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Jorge Holguera Illera
Domingo, 24 de julio 2016, 12:38
«La mentalidad mágica es una de las más fascinantes perspectivas que pueda ofrecer la cultura tradicional», en palabras de Juan Francisco Blanco. Este vecino de Salamanca, director del Instituto de las Identidades de la Diputación de profesión, es quizá, una de las personas que más conozcan el fenómeno de la brujería en la península Ibérica, con principal incisión en esta provincia y región.
Hablar de brujas y brujos causa gran curiosidad e incluso temor entre quienes aluden al misterio que rodea a estos personajes de los que da fe la transmisión oral popular y la literatura, pero también documentos entre los que cabe mencionar los generados por la temible Inquisición. Juan Francisco Blanco hace tiempo que dedicó diez años a recorrer la geografía regional en busca de testimonios relativos a la brujería, pero también a bucear en archivos y la más diversa bibliografía. Su trabajo dio como fruto el libro más completo sobre la temática en la región y uno de los pocos existentes en la península:Brujería y otros oficios populares de la magia.
¿Cómo llegó usted al mundo de la brujería?
Yo había escuchado de mi abuela historias referidas a las brujas, que me fascinaban, y a partir de ahí empecé a escarbar en el mundo de la brujería y las supersticiones. He de decir que después de tanto tiempo y tanto recorrido, el mundo de la brujería me merece un enorme respeto.
¿Qué es para usted la brujería?
Para mí, simplificando mucho, la brujería es la visión que el pueblo ha hecho de todo lo negativo. Cuando le pasaba algo malo y no sabía cómo interpretarlo se lo emplumaban a las brujas, viene a ser como la cosmovisión negativa del mundo por excelencia en el ámbito popular.
¿En qué basó su estudio?
Recurrí a tres tipos de fuentes. Las populares, es decir, los testimonios personales que me aportaba la gente, la mayor parte campesinos, de todas las provincias de esta región. Apliqué encuestas muy detalladas. Para mi esta es la fuente más importante porque me dieron datos inéditos que nunca antes se habían publicado.
¿Cuál fue el segundo tipo de fuente al que recurrió?
Utilicé informaciones extraídas de archivos. Por ejemplo también abordé la hechicería. En España, a finales de la edad media, la hechicería estuvo asociada a la alcahuetería, es decir, La Celestina es el prototipo de hechicera. Es una mujer con ciertas capacidades y recursos del ámbito de la magia para captar la voluntad amorosa. En los archivos de la catedral de Salamanca hay documentos de finales del siglo XVI y comienzos del XVII que nos describen personajes iguales que Celestina. Los archivos son muy importantes para aportar casos reales que nos ponen en el conocimiento histórico, es decir, aquello que por antigüedad desconocen las fuentes vivas.
¿Cuál es la tercera fuente?
El profesor de la Universidad de Salamanca, Torres Villarroel, publicaba cada año una especie de vaticinios de lo que iba a pasar al año siguiente. En cada una de estas publicaciones escribía una pequeña introducción, que eran textos maravillosos que recogían la vida popular. Dedicó uno de ellos a las brujas de Barahona(provincia de Soria). Esta es una de las fuentes bibliográficas. Otro de los autores que hablan de estos personajes es Feijoo además de otros. Me basé en fuentes bibliográficas, junto a las fuentes documentales y junto al trabajo de campo, además de patear mucho.
¿Encontró muchas pruebas?
Muchas veces me preguntan si pienso que realmente se cree en las brujas, entonces digo, nada más tiene que visitar los pueblos, abrir los ojos y mirar las señales externas de esa creencia. Si ves continuamente ramos del Domingo de Ramos en las ventanas, cruces en las puertas, detentes o Sagrados Corazones,.. te estás dando cuenta de que todavía hay gente que cree en ello. Nunca he visto volar una bruja pero me han contado tantos testimonios relacionados con estos personajes y veo tantas pruebas de que esa creencia ha existido, que sin duda hay que concluir que la creencia en las brujas en nuestra provincia y desde luego en nuestra región ha sido profundamente arraigada y que pervive en muchos sitios.
¿Alguna localidad salmantina?
En Villarino de los Aires podríamos decir que esta creencia está muy viva, todavía la gente se resiste a ir por un valle donde se habla que se reúnen las brujas, que es el valle de Zarapaya. Otra localidad es Cipérez, que siempre se ha dicho que era uno de los pueblos de las brujas en Salamanca, Garcihernández también, no obstante en este último caso más por contaminación, ya que tuvo mucha fama un curandero especializado en curar el mal de ojo conocido como el Brujo de Garcihernández, igualmente hubo otro curandero especializado en curar el mal de ojo en Fuenterroble de Salvatierra. Suelen ser más eficaces en el tratamiento del mal de ojo los curanderos hombres que las curanderas.
