Rompiendo todas las barreras

ía / Ical

salamanca. Gregorio Marrón es un adolescente de 17 años como cualquiera, con sus inquietudes, sus aspiraciones y los nervios propios ante los exámenes finales que les pone el profesor de turno. Sin embargo, para Gregorio, existe una barrera más que le ha puesto la sociedad por ser sordo y que se suma a la terrible tarea de ser adolescente en los tiempos que corren. No obstante, este intrépido joven ha sabido abrirse camino gracias al Programa de Itinerarios Personalizados de Inserción Sociolaboral para Jóvenes con Discapacidad y ha comenzado a labrarse un futuro haciendo lo que más le gusta: cuidar caballos.

La oportunidad surgió cuando la Asociación de Padres de Niños Sordos de Salamanca organizó una jornada en el centro ecuestre Caballos De La Ribera en la que el joven participó. «Gregorio se quedó impactado con los caballos, con el trabajo que se realizaba allí y vino a verme para preguntarme si existía la posibilidad de seguir en contacto con ellos», explica la orientadora laboral, Alicia Abril. Y dicho y hecho, tras escuchar los deseos de Gregorio, Alicia se puso en contacto con la responsable de la empresa Flying Horse Coaching, Covadonga Alonso y después de realizarle una entrevista a Gregorio, que superó con éxito, diseñaron un programa de prácticas en el centro para que pudiera aprender una nueva profesión orientada al cuidado de los caballos.

Desde entonces y hasta ahora Gregorio, que compatibiliza esta actividad con sus estudios, se ha desplazado desde Salamanca al municipio de Huerta, que es donde se encuentra el centro, para cumplir su sueño. El joven se encarga de preparar la pista, limpiar, pasear a los caballos, alimentarlos y está aprendiendo a montar. Además, también ayuda a algunos niños que acuden al centro a que sepan cómo tratar a estos animales y los acompaña en las rutas que se organizan. Sin embargo, su amor por los caballos surgió hace años aunque, según reconoce, ahora los ha empezado a ver de otra forma. «Cuando era pequeño tuve contacto con ellos pero los veía como simples animales, ahora, después de esta experiencia, los veo como amigos», explica Gregorio.

Y es que las personas con discapacidad auditiva tienen una sensibilidad por encima de la media y les resulta más sencillo comunicarse con los caballos. «Estos animales son seres muy sociables y se relacionan utilizando la comunicación no verbal que también utilizan las personas sordas así que congenian muy bien», informa Covadonga Alonso. Asimismo, para Gregorio este nuevo trabajo supone un remanso de paz en el que relajarse del ajetreo de la ciudad y las clases diarias. «Aquí hay silencio y puedo comunicarme mejor, estoy feliz y tengo claro que mi futuro profesional pasa por dedicarme a esto2, confiesa el joven.

Convenio

«Toda esta aventura, de la que es pionero Gregorio, no hubiera sido posible sin el convenio firmado con la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de Castilla y León», explica la orientadora laboral. Además, para llevar a cabo esta labor es necesario contar con ayuda, de esta manera, el Programa de Itinerarios Personalizadas de Inserción Sociolaboral para Jóvenes con Discapacidad está financiado por la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León, el Fondo Social Europeo, la Iniciativa de Empleo Juvenil (YEI), y la Obra Social de IberCaja.

El programa está destinado a jóvenes con discapacidad de entre 16 y 29 años y que estén inscritos en el Fichero del Sistema Nacional de Garantía Juvenil. «La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Alicia García ya nos ha garantizado su apoyo ya que considera que estos programas son fundamentales para la inserción laborar de estos jóvenes así que esperamos seguir creciendo y ayudando a todo aquel que lo necesite», manifiesta Alicia Abril.