El investigador de la Usal Juan José García Meilán, Nina Gramunt, de la Fundación Pasqual Maragall, la consejera de Familia, Alicia García, y el subdirector de El Norte, Ignacio Foces.

El diagnóstico precoz del alzhéimer, clave para averiguar su desarrollo en el cerebro

En el encuentro de El Norte los expertos señalan que la investigación está en los orígenes

Cecilia Hernández

Jueves, 2 de junio 2016, 11:34

Descubrir el alzhéimer desde sus fases más tempranas es el gran reto al que se enfrentan los investigadores de esta enfermedad. Y es así porque la realidad científica actual y futura, al menos a corto plazo, es devastadora: no se trabaja para atajar la enfermedad, sino para descubrir cómo actúa sobre las neuronas. «La investigación está en sus orígenes, no sabemos por qué el alzhéimer hace lo que hace, cómo para pedirle que no lo haga», reconoció Juan José García Meilán, profesor de Psicología del Lenguaje de la Universidad de Salamanca y del Instituto de Neurociencias de Castilla y León y participante ayer en una nueva edición de los Encuentros de Salamanca, organizada por El Norte de Castilla en el hotel Abba Fonseca con el título: El alzhéimer, para el recuerdo de todos, junto a Nina Gramunt, de la fundación Pasqual Maragall, y Alicia García, consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León.

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García Meilán afirmó que hace falta «mucho dinero» para que la investigación «comience a ver la luz». Por ahora, el camino para los enfermos y sus familiares suele ser el mismo: pérdidas de memoria progresivas, que se achacan al deterioro cognitivo propio de la edad, y que derivan en una demencia profunda contra la que poco se puede hacer. «Cuando los enfermos empiezan a recibir tratamientos el cerebro ya está dañado, pero no sabemos cómo intervenir en el cerebro antes de que todo empiece». Lo ideal sería que toda la población se sometiera a resonancias magnéticas sobre el cerebro, un coste inasumible, por lo que los procedimientos de diagnóstico divergen y sólo son de verdad efectivos cuando los síntomas son evidentes.

El profesor de la Usal reclamó, de igual modo, que la sociedad «se conciencie» y se evite «el chiste social» sobre las pérdidas de memoria, que no se consideren normales, «porque no lo son» y que tanto familiares como profesionales actúen con rapidez ante esos síntomas. «En nuestro trabajo del Instituto hemos ido por residencias y nos hemos encontrado con muchos casos de alzhéimer no diagnosticados».

En ese mismo sentido se pronunció Nina Gramunt, neuropsicóloga clínica de la fundación Pasqual Maragall. Con ánimo divulgativo, la experta habló de la enfermedad de Alzheimer como de un «problema devastador» que requiere progresión tanto «en investigación, asistencia y concienciación de lo que supone».

El aumento de la esperanza de vida a nivel mundial ha provocado que, ahora mismo, sólo en Europa haya 20 millones de personas afectadas por demencias, 130 millones en todo el mundo, de las que 37 millones padecen alzhéimer. Cifras que, añadió Gramunt, se multiplicarán «por tres» en pocas décadas. Una realidad que abruma, más cuando no hay esperanzas de un tratamiento o de una vacuna en el horizonte. De hecho, comentó la neuropsicóloga ante una pregunta de los asistentes, cualquier descubrimiento de los que aparecen habitualmente en revistas médicas y alcanzan difusión en los medios de comunicación, necesitaría, si fuera bien, de, al menos, diez años para desarrollarse y llegar a ser efectivo en personas. Si fuera bien porque, por desgracia, habitualmente «se pierden por el camino».

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Gramunt reiteró que la causa del alzhéimer sigue siendo una incógnita. La edad es el principal factor de riesgo, y es no modificable, esto es, no podemos hacer nada. El origen hereditario se da tan sólo en un 1% de los casos, una «enfermedad considerada rara» que afecta a personas muy jóvenes, con diagnósticos sobre los 60 años o incluso antes. En el resto, el 99%, no tiene origen directo en la carga genética, aunque sí hay determinados genes que pueden influir.

Buscar en la etapa silente

Es aquí donde trabaja especialmente la fundación Pasqual Maragall, a través de su proyecto Al-Fa, Alzheimer más Familias, en el que participan 2.743 personas familiares de enfermos de alzhéimer y que, tras las correspondientes pruebas de biomarcadores, presentan esos genes que pueden derivar, o no, en la enfermedad. Una plataforma de investigación para desarrollar estudios que tendrán efectividad «para generaciones futuras» en la que se observa la evolución de los colaboradores con el objetivo que comentaba el profesor García Meilán: conseguir un diagnóstico precoz, en esos 20 años de periodo silente del alzheimer, para probar entonces los fármacos.

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Nina Gramunt, por último, puso especial hincapié en los factores que sí pueden prevenir o evitar el alzhéimer. En esencia, llevar un estilo de vida saludable, porque «lo que es bueno para el corazón, es bueno para el cerebro».

Por su parte, la consejera de Familia, Alicia García, anunció que la Estrategia de Prevención de la Dependencia y Promoción del Envejecimiento Activo en la que trabaja su Consejería estará lista «antes de finales de año» y que con ella se va «un poquito más allá» del programa del Club de los 60 porque las personas mayores de la Comunidad «demandan una planificación mayor que prevenga la dependencia y promocione la autonomía personal».

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Movimiento asociativo

Este es, sin embargo, solo uno de los ejes que la consejera cifró para tratar el problema del alzheimer en la Comunidad, «una de las principales causas que provoca dependencia en las personas mayores y a la que destinamos al año unos 134 millones de euros». Otro de esos ejes es «el movimiento asociativo, un pilar fundamental con 29 entidades y 11.000 socios que representan a las familias y que están muy profesionalizados, con 800 plazas en 21 Centros de Día en los que trabajan 600 profesionales».

El siguiente de los ejes citados por García se refiere a la «modificación de los centros de carácter social de Castilla y León» en una manera «innovadora» a través de un modelo de atención «centrado en la persona». Por este modelo, conocido como En mi casa, la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades recordó que la Junta fue premiada por el Grupo Senda y que fue presentado recientemente en Bruselas como «un paso más para la calidad de atención a las personas».

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Por último, Alicia García se refirió al «esfuerzo muy importante» en la incorporación del grado 1 al sistema de dependencia de Castilla y León. «Actualmente, y según los datos de abril , se ha conseguido incorporar a un 80% de los dependientes de grado 1, cuando la media nacional está entre el 31 y el 35%», explicó García.

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