Curiosa distinción.
Quizá en esto hay una cuestión de género, el mal se asocia desde el principio de la cultura judeocristiana a la mujer (desde Eva) y de la clásica (Pandora). Si el mal se asocia a la mujer, por antítesis el bien se asocia al hombre. Por lo tanto, si el mal en el mundo astral se asocia a la luna, que puede provocar alunamiento que es un tipo de mal de ojo, contra la luna se lucha a través del sol. La luna es femenino y el sol masculino, por esta razón es por lo que se cree en curanderos hombres para curar al mal de ojo.
¿Las brujas son malas y los brujos buenos?
Es curioso porque a los curanderos especializados en el mal de ojo se les llama brujos. En nuestra tradición no existe que un hombre haga lo mismo que una mujer bruja. En Salamanca a los hombres que andan con las brujas, que las acompañan a los aquelarres y tal, se les llama zánganos. Una denominación tomada del mundo de la apicultura. Por eso hay confusión a la hora de oír hablar del Brujo de Garcihernández, que era un curandero que sanaba el mal de ojo en personas y animales. En el pasado eran fundamentales los animales para el trabajo en el campo.
¿Sólo las brujas echaban mal de ojo?
Las brujas suelen ser quienes ejercen esa influencia negativa en las personas, los animales o los campos voluntariamente, por ejemplo. A veces se puede producir un mal de ojo involuntario o indirecto por diferentes vías. Por ejemplo una persona que tenga un defecto en la mirada te podía echar un mal de ojo sin querer, de ahí que se decía «te ha mirado un tuerto». Otra forma de mal de ojo involuntario es cuando se halaga mucho a un niño pequeño y no se contrarresta el efecto negativo que esto produce, le puedes echar un mal de ojo. También dicen que por envidia se puede echar mal de ojo.
¿Ha entrevistado a alguna bruja?
En los años 50 o 60 en cada pueblo había una o varias personas que la gente decía que eran brujas. Cuando empecé a estudiarlo ya no era así. Pero si me han dicho: «aquella persona es una bruja». Al menos alguna de estas personas he tenido la percepción de que tenía una mirada especial.
¿Conoció alguna persona que se considerara a si misma bruja?
En general se les suele poner una etiqueta desde fuera. Hay un trabajo muy interesante del psiquiatra López Ibor (Cómo se fabrica una bruja) que tuvo la experiencia de ser director de un centro de salud mental, donde conoció a mujeres de las cuales se decía que eran brujas. Él creía que algunas mujeres habían llegado a creer que eran brujas como consecuencia de una especie de persecución, señalamiento. Los pueblos suelen ser sociedades opresivas donde la presión social es tan grande querealmente podía crear el desequilibrio en las personas. De tanto decirlas que son brujas acababan creyéndoselo de manera directa.
¿Por qué se decidió a profundizar en este estudio sobre las brujas?
Por un lado yo vengo de un pueblo de la denominada raya de Portugal, en el cual la creencia en las brujas estaba arraigada también en mi familia, por el otro, yo empecé a trabajar en el antiguo Centro de Cultura Tradicional, donde daba un curso y mis alumnos demandaban información sobre brujería en la región. No había nada publicado. Ellos me animaban a que yo lo hiciera, al principio no me lo plantee pero el detonante fue una conversación con el autor de Las brujas y su mundo, Julio Caro Baroja, en la que él no reconocía el hecho de que en esta región la brujería tuviera una importancia similar al norte de España, que era la zona en la que él había trabajado. Desde entonces lo tomé como un reto personal.
¿Tras diez años de investigación a qué conclusión llegó?
La conclusión a la que llegué, felizmente porque pude encontrar pruebas que reflejan verdaderamente que la creencia en las brujas fue tan importante en nuestra región y en nuestra provincia, como lo ha sido en Galicia, el País Vasco o en Navarra,.. Es verdad que hay diferencias porque aquí el fenómeno no se manifiesta igual que en el norte. Pero la creencia en las brujas es grande. Todos los pueblos tenían sus brujas porque todos los pueblos necesitaban explicar las cosas malas que les pasaban cada día y la mejor forma de explicarlas era emplumárselas a la bruja de turno.
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