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elena gómez
Domingo, 12 de junio 2016, 13:10
Largos días pasaban los ganaderos de Aldeacipreste en tierras extremeñas cuando llegaba la época de la trashumancia, un recuerdo ya pasado que las nuevas generaciones no conocen, pues el último que buscó el cobijo de tierras extremeñas, Marcelo Puente, lo hizo hace ya 27 años por última vez.
Precisamente es él quien, con sus 500 ovejas, desfila cada año por la Cañada Real y el Cordel durante la Romería de la Trashumancia, una fiesta promovida por el Ayuntamiento de Aldeacipreste y secundada por sus vecinos y de otros pueblos aledaños, para mantener viva una tradición que forma parte de la historia no tan lejana de este pequeño pueblo del sur de la provincia.
La fiesta, que se celebró ayer, comenzó a las 10:00 horas con la concentración en el centro del pueblo de un buen número de jinetes que, a lomos de sus caballos, participaron en una ruta que los llevó por los caminos de la Cañada para llegar hasta la zona conocida como el Cordel.
Allí les esperaban el resto de los participantes en esta fiesta, buscando la sombra de los árboles y refrescándose con las bebidas y aperitivos que el bar instalado para la ocasión en el lugar les ofrecía. Entre los asistentes, además de la Corporación municipal y los vecinos de Aldeacipreste, se encontraban el diputado de Turismo, Javier García; el director provincial de Educación, Jesús Laborda;y varios alcaldes, concejales y vecinos de pueblos cercanos. Yes que la trashumancia era algo muy característico en la zona, pese a que ahora está prácticamente desaparecida.
Fue precisamente tras la llegada de los jinetes cuando, a lo lejos, se empezó a divisar una nube de polvo que levantaban las ovejas de Puente, a quien acompañaba su hijo mayor, Daniel. Toda la atención se desvió hacia el sonido de los cencerros y los balidos de las ovejas que trasladaban a los presentes a tiempos pasados, mientras la nube de polvo se acercaba y pasaba a pocos metros de los asistentes a la fiesta, siguiendo el camino del Cordel cuyo alrededor recientemente han vallado los ganaderos del pueblo para evitar que los animales pasen a la carretera y provoquen accidentes.
La Romería de la Trashumancia, que estuvo amenizada por el sonido del tamboril, contó también con una demostración de esquila a tijera, que estuvo a cargo de Andrés Puente, otro vecino de Aldeacipreste que demostró su manejo con la tijera, despojando a una oveja de su lana de manera tradicional.
Habitualmente, esta fiesta, que este año ha celebrado su quinta edición, contaba también con una actividad de reconstrucción del chozo, un pequeño refugio, como el que usaban los pastores en sus viajes, en el que se cubría el techo con ramas pero, al vallarse el perímetro y alejarlo de los animales, se mantiene y no es necesario volver a colocarlo.
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