Los niños de la parroquia dan un abrazo de bienvenida a los nuevos párrocos.

Puente Ladrillo abraza a sus nuevos curas con ilusión y respeto al pasado

El obispo agradece la buena transición realizada en la parroquia y alaba a Romo y Buitrago

Cecilia Hernández

Lunes, 19 de octubre 2015, 12:17

«Que sean, al menos, como los que se han marchado». No se lo ponen fácil los vecinos de Puente Ladrillo a sus nuevos párrocos, Tomás Gil y Juan Andrés Martín, pero el recuerdo de Antonio Romo y Francisco Buitrago sigue muy presente en este barrio de la capital. Ayer llegó el momento de la bienvenida a los nuevos sacerdotes. Fue el abrazo de una comunidad parroquial a quienes habrán de liderarla y dirigirla durante, como mínimo, los próximos seis años, ya que así se desprende del mandato del obispo fechado en el mes de julio, que se leyó durante la ceremonia. Una eucaristía que llenó la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y que estuvo presidida por el propio obispo, Carlos López. «La continuidad en la misión de la Iglesia va más allá de las personas», afirmó el prelado en sus primeras palabras a las gentes de Puente Ladrillo, conscientes uno y otros de la labor que durante 20 años realizaron en el barrio los anteriores curas.

Publicidad

Unos sacerdotes «ejemplares» como los definió el obispo, quien transmitió a Romo y Buitrago su gratitud por la tarea realizada. Pero «motivos de edad y de salud» hicieron necesario este cambio, añadió. Y es que Antonio Romo ya ha cumplido los 75 años, la edad canónica de jubilación para los curas, por lo que ha pasado a una segunda actividad más tranquila, en la que se hará cargo de la casa de acogida en Gomecello y será administrador parroquial de Arabayona de Mógica. Mientras tanto, su compañero de tantos años, Paco Buitrago, ya fue recibido hace unos días como nuevo párroco de Alba de Tormes, junto a Gonzalo Escamilla.

El obispo agradeció en este punto la «transición en total fraternidad» que se ha vivido en la parroquia de Puente Ladrillo, gracias al «diálogo continuado sin problemas» entre los sacerdotes entrantes y salientes. «Da gusto ejercer la función episcopal con curas tan buenos», confesó don Carlos.

Y de la provincia llegan, precisamente, Tomás Gil y Juan Andrés Martín, quienes han sido párrocos de Cantalapiedra y varios municipios vecinos como Poveda de las Cintas, Cantalpino, Tarazona de Guareña, Villaflores y Palaciosrubios. Será este, por lo tanto, un cambio considerable en la que hasta ahora era su actividad habitual. En Salamanca se ocuparán también de la parroquia de El Nombre de María en el Alto del Rollo, donde se celebró el recibimiento un par de horas antes que en Puente Ladrillo. La ceremonia de acogida a un nuevo sacerdote incluye el traspaso de aquellos símbolos que identifican a una parroquia, como la pila bautismal, el altar o el confesionario.

El programa Fe y Arte continúa y se reunirá en la capital

  • La intención de Tomás Gil y Juan Andrés Martín es continuar, además, con Fe y Arte, las reuniones periódicas que se celebraban en las parroquias del arciprestazgo de Peñaranda de Bracamonte en torno a los tesoros ocultos que se guardan en las iglesias de los pequeños municipios. Esos encuentros, precedidos siempre de estudios detallados de los párrocos sobre esas obras de arte, han permitido el descubrimiento de auténticas joyas como la pintura del Resucitado de Fernando Gallego en la iglesia de Campo de Peñaranda. «Vamos a seguir con las reuniones, de hecho queremos mantener una en las Carmelitas de Peñaranda dentro de unas semanas, y también las traeremos aquí a Puente Ladrillo», explicó ayer a este respecto Tomás Gil, convencido de los buenos efectos de la «evangelización de las gentes a través de la belleza».

Gran recibimiento

La comunidad parroquial de Nuestra Señora de la Asunción abrazó a sus nuevos párrocos, de modo literal, pues los pequeños del barrio, muy activos siempre en las misas, donde ocupan los primeros bancos, corrieron a dar la bienvenida a Tomás y Juan Andrés con un gran abrazo comunal. Días atrás, en la despedida de Antonio Romo y Paco Buitrago se había realizado un gesto similar. Puente Ladrillo mostró así a sus recién llegados curas su modo de hacer las cosas, que también se dejó ver en el momento de las ofrendas. Además del pan y del vino, en el ofertorio se incluyó un abrazo que simboliza la Acogida, lema de este año en la parroquia, y un plato de la solidaridad, hecho de barro, como los que se entregan durante la fiesta que cada año celebra la parroquia en el mes de febrero.

Publicidad

Al finalizar la eucaristía, Tomás Gil dirigió unas palabras a los presentes. Tras pedir perdón a los niños por la duración fuera de lo normal de la misa, que pasó de una hora, recordó a los anteriores sacerdotes y prometió trabajo y entrega junto a su compañero. También tuvo un recuerdo para Heliodoro Morales, fundador de la parroquia de Puente Ladrillo.

En la misa estuvieron, asimismo, representantes de la vida social del barrio, como Virgi Velayos, de la asociación cultural Escuela Abierta. «Por aquí han pasado muchos y buenos curas, basta recordar a Jesús Arambarri», comentaba a la salida de misa. Por allí estaba también Alberto Méndez, vocal de la asociación vecinal, que repetía lo que decían muchos: el recuerdo de Antonio Romo y Francisco Buitrago perdurará en el tiempo pero ha llegado un tiempo de cambio en el que todos tendrán que remar en la misma dirección para ayudar a los nuevos sacerdotes a hacerse con el barrio y con el legado dejado por sus predecesores.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad