Foto de familia de los funcionarios homenajeados junto a las autoridades presentes en el acto.

La cárcel de Topas celebra la Merced con un déficit de más de 50 funcionarios

Las organizaciones sindicales temen que el fin de las obras de reforma suponga más reclusos para la prisión

Cecilia Hernández

Viernes, 25 de septiembre 2015, 12:09

La prisión de Topas cumple en este 2015 dos décadas de funcionamiento envuelta en el descontento de su personal, una situación que ayer, día de Nuestra Señora de la Merced, patrona de Instituciones Penitenciarias, quedó de manifiesto en el acto protocolario celebrado en el centro. Y es que tan sólo el 5% de los funcionarios condecorados por cumplir 25 de años de servicio en prisiones acudieron a recoger sus insignias de manos del subdelegado del Gobierno, Javier Galán. El resto prefirieron celebrar el día de la patrona por su cuenta, en restaurantes de Salamanca.

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Así lo explica Valentín Ortiz, delegado del sindicato Acaip en la cárcel de Topas, quien apunta, yendo al centro de la problemática, que ahora mismo faltan en Topas un mínimo de 50 funcionarios del área de vigilancia. «Cuando nos reunimos con el nuevo director de la cárcel José Luis Castejón- en el mes de junio, él mismo nos dijo que faltaban por cubrir 45 plazas en vigilancia», explica Ortiz. Pero el problema se ha agravado en los últimos tiempos, ya que han sido varios los funcionarios de ese servicio que han pasado a segunda actividad, es decir, que han cumplido la edad legal que marca el abandono forzoso de los trabajos más peligrosos.

El delegado de Acaip acusa a Instituciones Penitenciarias de intentar «falsear» la plantilla de la cárcel de Topas y advierte de la peligrosidad a la que se somete a los funcionarios de vigilancia que tienen que ejercer su labor en esas condiciones de falta de compañeros. «Siendo claros- reitera- donde tendría que haber cinco trabajadores hay tres, esa es la verdad de la situación». En total en el servicio de vigilancia que se encarga de velar por la integridad del resto de trabajadores de Topas y de los reclusos- están ahora mismo unas 200 personas, pero en el resto de áreas de la prisión las cosas no están mucho mejor, como también añaden desde Acaip.

Fin de las obras

El problema se agravará, así lo temen los funcionarios, cuando finalicen las obras que ahora mismo mantienen dos módulos de la prisión cerrados. A causa de estos trabajos el número de internos «ha bajado algo», de modo que la presión sobre los trabajadores es menor. Pero cuando las instalaciones penitenciarias funcionen a pleno rendimiento, la situación será diferente, ya que no se plantea el crecimiento de la plantilla. Más bien al contrario, prevé Valentín Ortiz. «Nos limitarán aún más nuestros derechos laborales, obligándonos a renunciar a días de descanso y a permisos». Un modo de actuar por parte de las autoridades que el delegado sindical califica de «despótico».

Las relaciones con el director del centro penitenciario no son malas, reconoce Ortiz, que ve a José Luis Castejón lleno de «buenas intenciones que no terminan en soluciones». Los funcionarios no olvidan los cacheos y registros a los que fueron sometidos en el mes de junio y consideran que Castejón se limita a «seguir el juego de Madrid» mientras que las condiciones laborales en el interior de la prisión no hacen más que empeorar.

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De ahí que en un día como el de ayer, los funcionarios de Topas manifestaran que no tenían «nada que celebrar». La semana próxima, según confirman también desde la organización Acaip, los representantes sindicales mantendrán una reunión, solicitada de urgencia, con el director del centro para plantearle estos problemas.

Mientras tanto en el centro penitenciario de Topas continúan los trabajos de reforma, licitados en 2013 con un presupuesto de cinco millones de euros y destinados a la mejora del sistema de apertura y cierre de las celdas, así como de la modificación del sistema de calefacción, agua caliente y tuberías sanitarias del centro. Obras más que necesarias, según los sindicatos, tras 20 años de funcionamiento de la prisión. «No hay ningún centro en España en el que pasado ese tiempo no se hubieran llevado a cabo algunas reformas, ya era de que Madrid se acordara de nosotros», apunta Valentín Ortiz.

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Subdelegado de Zamora

Por su parte, durante el acto celebrado ayer le correspondió el turno de palabra de las autoridades al subdelegado del Gobierno en Zamora, Jerónimo García Bermejo, ya que la de Topas es una prisión compartida entre ambas provincias. Ante su homólogo salmantino, Javier Galán, García Bermejo, agradeció a los funcionarios el «alto grado de profesionalidad que desplegáis diariamente». Para el subdelegado zamorano, los trabajadores del centro penitenciario dan lo mejor de sí mismos en la búsqueda de un fin común a todos, «devolver a la sociedad civil y en las mejores condiciones de reinserción a quienes han tenido el infortunio de tener que cumplir una pena en esta instalación».

De igual modo, el subdelegado alabó la labor de los centros de inserción social, como el que se encuentra en el polígono industrial del Montalvo, en la ciudad de Salamanca, donde los reclusos pueden participar en «multitud de programas formativos que les permiten adquirir formación laboral con clases teóricas y prácticas a la vez que cumplen sus condenas».

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