C. TABERNERO-ICAL
Lunes, 16 de mayo 2016, 12:43
Es de los artistas españoles que menos presentación necesita. Y es que Carlos Jean (Ferrol, 1973) es, además de uno de los Djs nacionales más conocidos en la escena musical electrónica actual, productor de otros reconocidos artistas como Miguel Bosé, Fangoria, Enrique Bunbury o Tiziano Ferro. Ahora, aterriza como director artístico del Festival de las Artes de Castilla y León (Fàcyl), que este año contará con músicos de renombre como Goran Bregovic, Izal o Bebe. Y lo hace con una vocación «interdisciplinar» y de «medio-largo plazo» con la que pretende conseguir que, «en unos años, Alejandro Sanz quiera venir para hacer algo con pintura o Supersubmarina con fotografía.
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¿Por qué Carlos Jean va a dirigir el Fàcyl 2016?
Me llamaron de la Fundación Siglo para proponerme la dirección. Fue una llamada sorprendente, porque parece de artista retirado cuando yo estoy absolutamente en activo. Pero me pareció una propuesta muy aventurera y enseguida me puse a ver las fotos de los carteles de Fàcyl. Me dijeron los problemas que se detectaban, que era un festival que cada año pasa por Salamanca y no vuelve, y traté de pensar en algo para aterrizar en el festival y dejarle un ADN que sea muy de Salamanca, para que la ciudad se sienta orgullosa. Y así surgió la idea del pasaporte, para que la gente forme parte de un festival experiencial, que sea como un viaje por el arte contemporáneo a través de la música.
Y en ese viaje, ¿cómo pretende involucrar a los viajeros?
Este año es un festival hecho para Salamanca. Es de la Junta, sí, pero se hace en Salamanca y la ciudad tiene que notar que es suyo y que el escenario es la propia ciudad. No hemos querido llevar nada a sitios neutros, como el Multiusos. Llevar al Patio Chico a Izal, siendo un concierto de pago, es una decisión compleja, pero cuando vas por delante y lo explicas, se entiende perfectamente.
Habla de ADNdel festival. ¿El del Fàcyl será el de Carlos Jean, independientemente de que continúe?
Mi idea es continuar. Nunca me meto en un proyecto para hacer algo y dejarlo. La gente debe tener esa percepción de fidelidad a algo. Creo que las ideas están para echar raíces y las raíces se echan con el tiempo. No es cuestión de llegar y, como soy Carlos Jean y salgo en Ten y en El Hormiguero, ya vale. No. A mí esto me ocupa mucho tiempo de mi vida pero me apasiona y no quiero dedicarme a este festival para dejarlo el año que viene. Me gustaría que fuese un éxito y siguiese, como el resto de proyectos que hago. Y hay muchas ideas alrededor del festival para los próximos años.
¿Va a dar, entonces, Carlos Jean estabilidad frente a los tumbos de los últimos años?
Yo no, el equipo. Yo puedo aportar una idea, pero esto lo hacemos entre todos. Sí tuve claro desde el principio la idea del pasaporte, porque le da personalidad al festival. Porque, ¿en qué se diferencia el FIB del BBK? En los nombres de los grupos y, a veces, ni eso. Pero, ¿pasa algo que no sea ir a una serie de conciertos? ¿Qué pasa en Tomorrowland que no pase en la Miami Conference? Es todo lo mismo. Aquí lo bueno es que tanto el equipo como la Junta y el Ayuntamiento hayan aceptado que le pongamos a la ciudad un pasaporte, un recorrido. Y esa mezcla de músicas, con varios estilos, que te haga viajar por diferentes disciplinas. Para mí, el clímax de este festival sería que dentro de dos años veamos espectáculos en la plaza Mayor que sea inviable ver en otro sitio. Si trabajamos con un año vista, podremos plantearle a un artista, aunque sea muy comercial como Alejandro Sanz, hacer algo con pintura, o a Supersubmarina algo con fotografía. Me gustaría que el Fàcyl sea un festival donde se mezclan disciplinas artísticas, donde tienes un viaje, un pasaporte, con muchas actividades que puedan hacer que este festival tenga una personalidad propia.
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¿Hasta qué punto puede ayudar su faceta multidisciplinar en el mundo de la música?
