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El palacio de Orellana en la calle San Pablo.
Estiman en un millón de euros la pérdida de ingresos por el IBI de los BIC cerrados

Estiman en un millón de euros la pérdida de ingresos por el IBI de los BIC cerrados

Los expertos destacan el poco rigor y coherencia que existe en el desarrollo de los expedientes

Cecilia Hernández

Lunes, 4 de abril 2016, 11:53

Las obras que restauran desde hace algunas semanas los restos de la iglesia de San Polo han traído a la actualidad la situación de los bienes de interés cultural de la ciudad. Entre otras razones, porque la propia San Polo no tiene tal categoría a pesar de que su expediente se incoó en 1992. «Tradicionalmente se considera que en cuanto se inician los trámites el bien ya tiene esa categoría, pero no se entiende que los expedientes queden en un cajón durante más de 20 años», señalan desde la asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio, que ha reclamado en numerosas ocasiones la actualización del catálogo de bienes de interés cultural de Salamanca.

Otra consideración de importancia en estas cuestiones tiene que ver con el Impuesto de Bienes Inmuebles. Los BIC no tributan por este concepto, señalan desde la asociación patrimonialista, siempre que cumplan determinadas condiciones que exige la ley, como la aplicación de un horario de visitas públicas, ya que su consideración es la de patrimonio que pertenece a todos.

Así lo indica el artículo 13 de la Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español: «los propietarios y, en su caso, los titulares de derechos reales sobre tales bienes o quienes los posean por cualquier título, están obligados a permitir y facilitar su inspección por parte de los Organismos competentes, su estudio a los investigadores, previa solicitud razonada de éstos, y su visita pública, en las condiciones de gratuidad que se determinen reglamentariamente, al menos cuatro días al mes, en días y horas previamente señalados». Aunque, bien es cierto, el artículo matiza que el cumplimiento de esta obligación «podrá ser dispensado total o parcialmente por la Administración competente cuando medie causa justificada».

En este sentido, el Grupo Municipal Ganemos está elaborando un estudio pormenorizado de la situación de los bienes inmuebles de la ciudad que están exentos del IBI. Un trabajo arduo y complicado, como lo define Gabriel Risco, edil de Ganemos, que no verá la luz hasta fechas próximas al verano. «Hay muchos casos en los que no están justificadas las exenciones, sobre todo cuando nos encontramos con que los bienes están dedicados a actividades económicas», apunta.

Dinero sin recaudar

En Salamanca algunos de los ejemplos más claros de esta situación, como ya se ha denunciado en repetidas ocasiones, serían el palacio de Orellana y la iglesia de San Cristóbal. Recientemente la Junta de Castilla y León dio la razón a la asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio en este sentido pero, denuncian los patrimonialistas, «nada se ha hecho desde entonces». ¿Qué cantidad estarían perdiéndose las arcas municipales al no cobrar el IBI a estos bienes? La cifra que se menciona es de un millón de euros, pero la real podría ser diferente, incluso superior, si se actuara con medidas claras sobre los bienes con interés patrimonial de la ciudad.

«También hay bienes que sí están abiertos pero no de forma clara, como las iglesias de San Juan de Barbalos o de Santo Tomás Cantuariense que abren para los cultos religiosos pero no tienen horario turístico propiamente dicho», añaden a este respecto desde Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio.

Y es que, en general, el catálogo salmantino de este tipo de inmuebles tiene serias deficiencias, como también se denuncia desde Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio. Están los edificios que no son, legalmente, bienes de interés cultural pero a los que se considera que sí, tras muchos años desde que se incoara su expediente. Sucede así con la mencionada iglesia románica-mudéjar de San Polo y también con el mercado de San Juan, la Calzada de la Plata y la propia Ciudad Vieja, lugares que se vieron sobrepasados hace pocos meses por el puente Enrique Estevan.

Informe sin arqueólogo

La declaración como BIC del puente de hierro era una vieja reivindicación de los patrimonialistas salmantinos pero hubo que esperar a las obras de restauración con motivo de su centenario para que fuera una realidad. Al igual que, más o menos, ha sucedido con San Polo. «Lo hacen así para colgarse medallas, pero al menos lo hacen», sentencian, tirando de pragmatismo, desde Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio, asociación en la que ha causado sorpresa el «estudio tan poco riguroso», en su opinión, que se ha realizado sobre la restauración de la iglesia de San Polo, ya que sólo se basa en informes arquitectónicos sin tener en cuenta la opinión arqueológica, como parecería normal tratándose de un inmueble del siglo XII.

«Los elementos que se han descubierto, como los sarcófagos o las esculturas, ya se conocían desde hace 30 años y se hubieran mencionado en el informe previo si se hubiera contado con la opinión del arqueólogo municipal, cosa que no se ha hecho», apuntan.

Por otro lado, además de los BIC «a medias» están aquellos declarados bajo la legislación antigua, la estatal, que no tienen por tanto obligación de proteger el entorno en el que se encuentran la iglesia de Santiago- y los elementos que fueron declarados así «de forma genérica», como las murallas, sin especificar más. De igual modo, hay otros edificios que no tienen la consideración de Bienes de Interés Cultural y ni siquiera cuentan con el expediente iniciado. Es el caso de la iglesia de San Benito o de la iglesia y los restos del antiguo convento de las Madres Bernardas, en el interior del colegio de Calasanz, una de esas joyas escondidas del patrimonio salmantino.

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