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El medio rural pide a la Iglesia más implicación, compromiso y acción

Jorge Holguera Illera

Domingo, 21 de febrero 2016, 12:53

La Iglesia escuchó ayer al medio rural salmantino a través de la mesa de escucha y diálogo titulada La Iglesia quiere escuchar al medio rural que tuvo lugar en Huerta. El acto comenzó con una presentación por parte de Juan Pedro Melgar, sacerdote y arcipreste de Calvarrasa-Las Villas, quien agradeció la asistencia de los invitados a formar parte de la mesa, en representación de «diferentes sectores, presencias que hay en el mundo rural». El obispo de la Diócesis, Carlos López, presidió el acto y escuchó atentamente las respuestas a dos preguntas que cada uno de los diez ponentes fue respondiendo. Esta iniciativa forma parte de la actividad: La Iglesia quiere escucharte, enmarcada en el actual proceso de Asamblea en el que está inmersa la Diócesis.

Entre las respuestas a la primera pregunta que se formulaba; ¿Cómo veo la Iglesia que camina en el mundo rural?, los ponentes coincidieron en dividir varias interpretaciones de la Iglesia. Por ejemplo, Clemente García, panadero de la zona de Ledesma, distinguió la Iglesia como institución o como todos los que son cristianos. En este último punto acompañó al fenómeno de la despoblación, la consecuente disminución de creyentes, pero también sumó a esta merma un proceso de «des secularización». Consideró que la Iglesia ha basado su objetivo en llenar iglesias, algo hoy ya imposible en el medio rural por la disminución de la población.

La deriva demográfica de los pueblos fue lamentada por los ponentes, pero también la pérdida de alicientes que antes portaba la Iglesia de una manera más activa en el medio rural. «Hubo un tiempo en que la Iglesia dinamizaba al medio rural», recuerda Candelas Morales, mujer de Huerta, dinamizadora del medio rural.

¿Qué le pido a la Iglesia?

La segunda pregunta que se respondió por parte de cada uno de los ponentes es ¿qué le pido a la Iglesia que camina en el mundo rural?

Encarnación Rogado, en representación de las mujeres rurales, dio valor a la participación femenina en las parroquias y, entre otras cosas pidió «espacios donde se pueda dialogar y poder contar con sacerdotes que nos escuchen sin prisa».

Candelas Morales alentó a que la Iglesia promueva «iniciativas a nivel social»y que con sus propiedades en el medio rural «apoye a gente» que se quiera asentar en los pueblos. Juan Jesús que acudió en representación de Escuelas Campesinas, demandó «diálogo y escucha, más humildad, compromiso con quienes construyen el mundo rural, permanencia al lado de la gente, esperanza, y mayor confianza en los laicos».

Feli Iglesias, animadora cultural de la zona, llevó aportaciones que preparó previamente con su compañera, la trabajadora social. Pidió una «presencia coherente y cercana» y matizó que ese «acompañamiento tiene que ir con la necesaria denuncia». En la misma línea, Aurelio Pérez, en representación del mundo agrícola como coordinador de COAG, vecino de Aldearrodrigo, solicitó «volver a esa reivindicación permanente» y consideró que «es necesario vincular la producción agrícola a las personas, pues cuando hay actividades hay personas» y dejó una reflexión, «estoy seguro que hoy habría más movimiento social en un pueblo si le roban las campanas que si le quitan el cura». Otra voz del campo fue la de José Blázquez, gerente de la cooperativa de patatas Aranpino, quien acudió con reflexiones personales muy aplaudidas.

Entre sus demandas pidió «mensaje de testimonio, sencillez, pobreza, desprendimiento de lo afectivo y efectivo» e invito a los sacerdotes a «salir de templos y entrar en casas y a vivir a pie de calle». Temi, presidente de la asociación de mayores de Moríñigo, pidió más cercanía de la Iglesia con las personas mayores, y puso ejemplos de la alegría que deja en las residencias la visita del sacerdote.

También aportaron sus sugerencias Miguel Navarro, de Cope; Ángel de Prado, gerente de la Asociación Salmantina de Agricultura de Montaña (Asam) y otras personas que aportaron su punto de vista durante el posterior coloquio.

Como conclusión, Juan Pedro Melgar recordó que «todo esto que pedimos a la Iglesia nos lo pedimos a nosotros», como parte de la misma.

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