![La plaza de Barcelona se desgaja de Navega y reivindica su diversidad y espíritu de barrio](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/pre2017/multimedia/noticias/201607/18/media/cortadas/Imagen%20_S4X8303_xoptimizadax-koAB-U201630104611Zx-660x371@Norte%20Castilla.jpg)
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Cecilia Hernández
Lunes, 18 de julio 2016, 12:23
Todo comenzó con una reunión informal alrededor de un café. Algunos empresarios y comerciantes ubicados en la plaza de Barcelona decidieron que era el momento de tomar cartas en el asunto y exigir a quien correspondiera mejoras para su zona. Desde aquel día del mes de mayo mucho se ha hecho pero mucho queda aún por hacer. Aunque la respuesta del Ayuntamiento fue rápida, la situación en la plaza y alrededores dista bastante de ser la que correspondería a un lugar que es «puerta de entrada a Salamanca», como lo define la empresaria Luisa María Martín, en referencia a la cercanía de esta zona con la estación de tren y el centro comercial Vialia.
«Somos un barrio multicultural y queremos aprovecharlo, y no convertirnos en un gueto de delincuentes», explica Martín. No faltan las ideas entre los comerciantes movilizados para lograr revitalizar la plaza de Barcelona y algunas calles cercanas como Los Ovalle o el Greco en la línea de lo que ha conseguido Zoes en el barrio del Oeste. De ahí que vayan a constituirse en una asociación vecinal para la que aún se busca nombre. «Queremos que el nombre refleje la multiculturalidad del barrio», insiste la empresaria, que se lamenta de la falta de apoyo, asegura, de la asociación oficial de vecino del barrio, Navega. «Fuimos a verlos y lo único que nos dijeron era que teníamos que esperar, que primero iba el parque y el aparcamiento de la plaza de Garrido y el Ayuntamiento estaba ocupado». Esta respuesta no mejoró con el paso del tiempo. «No nos contestaron a los correos electrónicos ni nos avisaron de la visita del alcalde», asegura Luisa María. Fue entonces cuando la plaza de Barcelona comenzó a desgajarse de Garrido o, mejor dicho, de Navega e inició el camino hacia una asociación independiente que defienda los intereses de la zona de forma directa. Una solución que también les recomendaron en el propio Consistorio.
Mejoras por llegar
Hacer de lo diverso un valor y no una barrera. Esa es la idea de una zona castigada y dejada durante tiempo por las instituciones. Desde el mes de mayo en el que comenzaron las movilizaciones se han solucionado desperfectos y se ha aumentado la vigilancia policial, pero aún permanecen las huellas de los botellones, el vandalismo y el incivismo. Por ahora, y tras la visita del jefe de la Policía Local y de varios concejales como Daniel Llanos o Javier García Rubio, la delincuencia ha disminuido y la instalación de un foco ha mejorado el interior de los soportales.
También se han realizado obras en los desperfectos y averías de la plaza (rellenar baches, cubrir cuadros eléctricos a la vista, eliminar algunos grafitis), pero queda culminar la limpieza de pintadas en especial las situadas en fincas privadas, mejorar la iluminación en las calles El Greco y Los Ovalle, pintar y reparar el techo de los soportales así como el tejadillo de la plaza, del que cuentan en la zona que «sólo sirve para acoger a las palomas, no tiene más sentido y mejor que lo quitaran».
Además, entre las promesas del Ayuntamiento se incluyen la instalación de un circuito biosaludable para los mayores y programar actividades, como las que ya han comenzado a celebrarse. Los vecinos solicitan además que se intente acabar con la ocupación ilegal de locales. «Nadie los alquila y se meten sin permiso», explican.
«Para conseguir limpiar la zona de pintadas nos hemos tenido que poner en contacto con los propietarios de los locales uno por uno», relata Luisa María Martín, que desgrana con ilusión todos los proyectos que existen para la nueva asociación, como la celebración de un mercadillo semanal en la plaza de Barcelona en el que los comerciantes de la zona puedan vender sus productos o la celebración de una gran fiesta de inauguración, con la que también aprovechar para captar socios. «Tenemos claro que la cuota a pagar podrá ser económica o también en tiempo libre, como voluntarios», señala. De ahí que vayan a existir, en principio, tres categorías de socios: empresas, vecinos y jóvenes, y que «cada cual colabore con lo que pueda».
En proyecto, y siguiendo esa línea multicultural tan propia de la zona, la nueva asociación aún sin nombre colaborará con la parroquia de Nuestra Señora de Fátima en sus actividades o con la comunidad de sacerdotes de Marianhill, pero también con la mezquita y los comerciantes musulmanes instalados en las cercanías de la plaza. Intención de «hacer barrio» y potenciar el comercio local, de la zona, en la mejor línea emprendida por la asociación Zoes en el Barrio del Oeste, con quienes prevén iniciar contactos en breve.
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