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Jorge Holguera Illera
Sábado, 19 de septiembre 2015, 13:28
La Marcha Teresiana entró ayer en la provincia de Salamanca a través de Cantalapiedra por 35 año consecutivo. Decenas de peregrinos recorren desde el jueves el último viaje terrenal que hizo Santa Teresa de Jesús antes de fallecer en el año 1582. La ruta se inicia en Medina del Campo y tiene como destino final Alba de Tormes, donde finalmente murió la Santa un 5 de octubre.
Este caminar al ritmo del burro que tira de un carro en el que va una imagen de la santa abulense empezó el jueves a las nueve de la mañana en las Madres Carmelitas de la Villa de las Ferias con la celebración de La Palabra inspirada en la frase teresiana Son menester amigos fuertes. Esta iniciativa es llevada a cabo cada año desde 1981 en que la organización determinó ponerla en marcha como un aliciente más en la preparación del IV Centenario de la muerte de la Santa.
Los participantes en esta intensa ruta de peregrinación que recorre los mismos lugares por los que pasó la Santa mística siguen sus huellas experimentando «que ella sigue viva y presente entre nosotros», según reza en la leyenda que anima a la participación en esta experiencia que tachan de «humano-religiosa».
Además, esta peregrinación tiene carácter interterritorial pues atraviesa provincias y varias diócesis. Comienza en la Diócesis y provincia de Valladolid y, precisamente ayer hizo entrada en la provincia y Diócesis de Salamanca.
Poco después del mediodía los vecinos de Fresno el Viejo (Valladolid) que acogieron durante la fresca noche a los peregrinos pasaron el relevo a los de Cantalapiedra, de los cuales, algunos acudieron a recibir a la comitiva al camino de Fresno, otros esperaban en las calles y muchos más acudieron a la celebración de La Palabra inspirada en el conocido Solo Dios basta de Santa Teresa. Este fue el acto matinal celebrado en Cantalapiedra, donde destacó la alegría de la que es portadora la Marcha Teresiana y con la que este grupo de personas impregna a las gentes de las localidades por las que atraviesa.
Precisamente esta iniciativa que cada año se produce en las mismas fechas, es un hálito de vida y esperanza que llega a localidades muy dolidas por la despoblación y el envejecimiento y en las que el mensaje de Santa Teresa de Jesús siempre cala profundo.
Mensajes
Los mensajes de la Doctora de la Iglesia sirven de esquema para el marchamo de esta iniciativa, cada año renovado para hacer de la misma ruta una experiencia distinta marcada por diferentes palabras de las muchas que legó la Santa andariega. Todas éstas, conocidas frases teresianas usadas como guía en cada una de las celebraciones de La Palabra, de la Reconciliación, eucaristías y otra serie de actos religiosos se encuadran dentro de la que es la idea que anima la XXXV edición de la Marcha Teresiana, es decir, su lema, en este caso Es tiempo de caminar.
En la provincia de Valladolid esta peregrinación teresiana ha dejado sus huellas a su paso por Medina del Campo, El Campillo, El Carpio y Fresno El Viejo. En esta última localidad pasaron su primera noche los peregrinos y desde la misma diversas personas se sumaron a los caminantes que empezaron en Medina del Campo. Pues esta marcha portadora del espíritu de Santa Teresa de Jesús desde el primer día va sumando kilómetros, vivencias y personas, ya que empezaron 127 peregrinos y ayer se contaron alrededor de 170 personas en Cantalapiedra, hoy se esperan unas 180 y «seguramente se junten 250 peregrinos en Alba de Tormes», en opinión de Julián Herráez, organizador actual de la Marcha Teresiana tras tomar el relevo de Eladio Briñón hace dos años. Éste es el fruto del gran impulso que porta la esencia viva de la insigne escritora mística que en esta marcha es propulsora y protagonista de las intensas vivencias que se producen en este peregrinar a través de tierras vallisoletanas y salmantinas.
Ayer en Cantalapiedra los peregrinos fueron acogidos por un pueblo que les esperó con los brazos abiertos y que les recibió en su gran iglesia de Santa María del Castillo. Hasta el altar de este gran templo de sillarejo y ladrillo introdujeron la imagen de La Santa representada en una silla, ya marcada por los síntomas de la ancianidad. La llevaron varias vecinas de Cantalapiedra con gran cariño hasta la parte más visible del templo, desde donde Santa Teresa asistió a la celebración de La Palabra.
La alegría destacó en esta celebración, al igual que en el acto desarrollado por la tarde en el monasterio de las Hermanas Clarisas con el que despidieron a la buena villa de Cantalapiedra. Mucha gente de esta localidad les acompañó hasta el pinar de Palaciosrubios, en el que se reunieron vecinos de otras localidades como Villaflores y Poveda de las Cintas.
La noche fue vivida en Palaciosrubios, en el interior de su gran templo parroquial los peregrinos y vecinos acompañantes compartieron la eucaristía bajo la frase teresiana Y tan alta vida espero. Hoy la marcha pasa por Zorita de la Frontera, Aldeaseca y Nava de Sotrobal.
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