Juan Manuel Tabarés posa en su casa junto a alguna de sus obras.

Obras escultóricas «que expresan sentimientos» creadas en Paradinas

Hace siete años empezó colaborando con artistas y desde hace cinco crea sus propias esculturas

JORGE HOLGUERA / WORD

Martes, 15 de diciembre 2015, 12:16

Hierro, cristal, cobre, acero inoxidable, aluminio o vinilo grabado son la materia prima que conforman las esculturas creadas por Juan Manuel Tabarés Bueno. Con estos elementos, que Tabarés utiliza cada día en su taller familiar de carpintería metálica ha creado obras sin nombre, aunque sí les ha improvisado un título para las últimas exposiciones realizadas. La última de ellas en el Centro de Desarrollo Sociocultural de la biblioteca de Peñaranda de Bracamonte, donde se pudo ver una selección de las creaciones de este joven vecino de Paradinas de San Juan bajo un encabezado que rezaba El Resplandor de los sueños.

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Quizá esa idea onírica, la de dejarse llevar por el subconsciente y evadirse del mundo presente, de la vida tranquila en un pueblo situado en el límite del borde este de la provincia, más caracterizado quizá por los rasgos de la Moraña abulense que por los de la salmantina y cuya cercanía con la Tierra de Campos vallisoletana también hace mella en esta tranquila localidad y en sus gentes. Esa influencia, la deformación profesional del oficio de dar forma al metal, que ya ejercía el padre de Tabarés Bueno, su abuelo y quizá antepasados más remotos, y sobre todo la personalidad y experiencia del artista desembocan en expresiones artísticas que han dejado admirados a quienes han contemplado sus artilugios decorativos para colocar sobre la superficie o colgar en la pared, que no tratan de reproducir ninguna realidad pero sí conducen a hacer pensar, quizá porque sean ideas captadas del pensamiento inconsciente que todos tenemos pero que en la mayor parte de las ocasiones pasa desapercibido.

Tabarés no busca la dedicación artística pues su tiempo ya lo consume su profesión de carpintero metálico en la empresa familiar Tabarés y Bueno donde una de las máquinas más valiosas para el servicio de sus clientes es el oxicorte, que este joven artista nacido en 1975, domina a la perfección y también usa habitualmente para la creación de sus obras de arte. Así, realizando piezas en colaboración con el artista y escultor alemán Bodo Rau, al que también le une un lazo de amistad, fue su primera toma de contacto con este tipo de arte en hierro. También con otros artistas como Ignacio Asenjo o Juan F. Pro. Por ello Tabarés, que se autodefine como escultor autodidacta, data en 2008 sus inicios en esta tarea y destaca lugares como Denia (Alicante), Zaragoza, Madrid, Ávila, Huerta (Salamanca), El Oso (Ávila) y el territorio alemán, donde se pueden encontrar las obras de estos artistas que también son fruto de sus colaboraciones.

Este escultor ha realizado otras exposiciones con sus creaciones en el espacio expositivo de la tienda de comercio justo y solidario Botejara, 2013 (Peñaranda de Bracamonte); en el salón multiusos de Cantaracillo junto a las pinturas de Cristina Comillas, en el presente año, y también en 2015, en el salón del Ayuntamiento de El Oso (Ávila).

El frío material metálico, que predomina en las esculturas de Tabarés, se ha tornado piezas cargadas de simbolismo, y que a cada persona conducen a pensar en ideas quizá engendradas en los sueños. Otra columna vertebral de estas creaciones, idealizadas y materializadas por Tabarés en la tierra de la Virgen del Hinojal, se extrae de la música. Esa armonía que se potencia y aprende en la virtud de quienes son capaces de crear melodías se hace patente en los objetos artísticos creados por Tabarés Bueno, pues parte de su tiempo libre lo ha dedicado al instrumento tradicional castellano denominado dulzaina y ahora con mayor apego al saxofón. Es por ello que una de sus esculturas representa a la música. Está compuesta de un pictograma y puntos dispersos, de cuyo «impulso sale el sonido». Esta es una escultura que consta de una sola pieza, otras son varias, como las de unas miradas, que son cinco, «representan los ojos que observan y los comentarios». Esto último, algo muy propio de la identidad del mundo rural donde todos se conocen y unos se fijan en los otros y después lo comentan. De esta manera tan escondida en las formas de objetos decorativos con trasfondo artístico despuntan fundamentos emanados del entorno en el que vive el escultor, un pueblo, la cercanía a la naturaleza y la expresión humana.

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En palabras de Tabarés «son obras que expresan sentimientos». Se trata de una forma de expresión usada por este escultor aficionado de forma íntima, ya que «son obras que hago para mí, ni para venderlas ni para otros fines». Fe de ello es que todas y cada una de las esculturas mostradas en las exposiciones previamente mencionadas tienen su sitio en diferentes rincones, paredes y espacios de su propia vivienda.

Algunos de los nombres elegidos al azar por Tabarés para dotar de un concepto a sus creaciones en las exposiciones son Árbol seco, Torre de Babel, Lloviendo con sol, Acoplamiento, Primavera, Mi código de barras, Confusión, y otra serie de títulos que no dicen todo cuanto expresan estas obras que dan lugar a la interpretación de quien las observa, pues el escultor ha puesto sus propios sentimientos, pensamientos y sueños en la habilidad de darles forma a través de materiales que combinados de la forma correcta dotan al resultado de virtudes que generan diversas sensaciones en quien las contempla.

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Otras de sus creaciones son ingeniosos trofeos, valiosos por tratarse de algo más que un regalo, ya que cuentan con el añadido artístico que otorga Tabarés a sus creaciones. Algunos de ellos fueron el de la Carrera del Parkinson Salamanca 2013, I Duatlón de Cabrillas 2013, I Carrera de montaña Nava de Francia 2014, II y III Carrera del Roscón de Paradinas de San Juan 2014 y 2015, II y III Duatlón de Paradinas de San Juan 2014 y 2015 o la Subida la Peña de Francia homenaje a Santi Blanco 2015.

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