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Armenteros en un campo de lentejas.
Los agricultores de La Armuña esperan buenas cosechas de lenteja y garbanzos

Los agricultores de La Armuña esperan buenas cosechas de lenteja y garbanzos

La humedad de la campaña evitó que se pudiera sembrar todo lo deseado y propició algún problema con el agua en zonas bajas

Jorge Holguera Illera

Martes, 28 de junio 2016, 11:55

Mientras se cosechan los primeros cereales de la provincia, los agricultores de La Armuña observan con agrado el alimonado de la lenteja. También contemplan los cultivos de garbanzo de Pedrosillo. Eso sí, en las parcelas, que por un lado, el tiempo ha dejado sembrar y, por el otro, han sobrevivido a las inclemencias meteorológicas. Así lo señala Nicolás Armenteros, uno de los mayores conocedores de ambos cultivos por ser el director del Centro de la Legumbre situado en Pajares de la Laguna y director técnico de las Indicaciones Geográficas Protegidas, IGP, Lenteja de La Armuña, Garbanzo de Fuentesaúco, y Judía del Barco de Ávila, así como de la Marca de Garantía Garbanzo de Pedrosillo.

«Cuando la lenteja se recoge en la primera quincena de junio, malo», situación que no es la de esta campaña ya que la mayoría de las lentejas serán segadas en julio, algo que augura el buen desarrollo del cultivo y una cosecha que se espera rentable, no como la del pasado año que se quedó en una media de 365 kilos por hectárea y «con esa producción no se llega a cubrir gastos», anota este técnico.

«Las legumbres siguen siendo los parientes pobres»

  • Pese a las grandes virtudes de las legumbres, «siguen siendo los parientes pobres de la gastronomía» anota Nicolás Armenteros, pues su consumo «ha caído un 50% desde los años 90», lamenta. Y eso que la legumbre, «es un alimento del que nadie se ha atrevido a hablar mal», sirva de ejemplo que, «en una dieta saludable se recomienda de tres a cuatro veces por semana».

Esto en relación a la Lenteja de La Armuña, que junto al Garbanzo de Pedrosillo, son los dos cultivos que enorgullecen a La Armuña, y que bajo dicha denominación pueden cultivar en 34 pueblos de esta zona salmantina, con epicentro en términos municipales como el de La Vellés, Pedrosillo el Ralo, Castellanos de Moriscos o San Cristóbal de la Cuesta.

En cuanto a superficie se refiere, Nicolás Armenteros calcula que es similar a la del pasado año en lentejas, con cerca de 1.300 hectáreas. En garbanzo la cantidad de terreno cultivada es un 20 o 30% inferior, ya que ronda las 1.000 hectáreas, aunque «si el tiempo hubiera estado más normal se hubiera llegado a las 1.500».

Las constantes lluvias originaron varias repercusiones, una de las cuales marcó una siembra del garbanzo muy escalonada, que se extendió desde febrero hasta últimos de mayo. Se trata de una situación «atípica», en palabras del director técnico de la Marca de Garantía. Por un lado «el agricultor no pudo sembrar todo lo que quiso», por el otro, «tenía mucho miedo», pues «el garbanzo es muy sensible al agua». Esta sensibilidad también afectó a la lenteja, sobre todo en «zonas bajas», es decir, «parcelas en que no desaguan bien o con problemas de impermeabilidad, donde se han perdido los cultivos». Armenteros calcula que puede haberse visto afectada por esta reducción entre un 20 y un 25% de la superficie de lenteja cultivada. Otro de los efectos adversos que dejaron las constantes lluvias fue la proliferación de malas hierbas, pese a que las parcelas fueron debidamente tratadas, la continua presencia de agua lavó el tratamiento y originó que en algunos casos nacieran malas hierbas, en momentos en que ya no podían ser eliminadas.

A parte de estos inconvenientes, la lenteja y el garbanzo que permanecieron están en buenas condiciones.

En La Armuña, aunque el cultivo mayoritario es el cereal, la estrella es la lenteja, «por su calidad y prestigio», destaca Nicolás Armenteros, quien no duda en afirmar que «aquí la tierra da un sabor único a la lenteja y el garbanzo». Algo que no es discutido por nadie aunque a la hora de la verdad carece de un reconocimiento social, ya que el consumidor está acostumbrado a entender la legumbre como un alimento de aquellos años de postguerra y no se queda con sus innumerables virtudes.

Desde el Centro de la Legumbre, uno de los objetivos es la dignificación del mercado de este producto. Por ello, se van a comenzar a perseguir los usos indebidos de las IGP y las Marca de Garantía que representan, incrementando las inspecciones y llevando a cabo las medidas legales oportunas contra aquellas tiendas que comercialicen bajo el nombre de Garbanzo de Pedrosillo o Lenteja de La Armuña productos a granel, pues dichas legumbres protegidas solo pueden ser vendidas si son envasadas y etiquetadas con la contraetiqueta del controlador, pues, «es la única forma de controlar la calidad».

Uno de los problemas que hay en este sentido, es que «por tradición, el consumidor de legumbre está acostumbrado a comprarla a granel», cuando adquirir el producto de este modo, le hace vulnerable a posibles engaños, es decir, que le vendan garbanzos que no sean de Pedrosillo o de Fuentesaúco o que les vendan lentejas que no sean de La Armuña, pues hay que tener en cuenta que el precio de unos y otros no es el mismo, ya que no tienen la misma calidad. Esta mala práctica a la hora de comercializarse las legumbres se traduce en que tan solo un 10% del garbanzo que se siembra en la denominación de Pedrosillo, se vende bajo la Marca de Garantía; en cuanto a lenteja se refiere, el porcentaje es mayor, entre un 15 y un 20%.

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