Secciones
Servicios
Destacamos
JORGE HOLGUERA / WORD
Lunes, 28 de diciembre 2015, 12:40
El obispo de la Diócesis de Salamanca, Carlos López, abrió ayer la Puerta Santa de la Misericordia de Cantalapiedra en el convento del Sagrado Corazón de Jesús de las hermanas Clarisas, como símbolo de acogida de la Iglesia a todos cuantos deseen acercarse a ella. El ceremonial siguió el protocolo que ya se llevó a cabo el domingo 17 en la Catedral Nueva de Salamanca, pero con algunas diferencias significativas. En Cantalapiedra ayer estuvo presente la imagen de Nuestra Señora de la Misericordia, patrona de esta población. Esta talla fue la primera en entrar en este templo el 12 de noviembre de 1933, día que fue consagrada al culto con la bendición litúrgica a cargo del entonces párroco y cofundador del monasterio, Ambrosio Morales. El prelado de la Diócesis, que presidió ayer la ceremonia que comenzó en la iglesia y estuvo seguida de una procesión hasta el convento donde los asistentes entraron a través de la Puerta de la Misericordia, había decidido abrir esta Puerta Santa en atención a la importancia que el Monasterio del Sagrado Corazón de Jesús tiene «en la espiritualidad de Jesús», según explicó para estas líneas sor María Aleluya, madre superiora de la comunidad. No obstante, Cantalapiedra siempre ha sido un lugar privilegiado y querido por los distintos obispos de la ciudad.
El hecho de ayer recordó que si Salamanca es el corazón de la Diócesis, Cantalapiedra viene a ser su alma, pues aparte del medio centenar de religiosas que forman parte de la comunidad que sigue la regla de Santa Clara y San Francisco, esta localidad ha dado de sí grandes derroches de santidad.
Aprovechando este jubileo extraordinario las Puertas de la Misericordia que lo serán hasta el 20 de noviembre de 2016 quedan abiertas especialmente a la reconversión de «aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su conducta de vida», en palabras del Papa, que piensa particularmente en «los hombres y mujeres que pertenecen a algún grupo criminal» y a «todas las personas promotoras o cómplices de corrupción».
Cabe destacar que la iglesia del convento cuenta con diversos símbolos que dejan entender mucho mejor la invitación que el Papa hace en este jubileo de ser Misericordioso como el Padre. Uno de ellos es el Sagrado Corazón de Jesús que preside el altar, que tiene «un corazón tan grande que se le sale del pecho con tanto amor que dio la vida por la humanidad-; un corazón misericordioso», explica Anastasio Fariza. Precisamente al apostolado del Amor Misericordioso de Dios dedicó sus últimos años de vida el padre Arintero, cofundador de este monasterio y cuyos restos, así como los de Madre María Amparo y los de Ambrosio Morales reposan en el interior del templo en el que tras la apertura de la Puerta Santa se celebró una oración de vísperas con todo el pueblo de Dios. Este jubilar extraordinario al que ayer se sumó la Puerta de la Misericordia de Cantalapiedra.
En Cantalapiedra las hermanas clarisas han decorado las puertas de una manera especial y organizarán diversas propuestas como por ejemplo unas jornadas de la misericordia, que contarán con charlas que impartirán sacerdotes, a las que seguirá la eucaristía y el sacramento de la reconciliación. Pues, las puertas de la misericordia «son una oportunidad ofrecida por el Papa para limpiar las penas», según resume el párroco de Cantalapiedra, Anastasio Fariza. A esa limpieza de impurezas de los pecados en aquellos que entren por la Puerta Santa, hay que añadir la necesaria participación en los sacramentos, dice la madre del convento, quien deja dos reflexiones acerca del significado de enfrentarse a esta puerta cuando dice que «ponerse ante la puerta es un signo de conversión de corazón, al atravesarla queremos que Dios nos cambie nuestro corazón», explica. Asimismo todo este Año Santo se podrán realizar peregrinaciones hasta esta Puerta de la Misericordia, que es la forma recomendada por el Sumo Pontífice para acercarse a la misma, pues según ha dejado dicho, «esto será un signo del hecho que la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio. La peregrinación, entonces, sea estímulo para la conversión: atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.