Las lluvias retrasan el inicio de la campaña de regadío en el noreste

Las lluvias de estos días han detenido la marcha de las nuevas siembras de regadío. La mayoría de las parcelas que van a producir remolacha, patatas y maíz esperan que el cielo haga una pausa para permitir las labores previas y la siembra.

En estos días de la Semana Santa, los agricultores también miran al cielo, pero no con los mismos ojos que los turistas o que los cofrades. Los labradores tratan de hacer un pacto con los fenómenos meteorológicos para que no se convierta en un freno más a sus intentos de mantener vivo y rentable el negocio del campo, del que viven.

Las lluvias que han marcado el inicio de esta semana y el final de la pasada están retrasando el inicio de la campaña de regadío, aunque no la detienen, porque cada minuto de tregua que dan las nubes es aprovechado para trabajar con intensidad en aras de poder acometer lo antes posible las siembras de patatas, remolacha y maíz. Los tiempos son aprovechados con astucia y doble sabiduría, la propia y la heredada de los antepasados, por agricultores como José Manuel López Casado, que el sábado tiraba el abono a una parcela situada en el término municipal de Poveda de las Cintas, en la que sembrará patata Agria. Ya había visto las previsiones meteorológicas y sabía que iba a llover, y que dichas precipitaciones retrasarían la siembra del tubérculo.

En su caso, el mal es menor, porque la variedad de patata que va a plantar, la Agría, es tardía y de ciclo más largo que las que se debían de haber sembrado ya. La Jaerla y la Red Scarlet, la primera blanca del gusto del mercado español y la segunda roja, de preferencia en el mercado portugués, son variedades de patata que tradicionalmente abren la campaña de la siembra de patata en pueblos como Arabayona y Cantalpino y en otros años por estas fechas ya estaban sembradas. Ahora son escasas las parcelas que ya esperan ver asomar los primeros tallos de las plantas que producirán el tubérculo.

Abonado mineral

Las fases actuales en las que están los cultivadores del regadío de la zona noreste son la preparación del terreno con vertederas o aperos más superficiales, el estercolado de las parcelas. Otros agricultores como José Manuel López optan por el abonado mineral, que este ha realizado, para las patatas, con un fertilizante complejo de liberación lenta de una sola aplicación, más la aportación de amoniaco. Este último, que se vienen tirando de unos años para acá, para evitar la sarna o lo que en la zona se conoce como la viruela.

El desánimo está marcando este inicio de campaña, pese a que los precios del gasóleo son inferiores, pues las lonjas no dejan ningún hueco al optimismo y los precios del fertilizante no han bajado, sin embargo los de las cosechas sí. Otra sombra que no deja ver el horizonte en las explotaciones extensivas de regadío es el asunto de la fábrica de bioetanol, industria fundamental por la cantidad de maíz que hasta el momento está consumiendo a diario. La incertidumbre del futuro de esta actividad no es un aliciente para los agricultores de la zona del canal, donde desde hace años el cultivo principal es el maíz. Diferente es en la zona de sondeos, donde el elevado coste del agua hace que la mayor parte de las explotaciones este dedicada a cultivos con menor consumo de agua, sirva el ejemplo de la explotación de José Manuel López, donde se mantiene fiel a los cereales como la apuesta más segura, aunque no la más rentable. En su caso sembró trigo y cebada de invierno, cultivos en los que en estos días ha aportado el mineral, en este caso nitrato.

Este campesino se mantiene fiel al barbecho que ya dejaba su padre cuando llevaba la explotación. Como cultivo nuevo, lleva tres años sembrando colza. Al igual que muchos otros agricultores, en su día sembraba remolacha, cultivo que tuvo que abandonar por los altos costes y la falta de rentabilidad del mismo. No es lo mismo sacar poca rentabilidad de un cereal, donde la inversión no es tan elevada, que sacar escasos beneficios de la remolacha, donde los tratamientos, la semilla y el propio abonado son elevados. En este último caso, los labradores de regadío extensivo se han dado cuenta que el riesgo no compensaba.