Una placa en el cementerio de Casillas de Flores recordará a sus nueve represaliados

El cementerio municipal de Casillas de Flores un pequeño municipio de la comarca de Ciudad Rodrigo, en el límite con Portugal acoge, desde ayer, una placa conmemorativa a los nueve vecinos del pueblo que fueron asesinados durante los primeros meses de la Guerra Civil Española, de la que ayer precisamente se cumplían 80 años de su inicio.

Un acto organizado por las familias Gómez Álvarez y González Moreiro que contó con la colaboración de la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, que trabaja precisamente en honrar la memoria de aquellos que fueron represaliados durante el periodo más oscuro de nuestra historia reciente y esclarecer el paradero de los restos de muchos de los que desaparecieron y aún no se sabe dónde acabaron.

José Moreiro Ríos quien fue alcalde del municipio durante un tiempo, Antonio Álvarez Martínez quien también desempeñó un cargo, en este caso de concejal, José Bernal, Timoteo Feliciano Mateos Ríos, Antonio Cánovas Mesa, Antonio Hernández, Felipe Rastrero Antúnez, Quirico Bermejo y, el hijo de éste último, Manuel Bermejo, son los asesinados de los que hasta ahora se tenía constancia pero a los que, al parecer, hay que sumar un décimo nombre.

«Durante el homenaje se nos ha acercado una mujer, diciéndonos que nos habíamos dejado a su tío, pero es que no teníamos constancia de él», señalaba Luisa Vicente, presidenta de la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, que asegura que ya han concertado una reunión con los familiares de este décimo desaparecido en Casillas de Flores para recabar todos los datos posibles e intentar dar con sus restos.

De hecho, cabe señalar de los nueve represaliados a los que se homenajeó ayer, tan solo los restos de uno de ellos descansan en Casillas de Flores y en una tumba sin nombre, ya que no se permitió ponerlo en su momento, siendo el paradero de los otros desconocido de momento.

En este sentido, la presidenta de la Asociación Memoria y Justicia señala que, durante la mañana de hoy, se inhumarán en el cementerio de Salamanca los restos de tres personas de las cuales dos se sospecha que podrían ser vecinos de Casillas de Flores, aunque los resultados obtenidos en las pruebas de momento no han sido concluyentes y no se puede asegurar la identidad de los restos por el momento.

En el acto homenaje de ayer intervinieron José María González Moreiro, nieto de José Moreiro Ríos, y José Luis Gómez Álvarez, nieto de Antonio Álvarez Martínez, quienes hablaron sobre sus abuelos y lo que su pérdida significó para la familia quienes, pese a todo, inculcaron los valores de los fallecidos a las nuevas generaciones, manteniendo así la semilla de la lucha por los derechos de los trabajadores que les llevó a la muerte.

Por su parte, Antonio Risueño, párroco de Casillas de Flores, dedicó unas sentidas palabras a las víctimas, de las que aseguró que no necesitan ser dignificados, ya que nunca perdieron la dignidad.

También estuvieron en el acto el concejal socialista, Felipe Antúnez, y el investigador Ángel Iglesias Ovejero, quien habló sobre las circunstancias de la represión en este pueblo. Por su parte, Luisa Vicente, alabó que se haya hecho un acto de justicia con estas personas y, sobre todo, el cariño que sus nietos mostraron hacia sus abuelos al organizar este acto de homenaje que cerró Esther Gómez Oneca interpretando al violín la canción Yesterday.

Próximos actos

Además del acto que tendrá lugar hoy en Salamanca, la Asociación Memoria y Justicia tiene previsto realizar más homenajes en los próximos meses, aunque las fechas aún no están fijadas.

Concretamente está previsto un acto en Ciudad Rodrigo «donde los miembros de la gestora del municipio fueron en su mayoría asesinados» y también se hará otro en Tenebrón para recordar a dos represaliados.

Además, hay otro acto previsto en La Alberca, «aunque antes se deberá proceder a la exhumación en Nava de Francia de 8 personas que se encuentran en una fosa común del cementerio y cuyos familiares han pedido que sean trasladados a La Alberca».

Una intensa actividad cuyo objetivo sigue siendo cerrar heridas devolviendo a las personas a su lugar.

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