Lo que voy a intentar hacer es extrapolar mi trabajo y aterrizar el festival como si fuese un disco o una acción de marca. Lo ideal es utilizar la experiencia para trabajar de manera espontánea. No quiero tener aires de director. Hay un montón de directores artísticos dentro de este festival, con Carlos Tapias encargándose de la parte de teatro, mi equipo en la parte de música y Nona en Las Conchas Literarias, por ejemplo. Yo mando un mensaje paraguas, una identidad para todo el festival, y luego los directores empiezan a trabajar.
Esa identidad es la música, ¿pero en qué medida van a estar involucradas el resto de disciplinas artísticas y en qué manera?
Cien por cien. La idea de este año es que la música esté presente en disciplinas que no sean la música: si vas al teatro, que tenga música; si vas a Las Conchas Literarias, que tengan un recorrido o pasen de alguna manera por la música. Y al revés: si un grupo musical viene, que tenga que involucrar diferentes disciplinas, que en un concierto en un gran escenario se vea alguna disciplina que no sea la música. Así lo hemos intentado, persuadiendo a los grupos que vienen.
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¿Se necesita un buen mezclador para conjugar todo eso?
Es parte de la obligación. Es como hacer un disco. Cuando hago algo, espero que nunca se me acaben las ganas de crear cosas distintas, que tengan un ADN propio. Copiar no me gusta, incluso cuando tengo que hacer una sesión de DJ, aunque me equivoque. Este festival se llama Fàcyl y la gente tiene que entender mezclar disciplinas como algo fácil. Espero que en tres años sean los artistas los que quieran venir a Fàcyl para hacer esa mezcla y mandar una propuesta al equipo del festival que sea absolutamente disruptiva y les saque de la zona de confort si quieren llegar a Fàcyl.
¿Qué respuesta está encontrando de los artistas contratados?
Fácil. Con Izal, una de las cosas que hablamos al principio era combinar su libro para llevarlo a Las Conchas Literarias. No está claro cómo hacerlo, pero se hará esa parte de mezcla. Porque es cierto que, con tan poco tiempo, meter algo en el espectáculo era más complicado. Con Marinah ha sido más fácil, en el escenario, vaya. Hay perfiles más adaptables a hacer cosas, pero no podemos desvelarlo porque si solo va a pasar aquí, solo se puede ver en directo. Y en teatro musical hay cosas muy chulas. Las queremos presentar, pero hay que morderse la lengua porque hay que respetar las estrategias de comunicación para que la gente se vaya conectando diariamente a las redes sociales y respire festival todos los días desde ya.
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¿Va a ser condición indispensable para venir al Fàcyl tener ese carácter multidisciplinar?
El primer año no, no podemos hacer eso. Pero a medio-largo plazo, si yo soy el director artístico, sí. De hecho la idea es esa para el año que viene, a no ser que diga Coldplay que quiere venir al Fàcyl sin hacer nada. Ya haré yo un graffiti abajo (risas). Pero si no, será algo necesario.
Y para la gente, ¿lo será el pasaporte?
Es un juego. Es ponerle las cosas a huevo a la gente para que se lo pase bien durante cinco días, y con descuentos en restaurantes. Es un win-win para los hosteleros, que además están anunciados en el pasaporte, y para la gente, que consigue descuentos. Al final, los estás poniendo en juego, aunque luego juega quien quiere. Para eso estará la Fàcyl Crew, para increpar. Es teatro de calle que te va a preguntar qué haces aquí, dónde está tu pasaporte... Eso mola, a la gente le gusta. En los proyectos que hemos hecho, como el Plan B, muchas veces somos escépticos a la hora de pensar si la gente va a participar o no. De hecho, en el Plan B teníamos un plan B por si la gente no mandaba pistas para ir a El Hormiguero. Pero el primer día llegaron entre 15 y 20 pistas y con la primera canción, 1.700 pistas. Cada vez que hacemos un proyecto para que la gente participe, la gente lo hace.
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Hablemos de llimitaciones. ¿Son cinco días y 575.000 euros suficientes?
Yo prefiero menos días incluso, pero tanto tiempo como presupuesto venían marcados. Además, que es mucho o poco dinero para qué. Pefiero tener este presupuesto y este festival a tener dos millones de euros y muchos nombres sin tener una identidad propia.
¿Hay espacio y dinero para implicar a disciplinas más alejadas de la música como la pintura, la fotografía o la videocreación?
Sí, aunque hemos limitado al máximo las cosas para no salirnos del guión. En las ideas y planteamientos ha habido varias ideas en ese sentido, como traer, en el caso de la fotografía, grandes exposiciones, que es sencillo y barato. Pero no nos ha dado tiempo a involucrar todas las ideas buenas que se han planteado.
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