incluso, algunas barbacoas que han requerido la intervención de la Policía Local dan buena cuenta de esta problemática social. «Que los enseñen a convivir», manifiesta rotunda Pepita Mena, mientras pasea a pocos metros del Centro de Acción Social del barrio. Cerca también las basuras se acumulan alrededor de papeleras llenas hasta arriba que nadie ha vaciado, mientras sillas de camping e incluso algunos sillones sacados de autobuses sustituyen a los tradicionales bancos, en los que, por otro lado, es imposible sentarse porque están ocupados por excrementos de pájaros.

Se dan casos, por otro lado, de ocupación de pisos por varias familias con niños, como ya sucede en otra zona de la capital que viene la memoria con facilidad: Buenos Aires. Allí también son frecuentes las protestas de los vecinos por la vida nocturna en la calle que llevan a cabo estas familias. «Si avisamos viene la Policía pero no van a estar toda la noche en el barrio para evitar esas cosas», reflexiona Pepita Mena, mientras muestra los grafitis que afean los bloques más antiguos del barrio, en los que se han desprendido las uralitas, o la denominada zona del trébol, en otro tiempo un lugar de esparcimiento y recreo de los vecinos y ahora una estructura sin sentido, en mitad de una plaza despejada, sin zonas verdes y llena de suciedad en muchos lugares.

Como sucia está lo que hace años fue una fuente en la que ahora el agua permanece estancada, al alcance de cualquiera niños incluidos-, produciendo fuertes olores en estos días de altas temperaturas. Un poco más allá aparece una de las mejores iniciativas que ha tenido y tiene San José: la biblioteca popular Francisco Giner de los Ríos. En su parte trasera se ha puesto en marcha un pequeño huerto en el que ayudan algunos niños del barrio. Algo de luz y esperanza en medio de la degeneración urbana común en esta zona, por la que tanto lucharon en los primeros tiempos del asociacionismo vecinal personas como la propia Pepita Mena, que pasea por esas calles recordando, por ejemplo, cuánto costó verlas asfaltadas.

«Estamos hartos de quejarnos, de pedir y de reclamar pero no nos hacen caso», concluye Pepita, que añade a su queja de vecina la queja de concejala del Ayuntamiento.

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