Imagen panorámica del hotel, con el hospital de la Santísima Trinidad en primer término.

Los vecinos del Corona Sol temen más intoxicaciones por humos este invierno

En enero de este año, los bomberos tuvieron que desalojar los diez bloques de la calle Alarcón por los altos niveles de monóxido de carbono

Cecilia Hernández

Viernes, 2 de octubre 2015, 11:37

La situación de los vecinos de San Bernardo que viven colindantes al hotel Corona Sol no sólo es pésima por el agobio que supone tener tan cercana una construcción de tales dimensiones superiores a las permitidas, según la justicia-. En esta problemática también hay cuestiones que atañen a la salud física de las personas y que pueden acarrear nefastas consecuencias en el futuro. Así lo temen los vecinos, que recuerdan como, en enero de este mismo año vivieron un accidente de intoxicación masiva por monóxido de carbono.

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«En los días de frío y nubes, cuando la presión atmosférica no deja que el humo suba, el muro del hotel funciona como una tapadera, obstaculiza la ventilación y los gases se concentran en los patios de los bloques», explica uno de los vecinos afectados. Así, en ese mes de enero, en los diez bloques de viviendas de la calle Alarcón se registraron niveles muy peligrosos de monóxido de carbono procedente de las calefacciones y los vecinos tuvieron que ser desalojados por los bomberos. Durante casi tres horas, las viviendas permanecieron cerradas a la espera de la evacuación de los gases. Un susto que se puede repetir en cualquier momento, una vez que empiece la temporada de frío, advierten los vecinos.

Para demostrar la altura excesiva del hotel y del muro de separación con los bloques de vecinos basta acudir al informe de los técnicos municipales que se redactó en el año 2009. Las obras habían comenzado en 2006 pero fue entonces cuando los afectados comprobaron que lo que se estaba construyendo excedía al proyecto inicialmente planteado.

El Ayuntamiento paralizó entonces la obra apenas unos días, pero sus técnicos valoraron las circunstancias de lo que se estaba construyendo y elaboraron un documento que no dejaba lugar a dudas. En primer lugar, expone que el edificio superó la altura permitida en las dos últimas plantas y manifiesta un exceso de volumen construido, entre otras cuestiones. Asimismo, el informe pone en claro que el muro construido para aislar el edificio de los colindantes levanta más de cinco plantas, cuando en el proyecto solo estaba permitido uno de una altura de 1,30 metros. La construcción de este muro fue hecha utilizando las paredes de los patios de luces de los edificios de la calle Alarcón, algo que provocó en su momento enfrentamientos con los vecinos.

Además, en el estrecho margen que queda entre el hotel y los patios vecinales se encuentran los aparatos de aire acondicionado, más de 30, con dos ventiladores por unidad, que lanzan un caudal de aire que «incumple claramente la normativa de protección del medio ambiente atmosférico», señalan los vecinos. Por no hablar de la emisión de calor durante los meses de verano y la emisión de ruidos y vibraciones cuanto están en funcionamiento, añaden desde los bloques de Alarcón. «Por si fuera poco, el muro está hecho con una placas brillantes que reflejan la luz del sol de un modo cegador y que producen mucho ruido cuando llueve», suman los afectados a la larga letanía de problemas que padecen.

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Estas son las condiciones externas a las viviendas de la calle Alarcón, pero en el interior de las mismas también se producen problemas a causa, afirman los propietarios, de la situación que viven. Así, desde las obras del hotel fueron apareciendo grietas, humedades y moho negro en la pared colindante al muro que separa las vivendas del recinto del hotel.

Los vecinos han certificado estos problemas a través de un notario y han denunciado repetidas veces la situación que sufren ante el Ayuntamiento de Salamanca. El Consistorio, sin embargo, afirman, ha desatendido en todo momento y a lo largo de estos años dichas denuncias. Tan solo, tras la primera de ellas, se decretó aquella paralización de las entonces obras durante apenas ocho días. Con el requerimiento al constructor de que se atuviera en lo siguiente al proyecto inicial, los trabajos se reanudaron. Pero, a la vista está, se hizo caso omiso de esa petición municipal y la construcción siguió adelante.

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Nada más han conseguido los habitantes de la calle Alarcón, cuyas únicas victorias en este largo y tenso asunto han venido de la mano de la justicia regional, donde consiguieron que se declarara ilegales a las dimensiones del edificio, en base a la nulidad del conodido estudio en detalle dictaminada hace casi tres años.

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