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Jorge Holguera Illera
Viernes, 10 de junio 2016, 11:26
Cáritas Diocesana de Salamanca ofrece, un año más, la posibilidad de participar como voluntario durante el verano en los proyectos de personas sin hogar (Casa Padre Damián) y enfermos de sida (Casa Samuel).
El pasado año, en Padre Damián estuvieron tres chicas españolas y en Casa Samuel, ocho voluntarios. En el último caso, de ciudades españolas como Logroño, Málaga, Cádiz, Madrid y Bilbao. También hubo voluntarios procedentes de países como Grecia o Alemania.
Pueden enrolarse en esta forma de ayudar a los demás, personas mayores de 21 años que quieran vivir esta experiencia de quince días de duración. Se trata de una posibilidad de vivir un voluntariado que acerca a realidades que viven personas con más o menos suerte, que se han visto en la calle o personas con una enfermedad que a día de hoy no tiene cura, aunque si tratamiento.
Este voluntariado está más enfocado a personas llegadas de fuera de la ciudad para que pernocten en dichos hogares y compartan el día entero, ayudando en las labores básicas, también con momentos de ocio y libertad.
Quienes deseen participar deben de inscribirse en la sede central de Cáritas, bien acercándose personalmente a la calle Monroy, 2 o bien a través del teléfono 923269698, o enviando un email a padredamian@salamanca.org, o bien escribiendo a sida@caritasalamanca.org.
Estos centros de Cáritas no cierran ningún día del año, si bien, las vacaciones de verano hacen posible que esta modalidad de voluntariado ofrezca un aire fresco a estos hogares y un enriquecimiento extra. Por un lado, porque son personas que llegan con ideas nuevas y con ganas de poner en marcha iniciativas, que son permitidas y por otro lado, porque proceden de distintos lugares y traen consigo nuevos puntos de vista.
Los voluntarios colaboran en las tareas domésticas diarias, en los trabajos de mantenimientos de los centros y en la ocupación del tiempo libre de las personas que residen en las casas de acogida. Además se enriquecen de su participación en un proceso de formación sobre la realidad del sida y las personas sin hogar.
Tal y como Cáritas da a conocer en su convocatoria, «el voluntariado es una forma de contribuir a la calidad de vida de las personas y la expresión de un compromiso por la construcción de una sociedad más accesible e integradora.
Aportes
Entre los aportes del voluntario que destaca Cáritas se encuentran «su tiempo, sus ganas, su ilusión, su creatividad y su originalidad».
Quienes ya han participado en ocasiones previas en esta modalidad de voluntariado saben muy bien lo que hay que tener para dar lo mejor de sí mismos a esta causa. Sirvan de ejemplo las palabras del gaditano Juan Carlos Canto que ya fue voluntario en Casa Samuel, que considera que «hay que ser una persona abierta, tener generosidad, capacidad de aceptar al otro como es, no juzgar, no entrar en juicios de ningún tipo, tener empatía y respeto». En opinión de la sevillana María José Pérez, que estuvo en Casa Padre Damián, para ser voluntario es preciso «ser responsable, y tomarse en serio el voluntariado para establecer compromiso, ser una persona solidaria y empática, implicación en lo que le está pasando a la gente de su alrededor y sensible, adaptarse a lo que venga y estar disponible para todo lo que te propongan», relata.
En cuanto a lo que a porta esta experiencia a los voluntarios, esta voluntaria, anota que «valoras mucho más lo que tienes, te abre mucho los ojos, te hace una persona más humana». En el caso de Juan Carlos Canto, opina que «te da un nivel de conciencia de la vida en valores, como el respeto; las creencias a nivel espiritual y a nivel mental; de conocimientos; del valor de la honestidad, la humidad; y valores como el humor, entre muchas cosas más.
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