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José Luis Martín, con algunas de las cabezas en su taller de Serradilla del Arroyo.
«Empecé como un hobbie y acabó siendo un trabajo»

«Empecé como un hobbie y acabó siendo un trabajo»

José Luis Martín es uno de los pocos taxidermistas que hay en España y desarrolla su tarea desde Serradilla del Arroyo

Silvia G. Rojo

Jueves, 27 de agosto 2015, 11:05

Con el paso de los años, al menos en la comarca de Ciudad Rodrigo, se ha convertido en algo habitual oír hablar de la taxidermia o, mejor dicho, del trabajo que desempeña José Luis Martín Moro en su taller de Serradilla del Arroyo.

Hasta allí llegan animales de todo tipo a los que este taxidermista dedicará varios meses a disecar pero, sin duda alguna, lo que identifica a este empresario que comercializa bajo el nombre de Ibernatur Taxidermia, son la caza y las cabezas de toros, seguramente, porque «son mucho más vistosas que otros animales», reconoce.

Con tan solo 12 años, José Luis realizó su primera incursión en este mundo y disecó un jabalí al que trabajó a base de sal pero, posteriormente, buscaría nuevas técnicas y formas de trabajo y «lo que empieza como un hobbie acaba siendo un trabajo», explica.

Los motivos por los que un torero o ganadero decide disecar una cabeza de toro parecen claros: el torero que realizó una gran faena y quiere guardar un recuerdo y, por lo mismo, por las buenas características del animal, el ganadero opta por esta posibilidad. En el caso de perros, gatos e incluso monos, José Luis aclara que «hay gente que nos trae a su mascota o perros de rehalas que han sido muy buenos y que han sacado al propietario de algún apuro y que también se disecan y el último ejemplo lo hemos tenido con un perro al que mató un jabalí este invierno». De igual modo, José Luis también trabaja los safaris y por eso no es de extrañar que en un momento dado le tocara disecar un mono.

A la gente le llama la atención ver meter en las plazas de toros, por ejemplo, cabezas de un volumen considerado y la pregunta más habitual suele ser: ¿Cómo lo haces? ¿Le sacas la piel y echas un spray?», indica el taxidermista, y lo cierto es que el proceso es mucho más complejo de lo que la gente se puede imaginar en un momento dado.

Este profesional tarda, de media, en entregar una cabeza unos cinco meses, «podrían estar en tres meses pero nos gusta darlas tiempo y que luego el propietario no se encuentre con un problema».

A lo largo de los años, José Luis ha comprobado que no se trabaja igual con todas las castas y que «a la hora de desollar, hay animales que son más duros que otros y cuesta más». La experiencia le dice que «los toros castaños suelen ser más blandos, más fáciles porque entra mejor el cuchillo».

Su buen hacer y destacados acabados, han propiciado que José Luis Martín trabaje con algunos de los más importantes toreros y ganaderos del momento, entre los que se encuentran Manzanares, Iván Fandiño, Juan Mora o José Tomás, que «también ha hecho alguna cosa».

Su mejor garantía son los resultados y eso ha servido para que gracias al boca a boca, la gente haya ido recomendando su trabajo y, a la vez, sumando clientes. «Es la manera que tienes para ir entrando en el mercado, a la gente le gusta y se lo recomienda a otro compañero que también acaba viniendo», matiza.

En lo que al precio se refiere, el taxidermista deja claro que «yo tengo mi precio que es lo que creo que puede valer por la calidad del trabajo y a partir de ahí, no busco abaratar y si tienes un buen acabado, el profesional lo valora».

Tras varios año de experiencia, se podría decir que José Luis Martín ha cumplido sus sueños desde el punto de vista del aficionado que es. Ya no sueña con una determinada ganadería o un encaste concreto pues, si no todos, la mayoría han pasado por sus manos. «Hace unos años pensaba en un Albaserrada, toros importantes, más avacados, pero ahora ya, se han hecho toros importantes y era uno de esos toros que tenía ahí con ganas». Hace unas semanas, llegó a su taller en Serradilla del Arroyo un toro de Conde de la Corte que fue lidiado en Coria y su intención es, poco a poco, «hacer un tipo museo o exposición itinerante en la que estén representados todos los encastes», manifiesta.

Pero en este mundo que, de una u otra manera es el del toro, han entrado igualmente con fuerza los festejos populares y los jóvenes que viven tan intensamente esta afición, también deciden disecar algunos de esos toros como por ejemplo, el famoso y a la vez polémico, Toro de la Vega que se celebra en Tordesillas.

El propio taxidermista añade que «en estos momentos, con todos los problemas que está teniendo el sector taurino, está introduciéndose mucho el toro de cajón y cada vez más; y aunque aquí en Salamanca está empezándose a ver en localidades de la comarca de Vitigudino o en Bocacara, vienen muchos toros para disecar de Valencia y Castellón, pues allí esta afición a los festejos populares es muy destacada».

Por otra parte, este trabajo, además de resultar llamativo por sí mismo, es de igual modo una de esas profesiones, si no extraña, por lo menos muy curiosa, mucho más si se tiene en cuenta que tan solo son cinco las personas que se dedican a esto de una manera más especializada y que están haciendo todas las plazas, entre ellos, José Luis.

De hecho, el empresario acude a Madrid casi todos los fines de semana y en la época de San Isidro, durante el mes de mayo, está casi todos los días en la capital de España. «Es verdad que ya no tienes que estar físicamente en todas las plazas porque después de un tiempo, la gente te conoce y trabaja contigo, y ya directamente cuando surge algo, te llaman para decirte dónde tienes que recoger un toro», comenta. En cualquier caso, y debido al volumen de trabajo con el que cuenta en su taller, sería imposible estar físicamente en todas las plazas.

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